1059 - El reloj biológico.

Sir Helder Amos | jueves, diciembre 29, 2016 |
Un par de días antes de su trigésimo cumpleaños, cuando la alarma de su reloj biológico empezó a sonar fragosamente, llamó a su hermana y se ofreció a cuidar a sus sobrinos esa tarde.

Al regresar a casa, toda despeinada, se lanzó sobre su cama y le dio un fuerte golpe a su reloj para que se callara, susurrando para sí misma "5 años más", antes de quedarse profundamente dormida por lo cansada que estaba.

Fin.

1058 - Venganza navideña.

Sir Helder Amos | lunes, diciembre 26, 2016 |
La mañana del 25 de diciembre, cuando el jefe de la pandilla de niños malos abrió el gran paquete con su nombre que había debajo del árbol de Navidad, se indignó al descubrir que adentro solo había un gran saco lleno de carbón.

Sin embargo, controlando su ira, llamó inmediatamente a sus pandilleros y, al confirmar sus terribles sospechas de que ellos también habían recibido lo mismo, se montó en su triciclo, tras organizar su vendetta, y se encaminó al Polo Norte con su tropel.

- ¡Ese gordinflón nos la va a pagar! ¡No sabe con quién se ha metido! -le anunció a su pandilla, pedaleando enfurecidamente-. ¡Vamos a quemar su casa y su fábrica con el mismo carbón que nos ha traído este año!

Fin.

Un Cuento de Navidad y Otros Microcuentos Decembrinos.

Sir Helder Amos | sábado, diciembre 24, 2016 |

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Hola queridos lectores de 365 Microcuentos, soy Sir Helder Amos, el autor y escritor de su portal preferido de microrrelados, hoy tengo el placer de escribirles estas palabras para desearles muy felices fiestas y, además, darles el regalo de navidad que he preparado para ustedes este año: Un Cuento de Navidad y Otros Microcuentos Decembrinos.

Este cuento de navidad es muy especial para mí porque fue la primera obra que escribí en el 2011 luego de haber empezado 365 Microcuentos y haber emprendido mi camino en la escritura.

En un Cuento de Navidad  narro los sucesos ocurridos la noche del 24 de diciembre de 1903, en la humilde casita de la familia Thompson, que estaba conformada por el Señor y la Señora Thompson y sus tres hijos: Joseph, Stephany y el pequeño Timmy de 8 años, quien padecía de una terrible enfermedad que lo había sentenciado a una silla de ruedas de por vida.

Ese año, la familia Thompson intentó seguir paso a paso la rutina de sus celebraciones navideña, a pesar de los indicios de que la enfermedad del pequeño Timmy empeoraba con cada momento que pasaba, ningún miembro de la familia estaba preparado para lo que sucedería esa noche, porque rompería sus preciadas costumbres de noche buena y que, además, cambiaría sus vida para siempre.

Adicionalmente, pueden encontrar algunos microcuentos decembrinos que he publicado en este portal hace un par de años.

Así que cómo regalo para ustedes, mis queridos y apreciados lectores, les traigo mi primer Cuento de Navidad totalmente gratis por los días de estas festividades, el cual pueden descargar en este enlace y leerlo en su aplicación de Kindle.

Pero, pensando en todos ustedes, para que nadie se quede sin su regalo de navidad que les he traído este año, si no tienen un dispositivo Kindle, los invito a que descarguen gratuitamente la aplicación oficial de Kindle de Amazon (haciendo click en este enlace)  en cualquiera de sus dispositivos móviles, no importa si usan Apple, Android o cualquier otro, porque esa es una de las ventajas que tiene la app de Kindle: que se puede usar en cualquier dispositivo.

Además, si por mala suerte leen este post luego de la promoción gratuita de regalo de navidad, también pueden unirse al programa Amazon Kindle Unlimited  (haciendo click en este enlace) y disfrutar de todos sus beneficios por 30 días, en los cuales podrás descargar  y leer, durante ese periodo, miles de libros gratuitamente incluyendo Un Cuento de Navidad y Otros Microcuentos Decembrinos, sin tener que pagar su precio original de $ 0,99

Así que no me queda más que desearles unas muy felices navidades y que, por supuesto, disfruten y les guste este Cuento de Navidad que les he traído hoy con mucho amor cómo regalo especialmente para ustedes, mis lectores.

Un millón de besos,
Sir Helder Amos


1057 - El milagro de navidad.

Sir Helder Amos | viernes, diciembre 23, 2016 |
Ese año dejó de creer en la navidad, así que botó la caja llena de adornos navideños que había pasado de generación en generación en su familia; de igual manera, rechazó todas las invitaciones a fiestas y cenas navideñas porque, por primera vez en 35 años, había perdido su espíritu navideño.

De tal forma, en la nochebuena, se quedó encerrado en su pequeño departamento, cerró todas las ventanas y puertas con la única llave que tenían para que nadie lo molestara y, después de servirse un vaso de leche y un plato con galletas de chispas de chocolates, trabajó toda la noche hasta quedarse profundamente dormido sobre sus papeles sin ni siquiera tocar su comida.

Al día siguiente, se extrañó mucho al abrir los ojos y notar, inmediatamente, que el vaso de leche y el plato de galletas estaban vacíos. Luego, cuando sintió un delicioso y fresco aroma en su nariz, alzó a vista y, poniéndosele la piel de gallina, descubrió que, en medio de su pequeño departamento, había un gran pino decorado con todos los adornos navideños que había desechado y, debajo, había un gran regalo empacado con un papel rojo brillante y un lazo blanco como la nieve.

Fascinado, tomó el regalo entre sus manos y, con una sonrisa, leyó la pequeña tarjeta que estaba dedicada a: "Mi idiota preferido" (con su nombre entre paréntesis) y firmada por Santa.

Fin.

1056 - El pingüino volador.

Sir Helder Amos | martes, diciembre 20, 2016 |
Después de que surcó las profundas y congeladas aguas del océano antártico; cuando salió a la superficie, y alzó su mirada al brillante cielo azul para tomar un poco de aire, se preguntó cómo hacían el resto de las aves para nadar entre las nubes.

Fin.

1055 - El ciempiés sagrado.

Sir Helder Amos | viernes, diciembre 16, 2016 |
- Tengan cuidado por donde caminan -advirtió el profesor a sus alumnos, mientras los guiaba por el templo milenario-. Estas ruinas están colmadas de ciempiés que eran considerados sagrados por las antiguas civilizaciones que vivían aquí. Así que debemos respetar sus creencias y tener mucho cuidado de no pisar ninguno, porque si les hacemos daño podríamos tener una vida llena de desgracias.

Sin embargo, el niño más inteligente de la clase, mientras se jactaba con sus amigos que él no creía en ninguna de esas historias y creencias divinas, le dio un pisotón a un grotesco ciempiés que yacía en frente de él para demostrarle a sus compañeros lo que decía.

Al ver este gran acto de rebeldía, todos los demás alumnos se sorprendieron tanto que gritaron aterrados y, cuando sus estruendosos gritos resonaron por todo el templo, las paredes empezaron a crujir y a desmoronarse.

- ¡Corran! -gritó el profesor, al notar que era cuestión de segundos antes de que el templo se viniera abajo.

No obstante, a pesar de las rocas que caían del techo, casi todos los alumnos salieron ilesos del templo menos uno, aquel que había pisado el ciempiés se tropezó mientras corría y se torció el tobillo del mismo pie con el que había pisado al insecto. Lo que le enseñó una valiosa lección a sus compañeros aunque, después del accidente, el pequeño rebelde continuara con su vida como si nada y, pensando que todo había sido una casualidad de muy mal gusto, siguiera creyendo ferviente en sus palabras.
Fin.

VIDEO: 10 Microcuentos en 1 Minuto: Compilación de los Microrrelatos 1040 al 1049.

Sir Helder Amos | jueves, diciembre 15, 2016 |

Compilación de 10 Microcuentos en 1 Minutos con fragmentos de los siguientes cuentos:











Les recuerdo que los microrrelatos del video son solo fragmentos de los originales, así que los invito a que lean la versión completa de las microficciones que más les gusten porque podrían sorprenderse con su final o principio. 

Así mismo los invito a que se subscriban en el nuevo canal de youtube de 365 Microcuentos, haciendo click aquí.

También puedes seguir 365 Microcuentos en las redes a través de: 
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Todos los Microcuentos en este video y la página web tiene los derechos reservados por su autor: Sir Helder Amos.


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1054 - El negociante.

Sir Helder Amos | martes, diciembre 13, 2016 |
Bajó al infierno, con los bolsillos vacíos, dispuesto a venderle su alma al diablo para cumplir sus sueños; sin embargo, cuando subió de regreso, volvió con su alma, sus sueños y hasta la mismísima alma del diablo dentro de sus bolsillos.

Fin.

1053 - El niño y la enfermedad.

Sir Helder Amos | domingo, diciembre 11, 2016 |
- ¡No tengo hambre! -chilló el pequeño, apartando su plato lleno de comida a un lado.
- ¡¿Cómo que no vas a comer?! -vociferó su madre-. ¡Tienes que comer! ¡No has comido nada en todo el día!
- Pero no tengo hambre, mamá, no quiero comer -gritó el niño, enfurruñándose.
- ¡Tienes que comer, porque si no te enfermas! -lo amenazó su madre, acercándole el plato.
- ¡Pero, mamá! -protestó el pequeño, apartando el plato-. ¡Ya estoy enfermo!
- Bueno... Eh... ¡Por eso tienes que comer, querido! -le replicó su madre, acercándole el plato, después de hesitar por un momento-. Porque si no comes, no te vas a curar.
- ¡Pero, pero mamá! No tengo hambre, -reprochó el niño, apartando el plato-. Además, el doctor dijo que era incurable.
- ¡Ay mi amor! -clamó su madre, tropezando y dejando caer el plato de comida, al abalanzarse sobre su hijo para besarle la coronilla mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas.

Fin.

1052 - La locura del cisne negro.

Sir Helder Amos | jueves, diciembre 08, 2016 |
En un día soleado, mientras observaba su reflejo en el lago, un majestuoso cisne negro llegó volando y se posó dulcemente sobre la calmada superficie del agua a tan solo un par de metros de distancia.

Anonadado por la belleza del animal, se preguntó por qué, en la actualidad, los cisnes negros son utilizados para representar locura y manía si, en realidad, son aves tan lindas que harían sonreír a cualquiera que posara sus ojos sobre ellas.

Sin embargo, el cisne negro, al ver que el joven sonreía y lo miraba fijamente, se le acercó nadando muy lentamente y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, pegó un graznido y le picó ambos ojos, transformando su sonrisa y felicidad en llanto y sufrimiento.

Después de dejarlo ciego para siempre, el imponente cisne desplegó sus esplendorosas alas tan negras como la noche y se fue volando, surcando el brillante cielo azul como si fuera una sombra pasajera.

Fin.

1051 - El precio de los deseos.

Sir Helder Amos | martes, diciembre 06, 2016 |
Cuando el anciano estaba limpiando todos los artículos de su tienda de antigüedades, se sorprendió cuando la lámpara de aceite que tenía en sus manos se calentó y empezó a vibrar fuertemente al frotarla con el paño sucio con el que hacía sus quehaceres.

- Por haberme liberado, -clamó una voz desde la nube de humo que había salido de la lámpara-. Te concederé tres deseos.
- ¿Tres deseos? -preguntó el anciano, cerrando mucho los ojos para poder ver al genio que aparecía, lentamente, a medida que se dispersaba el humo y polvo que lo rodeaba.
- Sí, tres deseos, sin límites ni restricciones, solo dime lo que deseas y se te será concedido.

El anciano, sentándose en el piso, se puso a pensar en todas las cosas que le gustaría pedirle al genio: una mansión, un vehículo nuevo, unas vacaciones por las Bahamas, etc. Sin embargo, cuando volvió en sí y miró a su alrededor, vio su preciada tienda, un retrato de su amada familia y, considerando lo feliz que era su vida, dijo:

- ¿Sabes, genio? No deseo nada.
- ¿Estás seguro de tu decisión?-le preguntó el genio, sorprendido-. Lo más probable es que más nunca puedas tener otra oportunidad como esta en lo poco que te resta de vida.
- Sí, estoy seguro. Si algo he aprendido en todos los libros que he leído, las historias que he escuchado y las películas que he visto, es que todos los deseos que se le hacen a los genios de las lámparas vienen con terribles consecuencia.
- Muy sabia deducción, pero estás errado. Verás, -comenzó a explicarle el genio al anciano, sentándose a su lado-. No es que todos los genios concedemos deseos con terribles consecuencias, si no que, al igual que las cosas materiales, todos los deseos tienen un precio que hay que pagar para obtenerlos. El problema es que los humanos, al desear, solo lo hacen pensando en las cosas buenas y positivas que traerían sus deseos a sus vidas sin tomar en cuenta la parte negativa y las consecuencias que acarrearían; porque cada deseo representa un cambio, usualmente drástico, a vuestras vidas y la mayoría no quiere cambiar su vida, si no que aspiran todos los beneficios de sus deseos en su bien conocida rutina. Esto, sin mencionar que olvidan la dualidad del universo y el balance entre bien y el mal, lo bueno y lo malo; es por eso que muchos, para no decir todos, se decepcionan de sus deseos y han creado tales historias nefastas sobre nosotros los genios.
- Entonces, todo es cuestión de considerar lo bueno y lo malo de lo que deseamos y aceptar los cambios que estos traigan-concluyó el anciano, pensativo.
- Sí. No hay trucos, ni trampas, solo cambios. ¿Entonces, sabiendo esto, cambiaste de parecer? ¿Te gustaría pedir tus tres deseos?
- No, gracias -sentenció el anciano, seguro de sí mismo-. Prefiero seguir mi vida y ser feliz con lo que tengo.
- Está bien, -dijo el genio, poniéndose de pie, pero, al ver la cálida tienda de antigüedades y el amistoso rostro del anciano, le preguntó: "¿Puedo quedarme?"
- Sí, sí, sí, claro quédate el tiempo que quieras -le respondió el anciano con una gran sonrisa.

Y desde entonces, el genio vivió en la tienda de antigüedades de su gran amigo y lo ayudó en todo lo que pudo, sin que éste nunca le pidiera ni deseara nada.

Fin.

1050 - El genio claustrófobico.

Sir Helder Amos | domingo, diciembre 04, 2016 |
Cuando finalmente salió de la pequeñísima lámpara donde había pasado más de mil años encerrado, se lanzó sobre su salvador y, besándole los pies, le ofreció cumplirle tres deseos por haberlo sacado de su asfixiante prisión.

Fin.

VIDEO: 10 Microcuentos en 1 Minuto: Compilación de los Microrrelatos 1032 al 1039.

Sir Helder Amos | viernes, diciembre 02, 2016 |

Fragmentos de los Microcuentos 1032 - 1039, para leerlos completos puedes hacerlo a través de los siguientes enlaces:

1032 - El Demonio del Bosque: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1033 - Un Sueño de Amor: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1034 - La Tragaperras: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1035 - ¡Te Amo!: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1036 - El Perro Maravilla: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1037 - Medusa y el Basilisco: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1038 - El Príncipe de Fuego y la Montaña de Hielo: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1039 - El Microcuento de Halloween: http://www.365microcuentos.com/2016/1...

1049 - La gran muralla china.

Sir Helder Amos | jueves, diciembre 01, 2016 |
Cuando el viajero llegó a china, tuvo que interrumpir su periplo al encontrarse con aquella gran muralla en su camino, porque cada vez que pedía indicaciones para continuar su travesía, no entendía ni chin ni chan de lo que le decían.

Fin.

1048 - El juego del amor.

Sir Helder Amos | lunes, noviembre 28, 2016 |
- ¿Podrías ponerle pausa a tu juego? Tenemos que hablar -sentenció su novia, parándose en frente del televisor.
- ¡Querida! ¡No puedo! ¡Dame un permiso! -gritó el novio, exaltado-. ¡Estoy jugando un juego online y no le puedo poner pausa!
- No me interesa, tenemos que hablar, quiero que nos tomemos un tiempo.
- ¿Qué? -balbuceó el novio, palideciendo y soltando el control de juego-. ¿Estás terminando conmigo?
- No, -chilló su novia-. Solo te estoy pidiendo que no demos un tiempo.
- Pero... Pero, en los juegos en línea... no hay pausas ni tiempos.
- ¡¿Puedes olvidarte ya de tu jueguito?! -gritó su novia, enfurecida.
- No es mi juego, es nuestro juego, -explicó el novio, llevándose la manos a la cabeza-. Porque el amor es como un juego en línea, no hay pausas ni tiempos libres, o jugamos y nos arriesgamos, o no jugamos y no somos nada.

Fin.

1047 - El pavo de acción de gracias.

Sir Helder Amos | jueves, noviembre 24, 2016 |
El miércoles, el pavo de acción de gracias pasó todo el día en la granja cacareando de aquí por allá, haciendo la lista de todas las cosas por las que tenía que dar gracias al día siguiente; sin ni siquiera sospechar que, al día siguiente, no tendría oportunidad de ser agradecido porque, en cambio, todos darían gracias por tenerlo rostizado en el centro de la mesa.

Fin.

1046 - El ascensor del demonio.

Sir Helder Amos | lunes, noviembre 21, 2016 |
- ¿Este es tu edificio? -le preguntó su amiga, sorprendida, sacando la cabeza desde la ventanilla del taxi.
- Sí, sí, Sarah; pero, vamos, bájate y subamos a mi departamento.
- ¡Vale! Voy, voy; pero ayúdame con el equipaje.
- ¡¿Por qué traes tantas cosas si solo te vas a quedar una semana?!
- Porque tú sabes cómo soy yo -respondió Sarah, mientras entraban al vestíbulo del edificio.
- ¡Siempre tan fabulosa! Nunca cambias, ¡¿eh?!
- Ya sabes lo que dicen, "árbol que nace torcido..." -empezó a decir Sarah, mientras presionaba el botón para llamar al ascensor-. Pero... ¡Hey, hey, hey! ¿A dónde vas? ¡El ascensor ya viene!
- Ven, vamos por las escaleras.
- ¡¿Las escaleras?! -preguntó Sarah, anonadada-. ¿Estás loca? ¿Por las escaleras con estos tacones y todo mi equipaje? ¿En qué piso vives?
- En el 16 -respondió su amiga, ruborizándose.
- ¡¿Qué?! ¿Y por qué demonios quieres subir 16 pisos por las escaleras?
- ¿No te conté?
- No, así que hazlo -chilló Sarah, presionando repetidamente el botón para llamar al ascensor.
- ¡Deja eso! -le replicó su amiga, dándole un golpecito en la mano-. Pues, vamos por las escaleras, porque se han escuchado varios historias de que el ascensor de este edificio está maldito.
- ¿De qué rayos hablas?
- Pues, según mis vecinos e, incluso, la señora que me arrendó el apartamento, todos los que se han montado en el ascensor han tenido experiencias paranormales.
- ¿Y tú crees en todo eso?
- No... Pero, aja, no quisiera arriesgarme.
- Y yo no quisiera arriesgarme a subir 16 pisos con todo este equipaje en estos tacones, así que vamos, sube, usaremos el ascensor -sentenció Sarah, jalando a su amiga por sus ropas y arrastrándola con ella dentro del ascensor que acababa de abrir sus puertas.

-¡Esperen! -se escuchó una voz desde el vestíbulo.

Luego de presionar el botón con el número 16, justo antes de que se cerraran las puertas, un hombre de traje negro, muy guapo, de cabello corto arenoso y dos hermosos ojos que, a pesar de ser colores distintos: el derecho de color azul y el izquierdo dorado, hacían juego con su hermosa sonrisa, entró corriendo al ascensor.

- ¡Muchas gracias! -dijo el hombre, marcando el botón con el número 6.
- De nada -dijo Sarah, sonriendo y, dándole un codazo en las costillas a su amiga, le susurro: ¿Viste? ¡Y tú que querías usar las escaleras!
-¡Shh! ¡Deja! -le susurró su amiga.

Sin embargo, mientras las dos amigas discutían en silencio entre ellas, no se percataron de que el ascensor no se detuvo en el piso seis, a pesar de que el desconocido hubiera presionado el botón y siguió subiendo; pero cuando iban por el piso número 12, el hombre, volteándose, les preguntó:

- ¿No han escuchado las historias que dicen los vecinos sobre este ascensor?
- Sí -respondió Sarah, ganando la pelea contra su amiga-. Pero yo creo que son puros inventos.
- Yo no estaría tan seguro -dijo el hombre, dándoles la espalda nuevamente y, cuando la luz indicó que habían alcanzado el piso número 13,  presionó el botón de emergencia para detener el ascensor.
- ¡Oye! ¿Quién te crees que eres? -chilló Sarah-. ¡¿Qué haces?!

Pero cuando extendió su brazo para agarrar el hombro del hombre y voltearlo para darle una cachetada. Cuando sus dedos hicieron contacto con él, se escuchó un estruendo y todo quedó en completa oscuridad por un par de segundos, en los cuales las dos amigas gritaron aterradas, hasta qué, después de un parpadeo de las luces, todo se iluminó de nuevo y, cuando los ojos de las chicas se adaptaron a la claridad, sintieron como hasta la última gota de sangre su cuerpo se helaba al ver que se encontraban totalmente solas dentro del elevador y, cuando sonó la campanilla al llegar al piso número 16 y se abrieron las puertas, las dos amigas salieron corriendo y gritando por el pasillo como alma que lleva el diablo.

Fin.

1045 - El tercer ojo.

Sir Helder Amos | viernes, noviembre 18, 2016 |
Cuando lo abrió, todo tuvo sentido.

Fin.

1044 - La beldad de la Reina Bruja.

Sir Helder Amos | martes, noviembre 15, 2016 |
A pesar de que sabía que nadie le creía, cuando las doncellas le preguntaban cuál era su secreto para mantenerse tan joven y verse tan bella todo el tiempo, la Reina solo se limitaba a esbozar una sonrisa sombría y a responder, descaradamente, que no tenía ningún secreto y que toda su gran belleza era natural.

Fin.

1043 - Amor sincero, futuro incierto.

Sir Helder Amos | sábado, noviembre 12, 2016 |
- Entonces... Me mentiste... -balbuceó la chica, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas-. Tenían razón... Mis amigas tenían razón, me mentiste cuando dijiste que me amabas.
- No, espera un momento, yo te amaba cuando te dije esas palabras, de verdad, fui sincero; pero si tan solo hubiera sabido que todo esto iba a pasar... ¡Bah! ¡Al demonio! ¡Igual te lo hubiera dicho! -chilló el chico, rompiendo en llanto-. ¡En verdad lo sentía cuando te dije que te amaba!

Fin.

1042 - Las sirenas homofóbicas.

Sir Helder Amos | miércoles, noviembre 09, 2016 |
Cuando vieron que sus cantos no afectaban a aquel hermoso hombre, se enfurecieron tanto que lo atacaron con chorros de agua e, indignadas, mostrándole su dedo medio, le gritaron vulgaridades.

Fin.

1041 - El hijo del Diablo ~ Depresión posparto.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 06, 2016 |
Después de aquellas largas y dolorosas horas de parto, cuando finalmente tuvo al ensangrentado y recién nacido bebé entre sus brazos, gritó horrorizada:

- ¡Qué horrible!¡Quitámelo de encima! ¡Es un monstruo! ¡Mátalo! ¡Es el hijo del demonio! ¡Mátalo! ¡Mátalo!

Fin.

1040 - Las amapolas de la Bella Durmiente.

Sir Helder Amos | jueves, noviembre 03, 2016 |
La mañana de su aniversario, cuando su esposo despertó y la vio dormir tan bella y plácidamente, decidió darle una sorpresa y llenó la habitación con cientos, no, con miles de amapolas de todos los colores para que, cuando su querida esposa despertara, se viera rodeada de sus flores favoritas y se sintiera la mujer más feliz del mundo; pero a pesar de la emoción que sentía mientras esperaba que su amada despertara, el hombre se dejó cautivar por el dulce aroma de las amapolas, que era tan fuerte, que hizo que él también se quedara profundamente dormido y fueran felices para siempre.

Fin.

1039 - El microcuento de Halloween.

Sir Helder Amos | lunes, octubre 31, 2016 |
Después que lo leyó, sintió como toda su piel se le ponía de gallina.

Fin.

1038 - El Príncipe de Fuego y la Montaña de Hielo.

Sir Helder Amos | viernes, octubre 28, 2016 |
Hace mucho tiempo, en medio del Océano Pacífico, había dos pequeñas islas cercanas, cada una con una gran montaña que alcanzaba los cielos, pero a pesar de su similitud eran muy diferentes, porque eran conocidas como la Isla de Hielo y la Isla de Fuego.

La Isla de Hielo era una isla desierta que fue llamada así porque la gran montaña que había en su centro estaba cubierta por una bella capa de nieve; mientras que la Isla de Fuego era conocida por su montaña rocosa y porque, a diferencia de su vecina, estaba habitada por la gente de fuego, que eran seres muy calientes que emanaban fuego de sus cuerpos.

La Isla de Fuego y su gente eran gobernadas por el Rey de Fuego, quien tenía un único hijo, el Príncipe, que estaba obsesionado con la belleza y blancura de la Montaña de Hielo de la isla vecina. Pero tan pronto el Rey notó el interés de su hijo, le prohibió hablar, mirar y pensar en la Montaña de Hielo, para que no cometiera el mismo error que él había incurrido hace un par de décadas atrás y, en cambio, lo motivó a que siguiera sus pasos y continuara el reinado que había establecido con tanto trabajo y esfuerzo en la Isla de Fuego.

Sin embargo, tan pronto el Príncipe de Fuego cumplió la mayoría de edad, abandonó el castillo y se fue a vivir a la Montaña de Hielo para disfrutar de su soledad y su blanca belleza, a pesar del daño que el clima frío le hacía a su caliente cuerpo.

Con el pasar de los años, el Príncipe de Fuego estableció su propio reinado sobre unas ruinas que descubrió en la Isla de Hielo, donde recibía a todos aquellos que decidían dejar la Isla de Fuego; pero a pesar de su esfuerzos, su reinado no consiguió muchos habitantes porque, eventualmente, todos regresaban a la Isla de Fuego por el gélido clima de la montaña, dejando al Príncipe solo de nuevo.

Hasta que un día, con la muerte del Rey de Fuego, todos los habitantes de su isla, confundidos, sin tener a un monarca que los guiara, recogieron todas sus cosas y se mudaron a la Montaña de Hielo, donde el Príncipe de Fuego los recibió en su reinado con los brazos abiertos, muy contento de tener compañía después de todos aquellos años de solitud.

Pero con el pasar del tiempo, el calor que emanaba la gente de fuego fue derritiendo el hielo de la montaña y dejando al desnudo su rocosa contextura, mientras que la desolada montaña de la Isla de Fuego fue cubriéndose poco a poco de una bella capa nieve hasta quedar completamente helada, la cual despertó el interés del único hijo que el Príncipe, ahora, Rey de Fuego había tenido con la bella damisela que había desposado.

Fin.

¿Donde estaba Mario? por Sir Helder Amos.

Sir Helder Amos | viernes, octubre 28, 2016 |
Hola queridos microlectores, esta vez no les traigo un microcuento, si no mi primera novela ligera que he publicado de la mano de Editorial Samarcanda y que me gustaría compartir con ustedes, la cual se llama ¿Dónde estaba Mario? y he escrito inspirado en grandes obras de la literatura y del arte de animación japonese bajo una temática de misterio y romance; pero para que tengan una idea más clara aquí tienen la sinopsis de la novela: 

Descarga y compra la primera novela ligera del escritor famoso Sir Helder Amos en android apple amazon, el corte inglés  etc.
¿Dónde estaba Mario? 
Mario era un veinteañero citadino como cualquier otro, con amigos, un trabajo estable y un pequeño apartamento en el corazón de la ciudad, así que podría decirse que lo tenía todo; sin embargo, Mario no se sentía cómodo con la realidad y monotonía de su vida, por lo que su más grande sueño era vivir una aventura fantástica en un lugar maravilloso, como sucedía en los libros de ficción que tanto leía y amaba.  
Una noche, tras recibir una misteriosa carta, el sueño de Mario se hizo realidad y desapareció, sin dejar rastro, de la faz de la tierra; pero después de un mes, al haber cometido una estupidez por la chica de la que se había enamorado, Mario regresó a su vida cotidiana, sin poder revelar dónde y qué estuvo haciendo durante ese tiempo.  
Sin tener más opción que mentir, Mario inventa unas series de excusas absurdas a sus amigos y compañeros de trabajo para poder mantener su secreto; a pesar de lo mucho que le gustaría gritar, a los cuatro vientos, dónde estuvo durante esas cinco semanas y qué estuvo haciendo, porque en aquel maravilloso lugar sus sueños de vivir una aventura fantástica se habían hecho realidad y hasta había conocido al amor de su vida.  
Y tú... ¿Podrás descubrir dónde estaba Mario? 
Así que si te gustan mis microcuentos, espero puedas adquirir ¿Dónde estaba Mario? y la disfrutes tanto como disfruté escribiéndola. Ya que me encantaría que todos mis microlectores alrededor del mundo que puedan leerla y me den sus opiniones sobre ella para que, poco a poco, pueda seguir creciendo como escritor.

¿Dónde estaba Mario? se encuentra disponible en físico (papel) en Amazon, o si son más tecnológicos, pueden comprar la versión e-book disponible para iBooks, Google Play Books, KindleKOBO, El Corte Inglés y en la Casa del Libro.

1037 - Medusa y el Basilisco

Sir Helder Amos | martes, octubre 25, 2016 |
Cuando sus miradas se cruzaron, se quedaron como petrificados por el odio y envidia que se tenían.

Fin.

1036 - El perro maravilla.

Sir Helder Amos | sábado, octubre 22, 2016 |
Ese día, en la escuela, después de que todos en la clase hubieran presentado a su superhéroe favorito y hablado un poco de sus superpoderes y de sus hazañas, cuando finalmente le tocó el turno a Andrea, esta sacó, con manos temblorosas, una foto de su perro y, antes de que sus compañeros pudieran burlarse porque su mascota no era un superhéroe, expuso con voz firme: 

- Mi superhéroe preferido es mi perro porque, sin importar cuán mal me sienta o qué tan duro haya sido mi día, tan pronto llego a casa y escucho sus ladridos, tiene el superpoder de hacerme sentir de maravilla.
Fin.

1035 - ¡Te amo!

Sir Helder Amos | miércoles, octubre 19, 2016 |
- ¿Qué dijiste? -le preguntó, escéptico, sin poder creer lo que acaban de escuchar sus oídos.

Fin.

1034 - La tragaperras.

Sir Helder Amos | domingo, octubre 16, 2016 |
Cuando escuchó el carro de su mujer entrar al estacionamiento de la casa, interrumpió la partida de póker con sus amigos y gritó:

- ¡Llegó la tragaperras! ¡Rápido! ¡Recojan todo! -mientras buscaba, apresurado, el control del televisor y ponía el juego de fútbol.

Consternados y sin tener tiempo para pedir explicaciones, sus amigos recogieron y escondieron todo rápidamente, así que cuando la mujer entró en la casa, los encontró sentados en el sofá viendo el partido y, tras mirarlos perspicazmente, los saludo:

- Hola amor, hola chicos, ¿cómo están? ¿Viendo el juego?
- Sí -respondieron todos al unísono, sin apartar la mirada del televisor.

Sin decir nada más y tras volver a mirarlos viciosamente, la mujer subió las escaleras y se encerró en su recámara.

- ¡¿Qué demonios fue todo eso?! -preguntó uno de los amigos, al escuchar la puerta de la habitación cerrarse.
- ¿La tragaperras? -preguntó otro.
- Disculpen, pero ya saben cómo es mi mujer, si nos hubiera encontrado jugando y hubiera visto todo lo que había ganado, se hubiera empeñado en que, como una tragaperras, gastara en ella hasta el último centavo.

Fin.

1033 - Un sueño de amor.

Sir Helder Amos | jueves, octubre 13, 2016 |
Cuando despertó súbitamente, un poco después de la media noche, lo hizo con el corazón acelerado y  una gran sonrisa en su rostro; sin embargo, cuando miró al otro lado de la cama y lo encontró tan frío y solitario como siempre había estado, descubrió que todo había sido un sueño y, abrazando fuertemente su almohada, se puso a llorar hasta que se volvió a quedar profundamente dormido.

Fin.

1032 - El demonio del bosque.

Sir Helder Amos | lunes, octubre 10, 2016 |
Lo primero que escuchó la sacerdotisa al llegar a la aldea fueron las suplicas de sus habitantes para que exorcizara el terrible demonio del bosque que la rodeaba, debido a que estaba acabando, poco a poco, con sus vidas, porque cada tres días desaparecía uno de los cazadores, taladores o recolectores que se adentraban en él para buscar carne, leña o frutas.

Al día siguiente, el tercero después de la última desaparición, la sacerdotisa no permitió que nadie ingresara en el bosque, y se adentró ella misma en él para complacer a los aldeanos y rezar algunas oraciones.

Durante su camino, la sacerdotisa  se paseó por entre los esplendorosos árboles del bosque, apreciando su belleza y sus deliciosos olores, hasta que llegó a un pequeño claro, donde puso manos a la obra.

Sacando de uno de sus bolsillos un frasquito que contenía un misterioso polvillo blanco, la sacerdotisa lo utilizó para dibujar un círculo y varios símbolos extraños en el piso del frondoso claro y, luego, se paró en el centro de éste a hacer sus oraciones. Pero no había comenzado bien a rezar, cuando, de entre los arbustos, saltó un majestoso conejo, tan blanco como la nieve y con dos grandes ojos de distintos colores: uno tan rojo como la sangre y el otro tan azul cómo el cielo en un día soleado, que se detuvo a un par de metros de ella a observarla, moviendo sus largas y delicadas orejas con curiosidad.

Al percatarse de que tenía compañía, la sacerdotisa guardó silencio y, encantada por la belleza del animal, se arrodilló para llamarlo y poder acariciarlo. Pero al ver que este no se acercaba, la sacerdotisa dio un paso hacia él, saliéndose del círculo que había dibujado y, tan pronto lo hizo, el mullido y majestuoso conejo blanco saltó sobre ella, quien empezó a acariciarlo plácida y frenéticamente.

Luego de pasar un par de horas  acariciando el suave pelaje del conejo, la sacerdotisa descubrió que a pesar del hambre, sed y sueño que tenía, no podía detenerse porque, por más que quisiera o intentara soltar al animal, su cuerpo no respondía y durante los próximos tres días no hizo más que acariciar a aquel misterioso conejo blanco hasta que cayó sin vida sobre el piso del frondoso claro.

Y una vez libre, el conejo, dando pequeños saltitos, se perdió entre los arbustos buscando a su próxima víctima.

Fin.

1031 - El robot humano.

Sir Helder Amos | jueves, octubre 06, 2016 |
Cuando llegó corriendo al trabajo, preocupado porque su alarma no había sonado y se había quedado dormido, se consternó mucho al encontrarse con que la oficina estaba cerrada. Pero todas sus dudas se dispersaron cuando, antes de sacar su celular para llamar a su jefe, escuchó las campanas de una iglesia distante y recordó que era domingo, el único día libre que tenía.

Fin.

1030 - El fantasma de la abuela

Sir Helder Amos | lunes, octubre 03, 2016 |
- ¡¿Qué fue eso?! -le pregunté a mi madre, mientras hablaba con ella por teléfono, después de escuchar el estallido de un vidrio al otro lado de la línea-. ¡¿Estás bien?!

- Sí, tranquila, hija, solo fue un vaso que se cayó.

- ¿Y papá? ¿Está bien? ¿No le pasó nada?

- No, tu papá está arriba.

- ¡¿Y a quién se le cayó el vaso?!

- A nadie, querida, no te preocupes, estaba sobre la mesa y se cayó.

- Pero, ¿Cómo, mamá?

- Se cayó solo, querida, tú sabes la condición en la que heredamos esta casa.

- Ay, mamá, ¿Y por qué no la venden? ¿Por qué no se vienen a vivir conmigo? ¿Por qué no hablas con papá y tratas de convencerlo? ¿No les da miedo?

- Sí, mucho, no sabes cuánto quisiera yo mudarme, querida, pero tú conoces a tu padre, él nunca abandonará esta casa mientras que tu abuela siga aquí.

Fin.

1029 - La mujer y la otra.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 29, 2016 |
Cuando regresó de la hora del almuerzo, se encontró con dos mensajes en su bandeja de correo: el primero era de su mujer que decía: "Los niños se quedarán en la escuela hasta tarde, ¿qué te parece si vamos al cine? Sólo tú y yo, cómo en los viejos tiempos" y sin ni siquiera revisar su agenda, soltó un bufido y le respondió: "No puedo, tengo una reunión importantísima con los inversionistas esta tarde".

Luego, cuando leyó el segundo mensaje, que era de la otra y decía: "Estoy aburrida. Vamos a vernos." su corazón dio un brinco y llamó a su secretaría para que cancelara todas sus citas, a pesar de no tener ninguna, y le respondió: "Ya voy por ti."

Fin.


1028 - El robot sagaz.

Sir Helder Amos | martes, septiembre 27, 2016 |
Tan pronto cobró vida y vio a su desaliñado creador reírse lunáticamente antes de empezar a brincar y correr por todo el laboratorio gritando: "¡Está vivo! ¡Está vivo!"; estiró su brazo y jaló todos los cables que lo conectaban a la fuente de poder para generar un corto circuito y apagarse para siempre.

Fin.

1027 - Síndrome de Estocolmo.

Sir Helder Amos | sábado, septiembre 24, 2016 |
- ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué yo? ¡Déjame ir! ¡Por favor! -le supliqué a mi captor con lágrimas en los ojos, luego de que finalmente me hubiera sacado aquel trapo sucio y maloliente de la boca.

- ¿Por qué tú? ¿En verdad quieres saberlo? -me preguntó, con una chispa en sus grandes y oscuros ojos.

- ¡Sí! ¡No tengo dinero, ni soy famosa, ni nada, soy una cualquiera! ¿Por qué me haces esto? ¡Por favor! ¡Déjame ir!

- ¡Shhh! ¡Cállate! ¡O te vuelvo a amordazar! A ver... ¿Por qué tú?.. En verdad no puedo creer qué me preguntes eso, si tú sabes muy bien porque lo hago... ¡Shhh!.. Sí, no me mires con esos dulces ojos, porque tú sabes que te he escogido porque eres perfecta. Sí, PER-FEC-TA, en todos los sentidos, eres bella, inteligente, interesante, culta, siempre eres la primera en todo y nadie puede igualarte. Y si tenía que escoger a alguien, ¿por qué no escoger a la mejor de todas? ¿Por qué no escogerte a tí que resaltas entre las demás?

- ¡Porque yo no soy nada de eso! ¡Yo solo soy una más, cómo las demás!

- ¡Shhh! No, no, no, no digas eso -me dijo, colocando su largo y huesudo dedo índice sobre mis labios-. Tú eres bella, perfecta, la mejor de todas y nadie puede decir lo contrario.

- ¿En serio lo crees..? -le pregunté, titubeando.

-¿Qué cosa?

- Que soy bella... perfecta... -balbuceé, incapaz de creer que alguien tuviera una percepción tan buena de mí.

- ¡Claro que sí! ¡Si para mí eres como una Diosa!

Fin.

1026 - El Dorado.

Sir Helder Amos | miércoles, septiembre 21, 2016 |
A pesar de que el guía turístico nos había advertido de que no debíamos separarnos del grupo, mientras caminaba por aquellas verdes y maravillosas montañas, sentí cómo estas me susurraban al oído y me incitaban a que me adentrara en ellas, cautivado por su belleza y la dulce voz que despertaba mis instintos, me separé del grupo y me perdí entre las colinas.

Siguiendo aquel misterioso susurro, caminé, o mejor dicho,  corrí por horas, embelesado por la magnificencia del verde y oloroso pasto lleno de flores que cubría las montañas y los animales tan dóciles y peculiares que nunca antes había visto en mi vida, sin ni siquiera cansarme, me alimenté de las bayas y frutos que conseguía en mi camino y, al anochecer, como si fuera un cuento de hadas, dos hermosas llamas blancas como la nieve se acercaron a mí y pude dormir acurrucado entre ellas sin pasar ni un solo momento de frio.

Al día siguiente seguí mi camino y, al atardecer, descubrí que aquel susurro me había guiado hasta un antiguo pueblo hecho de oro macizo: desde la más pequeña cucharilla para postre, hasta la más grande edificación. Y a pesar de la molestia que ocasionaba el resplandor del sol sobre las brillantes y relucientes superficies de oro que me rodeaban, mis ojos aún no podían creer lo que veían.

Tras confirmar mis sospechas de que el pueblo estaba desierto, llené mis dedos de anillos, mi cuello de collares y mis bolsillos con todo lo que encontré, antes de emprender mi viaje de regreso, fijándome muy bien en el camino para poder volver y reclamar aquella ciudad dorada solo para mí. Pero el retorno no fue tan fácil cómo lo imaginé, porque a pesar de que pensé que estaba siguiendo la misma ruta por la que había llegado, las montañas estaban áridas, sin ningún árbol o arbusto con frutos del cual pudiera alimentarme y,  esta vez, ninguna llama se acercó a calentar mis frías noches, sin mencionar que me sentía perdido al no escuchar aquel misterioso susurro dentro de mí.

Así que poco a poco, tuve que ir deshaciéndome de mi botín hasta que me quedé sin nada, porque el oro que llevaba en mis bolsillos pesaba mucho y me cansaba muy rápidamente, mientras que los anillos y collares que tenía sobre mi cuerpo se calentaban y me quemaban por los despiadados rayos del imponente sol del mediodía. Y lo más curioso de todo esto, es que no fue hasta que me despojé del último anillo que pude encontrar el camino de regreso al hotel, donde me esperaba el guía turístico tan preocupado y enfadado que no creyó ni una sola palabra de mi aventura.

Fin.

1025 - El pastel.

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 18, 2016 |
Utilizando su ingrediente secreto, le preparó un delicioso pastel de cumpleaños a su amado para que sintiera con cada bocado todo el amor, cariño y devoción que sentía por él. Sin embargo, cuando éste llegó a casa y vio el pastel sobre la mesa, se le lanzó encima y empezó a comerlo grotescamente con las manos, sin ni siquiera agradecer a su mujer por el regalo; quién lo veía desde el rincón de la cocina, con lágrimas en los ojos, recordando todos los momentos que habían vivido juntos y dándose cuenta que toda su relación se resumía en ese momento. Porque a pesar de que ella lo amaba y sería capaz de hacer cualquier cosa por él; para él ella no era más que un suculento pedazo de pastel.

Fin.

1024 - Megabytes.

Sir Helder Amos | miércoles, septiembre 14, 2016 |
Cuando el virus se despertó y vio que su base de datos había sobrepasado los mil megabytes, se vio en el espejo y se dijo: "¡Wow! Ya soy todo un giga." Así que dejo a un lado sus pantalones cortos y sus ropas coloridas, y desde ese momento empezó a utilizar un traje y corbata para verse serio y maduro.

Sin embargo, al ver que todos sus amigos troyanos y gusanos, que también habían alcanzado los mil megas durante la noche, seguían actuando de forma jocosa e inmadura, el virus los regañó y les puntualizó que deberían aprender a comportarse como los gigas que eran.

Pero a lo que sus amigos lo escucharon y vieron su atuendo, se rieron a carcajadas y le dijeron que sin importar cuantos gigas o terabytes alcanzaran sus bases de datos, ellos seguirían midiéndose en megas.

Fin.

1023 - Juegos macabros: Memoria.

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 11, 2016 |
- Señor, los 25 pares de cadáveres de gemelos idénticos que ordenó han arribado, ¿qué desea que hagamos con ellos?

- ¡Excelente! Colóquenlos en 50 ataúdes iguales y distribúyanlos aleatoriamente por toda la sala de juegos. Esta noche mis invitados disfrutarán del mejor juego de memoria de sus vidas.

Fin.

1022 - Juegos Macabros:El rompecabezas.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 08, 2016 |
- ¿Qué quieren jugar hoy niños?
- ¡¡¡Rompecabezas!!!
- ¿Otra vez? -preguntó el padre, preocupado.
- ¡¡¡Siiiiiii!!!
- Bueno... Creo que todavía queda uno que aún no han armado-dijo el padre, haciendo una breve suma mental con sus dedos-.  Ya regreso, voy por él.

Y mientras los niños esperaban impacientemente, sentados en la mesa del comedor, vieron a su padre desaparecer por la puerta del sótano. Luego escucharon los gritos desesperados de un hombre pidiendo ayuda y misericordia, antes de escuchar el pum de un disparo seguido por unos toc-tocs de unos martillazos. Después de un momento de silencio, el padre reapareció con una cajita marrón y tras vaciar su viscoso contenido sobre la mesa dijo;

- ¡Ahí tienen, diviértanse!
- ¡¡¡Siiiiiii!!! -gritaron los niños, emocionados, metiendo sus manos desnudas entre los sangrientos y aún calientes restos de sesos, lengua, ojos, dientes, huesos y cabellos para empezar a armar la cabeza.

Fin.

1021 - Juegos Macabros: ¡Tocado!

Sir Helder Amos | domingo, septiembre 04, 2016 |
A pesar de que corría a toda velocidad, pude ver su sombra acercarse más y más hasta que finalmente sentí su sarnosa mano llena de pústulas de pus tocar mi nuca y luego deslizarse por mi desnuda espalda hasta llegar a mi trasero.

- ¡Tocado! -me dijo sonriendo,  mientras me detenía, y al hacerlo me dio unas palmaditas en mi mejilla con su asquerosa mano, informándome: - ¡Ya estás contagiado! ¡Ahora te toca a tí!

Fin. 

1020: Juegos Macabros: La papa caliente.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 01, 2016 |
-¡Todos en círculo! ¡Así, así, uno al lado del otro! ¡En círculo! ¿Están listos? Bueno... ¡Aquí voy! -anunció, quitándole el anillo de seguridad a la granada con la boca y pasándosela rápidamente a la persona que tenía a su lado mientras decía: La papa caliente, la papa caliente...

Fin.

1019 - Juegos Macabros: El escondite.

Sir Helder Amos | lunes, agosto 29, 2016 |
- Noventa y ocho... Noventa y nueve... Y... ¡Cien! -gritó, quitándose la banda de los ojos-. ¡Listos o no, allá voy! -anunció, mientras verificaba y cargaba la pistola-. Y recuerden, al que encuentre, PIERDE.

Fin.

1018 - El murciélago.

Sir Helder Amos | viernes, agosto 26, 2016 |
Cuando el padre escuchó el grito aterrado de su hijo, corrió a su habitación para ver lo que sucedía y, cuando entró en ella, preguntó exaltado:

- ¡¿Qué pasó, tesoro?! ¡¿Estás bien?!
- ¡Hay un murciélago en la habitación! -gritó el niño, quien estaba sentado en su cama, escondido debajo de las sábanas-. ¡Entró por la ventana y está volando por toda la habitación! -explicó el niño, asomando un poco la cabeza por entre la sábanas para ver a su padre.
- ¡Oye, qué susto nos has pegado! -empezó a reprimirlo el padre-. Pensamos que te había sucedido algo, No tienes que ponerte así por un murciélago, esos son animalitos indefensos que son atraídos por la luz de tu habita... ¡AAAAAAHHH!!

Pero mientras decía eso, el murciélago voló y aterrizó justamente en el cuello del padre, quien pegó un grito aterrado y, después de quitarse el animal con un manotazo, corrió a esconderse debajo de las sábanas junto a su pequeño.

Al día siguiente, al amanecer, cuando el murciélago se hubo marchado y la madre fue a la habitación de su hijo para despertarlo para ir a la escuela,  encontró  a sus dos pequeños dormir acurrucados debajo de las sábanas y sonrió cariñosamente.

Fin.

1017 - Sueño de opio.

Sir Helder Amos | lunes, agosto 22, 2016 |
Al escuchar al gato rasguñar la puerta, la abrió para dejarlo pasar; pero cuando miró de nuevo, su gato se había convertido en un gran león dorado como el sol. Cegado por el gran brillo del animal, salió corriendo a la calle para que la oscura noche aliviara sus ojos pero, en cambio, vio aterrado cómo cientos de ojos lo observaban cómo estrellas desde el cielo, así que empezó a correr bajo la noche y a huir de aquellas atemorizantes miradas, siguiendo el misterioso camino amarillo que se formaba debajo de sus pies con cada paso que daba, esquivando y saltando los fetos, calaveras y animales muertos que aparecían súbitamente en su camino; hasta que, de pronto, el camino se desvaneció y, a pesar de haber pegado un gran salto, cayó.

Cayó y pegó un brinco en el sofá en el que se había quedado dormido; despertando sudoroso y ajetreado, tomó la pipa de la que había estado fumando y botó su contenido, prometiéndose no fumar opio más nunca en su vida.

Fin.

1016 - El mal capitán.

Sir Helder Amos | martes, agosto 16, 2016 |
Cuando los sobrevivientes del naufragio vieron al capitán del barco acercarse nadando a la isla donde se refugiaban, lo miraron con desprecio y pensaron: "Si hubiera sido un buen capitán se hubiera hundido con el barco."

Fin.

1015 - La pepita

Sir Helder Amos | domingo, agosto 14, 2016 |
Incapaz de creer lo que veían sus ojos, el hombre tomó la pepita entre sus manos y le gritó a su compañero que estaba a unos cuantos metros río arriba:

- ¡Hey Jim! ¡Encontré una!
- ¡Yo también! -gritó su amigo y los dos hombres compartieron una mirada de emoción y satisfacción, porque ambos habían dedicado toda su vida a buscar oro en aquel frío y sonoro río.

De regreso a casa, los dos hombres solo hablaron de lo suertudos que habían sido al encontrar esas pepitas de oro y que de ahora en adelante sus vidas cambiarían drásticamente. Sin embargo, cuando sus caminos se separaron, Jim guardó su pepita en el bolsillo de su camisa y al llegar a casa, antes de poder darle la gran noticia  su familia, sus dos hijos saltaron sobre él para que jugara con ellos y, cuando finalmente logró acostarlos a dormir, terminó de pasar la velada escuchando las anécdotas que le tenía esposa, quien lo esperaba con la cena calientita sobre la mesa.

Al día siguiente, Jim regresó al río y al escuchar a los demás compañeros hablar de que su amigo había vendido su pepita por una gran suma de dinero, que había abandonado el pueblo y que se había mudado a una gran ciudad, recordó la pepita que él también había encontrado y que tenía guardada en su bolsillo.

Saliéndose del río y sentándose a sus orillas, Jim tomó la pepita entre sus manos y, luego de quedarse con la vista fija en ella por unos segundos, la lanzó de regreso al agua.

Fin.

1014 - El gemelo.

Sir Helder Amos | jueves, agosto 11, 2016 |
Mientras la dama limpiaba sus joyas plácidamente, su amiga irrumpió en su habitación, agitada, y le dijo:

- Amiga, siento mucho ser la que te diga esto, pero tienes que saberlo, tu esposo te es infiel.
- ¿De qué hablas? -preguntó la dama, tomando de su cofre de joyas su más reciente collar de perlas y empezando a pulirlo concentrada y delicadamente.
- ¡Mira! -anunció la amiga, mostrándole una foto en su teléfono.
- Ese no es él -dijo la dama, echándole un vistazo rápido al teléfono-. Mi esposo es fiel.
- ¿Segura? ¡Míralo bien! ¿Ese no es tu esposo besando a esa otra mujer?
- No, ese es su hermano.
- ¡Pero son idénticos!
- Sí, son gemelos -respondió la dama con una gran sonrisa, porque sabía que era muy probable que esa noche su esposo regresaría a casa con un par de aretes que hicieran juegos con su collar de perlas-. Mi esposo sería incapaz de hacerme una cosa cómo esa.

Fin.

1013 - El ajuste de cuentas.

Sir Helder Amos | lunes, agosto 08, 2016 |
- ¿Y si no paga, jefe?
- Hacemos que pague -respondió el prestamista fríamente, antes de aspirar de su tabaco.
- ¿Cómo? ¿Lo golpeamos? ¿Lo torturamos? ¿Lo matamos?
- No, a él no, ni con el pétalo de una rosa -respondió el prestamista, exhalando el humo de su tabaco-. Hay que hacerlo sufrir y arrepentirse por haberse metido conmigo, pero golpearlo y matarlo directamente sería muy compasivo. Así que, en cambio, lo tomaremos con su familia: sus padres, su esposa, sus hijos. Vamos a ir eliminándolos uno a uno, poco a poco, para que sufra con cada pérdida hasta que no pueda más y él mismo acabe con su vida.

Fin.

1012 - La solución.

Sir Helder Amos | jueves, agosto 04, 2016 |
Cuando Cindy recibió el mensaje de su amiga que decía: "Tráeme una botella, terminé con mi novio". Salió corriendo cómo alma que lleva el diablo a visitar a su amiga.

- ¡Amiga! ¡Llegué!
- ¡Cindy! -exclamó su amiga al abrir la puerta- ¡¿Y la botella?!  -le preguntó extrañada, al ver que había llegado con las manos vacías.
- No la compré, te traje esto, en cambio.
- ¿Un libro? -inquirió la chica, abriendo el paquete-. "Cómo superar a tu ex"... ¡Ay! Gracias amiga, pero sabes que no me gusta leer, además -añadió, lanzando el libro a un lado-, ahorita lo único que quiero es beber, emborracharme para ahogar mi dolor con alcohol.
- Por eso mismo te traje el libro en vez de una botella -explicó Cindy, recogiendo el libro-. Porque cuando acabes la botella seguirás sufriendo de tu mal de amores, en cambio, para cuando acabes de leer el libro, al menos conocerás algunas herramientas para poder superarlo.

Fin.

1011 - La anaconda.

Sir Helder Amos | sábado, julio 30, 2016 |
Cuando lo vio regresar, se deslizó hacia él y lo abrazo fuerte, muy fuerte.

Fin.

1010 - El monstruo obscuro.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 27, 2016 |
Cuando entré al baño y me miré en el gran espejo, pegué un salto atrás debido al susto que me llevé al ver, en mi reflejo, a un horrible monstruo obscuro con grandes ojos rojos, dos largos cuernos y una aura de oscuridad que cubría todo mi cuerpo.

Sin embargo, al notar que nadie a mí alrededor se había exaltado por mi transformación, volví a mirar mi reflejo y descubrí que todo había sido una jugarreta de mi imaginación.

Fin.

1009 - La gran herencia.

Sir Helder Amos | domingo, julio 24, 2016 |
- ¿Tú no eres el hijo de los Williams? -le preguntó el doctor al muchacho que iba pasando por uno de los pasillos de la clínica.
- Sí. Dr. Defoe ¿Cómo está?
- Bien, muchacho, ¡cuánto has crecido! Casi no te reconocía, ¿qué haces por acá? 
- Vine a recoger la gran herencia que me dejaron mis padres -respondió el muchacho, blandiendo en el aire el sobre blanco que tenía en sus manos.
- ¡¿Se murieron el Sr. y la Sra. Williams?! ¡Vaya! ¡Mi sentido pésame, muchacho!
- ¡Jajaja! No, no, doctor, mis padres siguen vivos.
- ¿Y entonces? ¡No bromees con esas cosas muchacho!
- Pero no es mentira, doctor, mire -dijo el muchacho entregándole el sobre que contenían los resultados de sus exámenes-. Confirmado, diabético como mi madre e hipertenso como mi padre.
- ¡Ah! ¡Ya entiendo! -vociferó el doctor, rompiendo en carcajadas-. ¡Vaya herencia que te dejaron!
- Sí. Y yo que esperaba un Ferrari.

Fin.

1008 - El superpoder de la autoridad.

Sir Helder Amos | martes, julio 19, 2016 |
El día que se graduó de la academia de policía y recibió su medalla, sintió que con ella también le otorgaban el superpoder de la autoridad y, poco a poco, a medida que recorría las calles con su uniforme y su medalla, fue confirmando su superpoder, cada vez que los ciudadanos lo respetaban y se detenían cuando les alzaba la mano estirada o les decía: "Alto".

Un día, cuando los mafiosos más peligrosos de la ciudad robaron el banco, el joven policía, quien estaba cerca del lugar de los hechos y presenció cómo los maleantes escapaban en un coche  rojo, confiado de su superpoder, se paró en medio de la carretera, alzó la mano estirada y gritó: "¡Alto!" para que los ladrones detuvieran su auto y fueran apresados por la autoridad.

Sin embargo, los malhechores no consideraron ni por un segundo detenerse y, en cambio, pisaron más fuerte el acelerador del vehículo, arrollando a toda velocidad al joven policía.

Y fue en ese momento, segundos antes de su muerte que, tirado en el caliente pavimento y bañado en su propia sangre, descubrió que la autoridad no brinda ningún superpoder.

Fin.

1007 - El reloj procrastinador.

Sir Helder Amos | sábado, julio 16, 2016 |
A pesar de todas las cosas que tenía que hacer, no quería levantarme de la cama, así que miré el reloj y, al ver que eran las 3:30 p.m., me dije: "a las 4:00 p.m. comienzo". De tal forma, me quedé descansando, mirando como las manecillas del reloj se movían lentamente, acercándose, con cada segundo, a la hora que había fijado para levantarme.

Sin embargo, a lo que el reloj marcó las 3:59 p.m. se detuvo y, a pesar de que el tiempo sigue corriendo, yo sigo acá, en cama, esperando que sean las 4:00 p.m. para levantarme.

Fin.

1006 - El psiquiatra.

Sir Helder Amos | martes, julio 12, 2016 |
Cuando entró en consultorio del mejor psiquiatra de la ciudad se quedó pasmado y pensó, por unos segundos, que realmente estaba loco, porque cuando vio que las paredes estaban cubiertas de tapices de un bosque encantado y que, en vez de un diván o un escritorio, en el centro de la habitación había, en cambio, una larga mesa llena de platos, tazas y teteras; con un hombre vestido de manera muy peculiar, que usaba un gran sombrero que tenía una nota pegada con los números "10/6", que estaba caminando muy cuidadosamente sobre la mesa para tratar de no pisar y quebrar ningún plato.

- Disculpe. ¿Este es el consultorio del psiquiatra?

Pero en vez de responder, el hombre del sombrero miró al recién llegado con ojos muy abiertos y una expresión sombría en su rosto y le preguntó:

- ¿Has visto al conejo blanco?
- No, disculpe, creo que me he equivocado de sala -se excusó, dando la vuelta sobre sus talones y abandonando el consultorio rápidamente.
- Bueno, -le susurró el hombre del sombrero a un pequeño conejo que sacó de uno de sus bolsillos- supongo que ese no estaba tan loco después de todo.

Fin.

1005 - La victima del sistema.

Sir Helder Amos | domingo, julio 03, 2016 |
- ¡¡¡AAAAAHHHH!!! ¡¡¡Ya no puedo más!!! ¡Suenen la alarma! ¡Estoy loco! ¡Loco! -gritó, de la nada,  mi compañero de cubículo, desesperado, arrancándose la camisa y lanzando al aire todos los papeles que tenía en las manos-. ¡Suenen la alarma! ¡Qué vengan por mí! ¡No me importa! ¡Yo no estoy loco! ¡Los locos son ustedes, qué pasan sus días encerrados en estos cubículos de 2x2, creyendo que están viviendo! ¡Este sistema está podrido! ¡Esto no es vida!

Silenciosamente, presioné el botón rojo que tenía debajo de mi escritorio y vi como rápidamente aparecieron dos guardias para llevarse a mi compañero.

Después de que desaparecieron por la salida de emergencia y todo se calmó,  conté con mis manos los 6 casos de locura espontánea que habíamos vivido esa semana y, al mismo tiempo, me pregunté si yo sería la próxima víctima.

Fin.

1004 - La oveja negra.

Sir Helder Amos | miércoles, junio 29, 2016 |
A pesar de que no quería asistir a la reunión de la clase del '96, sentí mucha curiosidad por saber que había pasado con mis excompañeros de clases en estos 20 años que tenía sin verlos.

Desde el primer momento en el que entré al gran salón de la antigua universidad, supe que todo había cambiado y que nadie era la misma persona que mi mente recordaba. Y quedé impactado cuando comenzamos a pasar, uno a uno, a un gran podio para narrar nuestra historia y contar que habíamos hecho con nuestras vidas durante todo este tiempo, porque todos mis excompañeros ya estaban casados, tenían hijos y ocupaban grandes puestos de trabajo en compañías reconocidas.

Cuando llegó mi turno, me paré nerviosamente delante del micrófono y, tras pensarlo por un momento, me guarde las manos en los bolsillos y dije: "A diferencia de todos ustedes, sigo soltero, no tengo un gran trabajo, y en estos 20 años descubrí la escritura, publiqué un libro y al día de hoy, a duras penas, logro sobrevivir con las regalías que me genera en una pequeña casa en la cima de una montaña."

Al escuchar mi historia, vi como varios de mis excompañeros de clases negaban lentamente con su cabeza y como otros murmuraban cosas ente ellos. Sin embargo, no les presté mucha atención y seguí conversando con mis amigos más allegados.

Después de que terminó la reunión, mientras manejaba montaña arriba, camino a casa, me quedé pensando lo que había sucedido cuando narré mi historia; y justo cuando mi mente empezó a compararse con mis excompañeros y a preguntarse si estaba haciendo algo mal con mi vida, un rebaño de grandes, gordas y lanudas ovejas blancas apareció de la nada y empezaron a cruzar muy lentamente la desolada carretera que transitaba.

A pesar de lo rápido que pasó todo, logré frenar justo a tiempo y ver, por varios minutos, las decenas de ovejas pasar, muy lentamente, frente a mi hasta que pasó la última y pude seguir mi camino, pensando en mis cosas.

Cuando finalmente llegué a casa, me lleve otra sorpresa al encontrar una gran oveja negra acostada sobre mi pequeño jardín, comiéndose, plácidamente, las flores que tanto me había costado cultivar; sin embargo,  pesar del enojo que sentía porque estaba arruinando mi jardín, no pude evitar sonreír al ver lo feliz que se veía y, en ese mismo momento, disipé las dudas que tenía durante el camino y supe que no había nada malo con mi vida.

Fin.

1003 - El monstruo de la secadora.

Sir Helder Amos | domingo, junio 26, 2016 |
- ¡Falta otro calcetín! ¡Si seguimos así, el monstruo de la secadora nos va a dejar descalzos!
- ¿Qué monstruo de la secadora? ¿De qué hablas, amor? -preguntó el hombre, al escuchar a su mujer quejarse.
- Pues he comenzado a pensar que hay un monstruo en la secadora que todas las semanas se come uno de nuestros calcetines.
- ¡Jajaja! ¿Estás loca? ¿Qué es esa niñería? Los monstruos no existen -se burló el hombre, al ver la seriedad con la que hablaba su mujer-. Ven, voy a desarmar la secadora para demostrártelo y para que recojas todos los calcetines que deben estar atrapados ahí adentro.

Y efectivamente cuando el hombre desarmó la secadora, encontraron las decenas de calcetines que habían desaparecido.

- ¿Ves? ¿Qué te dije? No hay ningún monstruo de la secadora.
- Si eso es cierto, amor, entonces, ¿cómo me explicas esto? -le preguntó la mujer, aterrada,  al doblarse a recoger los calcetines y notar cómo todos estaban mordisqueados y desgarrados cómo si una fiera hubiera estado alimentándose de ellos.

Fin.

*Especial: "La niña y su granja".

Sir Helder Amos | viernes, junio 24, 2016 |
Hola queridos lectores de 365 Microcuentos, hoy abro un paréntesis para traerles un Microcuento especial: "La niña y su granja." un cuento que escribió mi sobrino, Santiago, quien con tan solo seis años ya sueña con escribir un libro. Espero lo disfruten. 

La niña y su granja. 
Había una vez una niña llamada María que estaba en su casa y al lado de su casa había una granja. En la granja había vacas, cerdos, gallinas, todo. Entonces, todos los días María tiene que ir a alimentar a los animales, bañarlos, jugar con ellos. En 3 horas María tiene que regresar a la casa. 
En la casa, María tiene que bañarse, comer y dormir. Y todos los martes, María tiene que ir a la escuela. Pero María dice: no. Entonces, su mamá le sigue diciendo y no hace caso. Pero, todos los domingos, la mamá de María saca a María al parque, y si María se porta mal no la saca, y mañana es domingo y hoy, María se está portando mal. Entonces, mañana, la mamá de María no va a sacar a María al parque, porque María se está portando mal. 
En el siguiente día, hoy, María tiene que ir al parque, pero ayer se estaba portando mal. Entonces, la mamá de María no va a sacar a María al parque porque María se portó mal ayer. Vamos a ver si María se porta bien el próximo domingo. 
FIN. 

1002 - El psicólogo artista.

Sir Helder Amos | miércoles, junio 22, 2016 |
Cuando la secretaria del psicólogo descubrió accidentalmente la libreta de notas donde este, en vez de anotar datos y cosas relevantes de sus pacientes, dibujaba mientras ellos le contaban sus problemas; la presentó, sin decirle nada a su dueño, a un gran concurso de arte, el cual ganó debido a su  talento y lo convirtió en el primer psicólogo artista de su ciudad.

Fin. 

Epílogo: Después de ganar el premio, el psicólogo, agradecido con su secretaria por lo que había hecho, dejó su carrera al lado para convertirse en artista, pero no pudo crear más arte,  porque descubrió que solo podía dibujar cuando tenía un paciente en frente contándole sus problemas; sin embargo, cuando regresó a su consultorio, su secretaria le informó que ningún paciente quería ser atendido por él, porque sabían que él no los escucharía y, en cambio, se pondría a dibujar, aburrido, mientras ellos le contaban sus problemas.

Fin, fin.

Re-Epílogo: Enojado, culpando a su secretaria por todo lo que había sucedido, la despidió y le gritó que no la quería ver más nunca en su vida.

Re-Fin, fin.

1001 - El grito de ayuda.

Sir Helder Amos | lunes, junio 20, 2016 |
- Buenas, siéntese, ¿qué la trae por acá?
- Estoy traumatizada, doctor, todas las mañanas, desde que pasó el accidente en las montañas, me despierto gritando: "¡¡¡Aquí estamos!!!".
- Cuénteme, ¿qué pasó en las montañas? -preguntó el psicólogo, haciendo anotaciones en su libreta.
- Lo recuerdo cómo si hubiera sido ayer, fue la peor experiencia de mi vida: un par de amigos y yo fuimos a esquiar en los Alpes; pero debido a que una gran ventisca arremetió contra nosotros cuando estábamos en la cima, nos tuvimos que refugiar en una caseta sin electricidad; sin embargo, debido a lo rápido que pasó todo y al frío que había, no nos dimos cuenta de que uno de nosotros faltaba y cuando lo hicimos ya era demasiado tarde. Recuerdo asomarme por la ventana de la caseta y ver la luz de la linterna de mi amigo que faltaba a lo lejos, así que, emocionada, abrí la ventana para gritarle donde estábamos, pero uno de mis compañeros me tapó rápidamente la boca al ver mi intención porque, según él, cualquier grito o ruido generaría una gran avalancha que nos sepultaría vivos a todos; por eso mi amigo no había gritado pidiendo ayuda, él lo sabía y por eso solo se limitaba a hacer señales de luz con su linterna. Y cuando intentamos hacer lo mismo, descubrimos que ninguno de los que estábamos en la caseta había traído linterna, así que no nos quedó más opción que ver cómo la luz de nuestro amigo se fue perdiendo hasta desaparecer entre la fuerte  y blanca ventisca, sin poder hacer nada.
- ¿Y qué sucedió con su amigo?
- Más nunca lo volvimos a ver, y siento que es mi culpa por no haberle gritado cuando vi su señal.

Fin.

1000 - El pastel de chocolate.

Sir Helder Amos | jueves, junio 16, 2016 |
- ¿Qué haces, amor? -le preguntó el diablo al destino al verlo sentado frente a su bola de cristal mirándola fijamente.
- Acá, divirtiéndome con este humano.
- ¿Quién es? -indago el diablo, abrazando al destino por detrás y fijando su mirada en la bola.
- Un viejo de 74 años, diabético, que está a punto de morir, y que desde hace un par de años, que descubrió su enfermedad, su único deseo es comerse un pastel de chocolate.
- ¿Y que tiene eso de divertido? -inquirió el diablo, mientras acariciaba los brazos de su amado.
- Me divierte ver el sufrimiento interno del hombre al rechazar los mil y un pasteles de chocolates que pongo en su camino, solamente por cuidar su salud y extender su vida.
- ¿Y haría alguna diferencia que se coma el pastel? -preguntó el diablo, interesándose por el viejo-. O sea, ¿obtendrías su alma antes de lo previsto si se lo come?
- No, un pedazo de pastel no cambiaría lo que está escrito -respondió el destino, colocando con sus poderes un suculento pedazo de pastel de chocolate en la nevera que acababa de abrir el viejo.
- Y entonces, ¿por qué lo haces?
- Por maldad.

Fin.

999 - El milagro de la vida.

Sir Helder Amos | martes, junio 14, 2016 |
- ¡No lo puedo creer! ¡Es un milagro, amor! ¡Estás embarazada! -gritó mi esposo, dando grandes saltos y golpes al aire, cuando vio los resultados de la prueba.
- ¿En serio? -le pregunté, anonadada.
- Sí. ¡Mira! ¡Nuestras plegarias fueron escuchadas!
- Wow... -balbucié, sin poder creerlo.
- ¡Vamos! ¡Anímate, amor! Después de que todos esos doctores me dijeran de que yo era estéril.  ¡Esto es un milagro!
- Sí. Sí. Un milagro -anuncié, casi sin palabras, tratando de ocultar la decisión que acababa de tomar.

Fin.

998 - El ayudante sabio.

Sir Helder Amos | sábado, junio 11, 2016 |
Cuando el hijo del herrero, un muchacho muy intelectual pero flaco y debilucho, se acercó a la herrería para contarle a su padre la nueva frase que había aprendido, este le dijo:

- Disculpa, hijo, me encantaría escucharla pero, cómo puedes ver, estoy algo ocupado, hay mucho trabajo por hacer y muy poco tiempo.

Pero el chico se quedó en silencio por un momento y, luego de pensar un poco al respecto, le preguntó a su padre perspicazmente:

- ¿Te ayudo?
- ¿En serio? -preguntó el herrero, sorprendido, porque su hijo nunca se había interesado en la herrería-. ¡Pues claro! ¡Ven! Échame una mano y pásame esas herramientas de allá...

Sin embargo, el joven se quedó muy quieto en el lugar en el que estaba, sin mover ni siquiera un dedo.

- ¿Y bueno? ¿No dijiste que ibas a ayudarme? -le preguntó su padre, al verlo ahí parado cómo una estatua.
- Eso hago papá, verás, hoy aprendí una nueva frase que dice: "Mucho ayuda el que no estorba" así que te estoy ayudando al no estorbar en tu trabajo.
- ¡No vengas con tonterías! ¡Salte de aquí! ¡Vamos, fuera! -lo corrió el herrero, un poco molesto, porque pensó que le estaba tomando el pelo; pero unos minutos más tarde recordó la última vez que había intentado enseñar a su hijo el arte de la herrería y este casi lo mataba al intentar afilar un cuchillo.

Fin.

997 - Los dulces de Halloween.

Sir Helder Amos | jueves, junio 09, 2016 |
Cuando un niño del futuro descubrió, en un libro de historia, que sus antepasados celebraban una fiesta todos los 31 de octubre en la cual los niños se disfrazaban y les regalaban dulces gratis al decir unas palabras mágicas, se obsesionó con la idea y, al ser muy inteligente, inventó la primera máquina del tiempo para viajar al pasado y poder vivir la experiencia él mismo.

Al llegar un 31 de octubre del pasado, vio emocionado que todo era verdad e, imitando a los otros niños que corrían de un lugar a otro con sus disfraces, el niño del futuro empezó a recolectar muchos dulces diciendo las palabras mágicas "¡¿Dulce o truco?!" y, a pesar de que no se había disfrazado, cómo sus ropas eran muy futuristas, todos los adultos les daban una ración extra de caramelos porque, según ellos, tenía el mejor disfraz.

Para cuando hubo finalizado la noche, el niño del futuro cargo una bolsa gigante llena de dulces en su máquina del tiempo y regresó a su era; sin embargo, cuando se escondió debajo de su cama para comerse los dulces que había recogido, sin que sus padres se dieran cuenta, pegó un grito horrorizado al descubrir que, por el viaje en el tiempo, todos los dulces se habían vencido y, cuando abrió el primero, lo único que salió del empaque fueron cientos de pequeños gusanos blancos disecados y un pocotón de polvo.

Fin.

996 - La muerte del fenix.

Sir Helder Amos | martes, junio 07, 2016 |
Sin importar cuánto buscaran y rebuscaran en las cenizas, no pudieron revivir el amor que un día sintieron entre ellos.

Fin.

995 - El turno nocturno - La cajita misteriosa.

Sir Helder Amos | domingo, junio 05, 2016 |
El día que mi esposo me dio la noticia de que a partir de la semana siguiente empezaría a trabajar en el turno nocturno, me dio una caja llena de regalos para que no lo extrañara en las largas y solitarias noches que se avecinaban.

En esa caja habían decenas de fotos de nosotros durante las diferentes etapas de nuestra relación, varias cajas de bombones de chocolates para poder saborear el dulce sabor de nuestro amor, un osito de peluche gigante con una franela suya sin lavar para que pudiera abrazarlo y recordarlo; pero el regalo más curioso fue uno que yacía en el fondo: una cajita negra de aproximadamente 30 cms de largo por 10 de ancho, que zumbaba ligeramente y que tenía una nota qué decía: "Sólo usar bajo extrema emergencia".

Sin embargo, a pesar de la curiosidad que me da esa cajita, mi esposo lleva más de tres meses en el turno nocturno y todavía sigue cerrada en el fondo de la caja, aunque cada día que pasa las noches se hacen más largas y frías, espero poder ser fuerte y no tener que descubrir su zumbante contenido nunca.

Fin.

Pre-Venta: ¿Dónde estaba Mario?

Sir Helder Amos | sábado, junio 04, 2016 |
Disponible para la venta Donde estaba Mario Novela Ligera en español por el Autor de 365 Microcuentos Sir Helder Amos Disponible para Amazon Kindle

Mario era un veinteañero citadino como cualquier otro, con amigos, un trabajo estable y un pequeño apartamento en el corazón de la ciudad, así que podría decirse que lo tenía todo; sin embargo, Mario no se sentía cómodo con la realidad y monotonía de su vida, por lo que su más grande sueño era vivir una aventura fantástica en un lugar maravilloso, como sucedía en los libros de ficción que tanto leía y amaba.  
Una noche, tras recibir una misteriosa carta, el sueño de Mario se hizo realidad y desapareció, sin dejar rastro, de la faz de la tierra; pero después de un mes, al haber cometido una estupidez por la chica de la que se había enamorado, Mario regresó a su vida cotidiana, sin poder revelar dónde y qué estuvo haciendo durante ese tiempo.  
Sin tener más opción que mentir, Mario inventa unas series de excusas absurdas a sus amigos y compañeros de trabajo para poder mantener su secreto; a pesar de lo mucho que le gustaría gritar, a los cuatro vientos, dónde estuvo durante esas cinco semanas y qué estuvo haciendo, porque en aquel maravilloso lugar sus sueños de vivir una aventura fantástica se habían hecho realidad y hasta había conocido al amor de su vida.  
Y tú... ¿Podrás descubrir dónde estaba Mario? 
¿Dónde está Mario? estará disponible para Kindle el 16 de Junio; pero puedes pre-ordenarlo ya, haciendo click aquí, para obtenerla tan pronto salga a la venta y seas una de las primeras personas en leerlas.

Saludos.
Sir Helder Amos

994 - La triste realidad.

Sir Helder Amos | jueves, junio 02, 2016 |
Sin poder aguantar más, rompió en llanto y, cuando sintió la primera lágrima resbalar por su mejilla izquierda, alzó la mirada al cielo esperando que sucediera algo, cómo en los cuentos de hadas que tanto amaba, y pasara un milagro que resolviera todos sus problemas; sin embargo, después de un momento, al ver que nada sucedía, limpió su llanto y puso manos a la obra para tratar de resolver sus problemas por sí sola.

Fin.

993 - Racismo literario.

Sir Helder Amos | martes, mayo 31, 2016 |
El otro día, mientras caminaba por las desoladas calles de la ciudad con mi mejor amiga, la mujer más defensora de la igualdad y los derechos humanos que he conocido; una patrulla policial pasó, a toda velocidad, por nuestro lado, sonando su peculiar sirena e iluminando nuestros rostros con sus luces azules y rojas. Inmediatamente, sin saber lo que pasaba, me lancé al suelo, rodé y me escondí detrás de un basurero, asustado.

- ¿Qué te pasa, loco? -me preguntó mi amiga, anonadada, al ver mi reacción.
- Oh, lo siento -le dije, mientras me levantaba y salía de mi escondite-. Es que últimamente he estado leyendo novelas negras, muy fuertes, que me tienen los nervios de punta.
- ¡¿DISCULPA?! ¿Qué dijiste?
- Qué he estado leyendo novelas negras...
- ¡¿O sea qué porque estás leyendo novelas negras tienes los nervios de punta?! Y cuando lees novelas blancas, ¿qué? ¿Te sientes feliz y contento?
- No entiendes, las novelas negras son libros...
- No, no, no, el que no entiende eres tú, todas las novelas son iguales, todos somos iguales -me reprochó-. Los colores, el género o el estilo de las novelas no deben importar, ni afectarnos de distintas formas, así que me haces el favor y cuando estés conmigo deja de ser tan racista y prejuicioso.
- Está bien, está bien, -cedí, sin ni siquiera molestarme en explicarle qué era una novela negra-. Cómo tú digas, lo siento, no volverá a pasar, de ahora en adelante no lo volveré a hacer, tienes razón, todas las novelas son iguales.

Fin.

992 - La ventisca mágica.

Sir Helder Amos | viernes, mayo 27, 2016 |
Después de ver al hada del reporte del clima anunciar que esa noche habría una ventisca mágica que azotaría al reino, la duquesa le prohibió a su única hija ir al baile que darían en el castillo.

Pero a lo que la duquesa se descuidó, su hija se escapó, desobedeciendo sus órdenes, y esa noche, a la medianoche, cuando la joven regresó a su casa se encontró con que la puerta estaba cerrada, y sin importar cuando gritara, llamara y hasta llorara por su madre, la duquesa, dolida por la desobediencia de su hija, ignoró su llamado y la dejó pasar la noche frente a la puerta, decidida a hacerle pagar y enseñarle una lección.

- ¡Mamá! ¡Ábreme, por favor! ¡Tengo frío! ¡Mamá! ¡La ventisca! ¡Abre la puerta! ¡Te lo suplico!

Sin embargo, después de las tres de la madrugada, la duquesa no escuchó más el llanto y suplicas de su hija y, pensando que la joven se había dormido frente de la puerta, ella también se fue a la cama.

Tan pronto amaneció, la duquesa se despertó y corrió a abrirle a su hija para que pudiera entrar, esperando que ya hubiera aprendido su lección por desobedecer, pero la que tuvo que aprender una lección fue ella cuando, al abrir la puerta, se encontró que su única hija se había convertido en una brillante y transluciente estatua de cristal por culpa de la ventisca mágica.

Fin.

991 - La Gata.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 22, 2016 |
Esa noche, en el bar, conocí a una hermosa y voluptuosa mujer que se hacía llamar La Gata, y tras pasar toda la velada charlando amenamente con ella, llevado por mi curiosidad, le pregunté sobre el significado de su nombre tan peculiar.

- ¡Oh! Porque jugar conmigo es como jugar con una gatita, ¡Grrr! -respondió, haciéndome un ademán con su mano y mostrándome sus largas, estrambóticas y afiladas uñas- ¿Quieres que te lo demuestre?

Cautivado por su hermosura y gracias al par de whiskeys que tenía encina, acepté su propuesta y maté mi curiosidad; solamente para despertar sólo, al día siguiente, en la cama de aquel motel barato con la espalda llena de rasguños y mordiscos.

Fin.

990 - La gran noche de la Cenicienta.

Sir Helder Amos | miércoles, mayo 18, 2016 |
Olvidando todos sus quehaceres y hasta su nombre, disfrutó de la fiesta hasta la medianoche.

Fin.

989 - El reloj y el relojero

Sir Helder Amos | domingo, mayo 15, 2016 |
- Oye compadre, ¿me puedes decir la ho..? Whoa! ¿Y ese reloj? ¿Nuevo?
- Sí, compadre, me lo regaló mi mujer de regalo de aniversario.
- ¡Está bellísimo! ¡Debió haberte costado una fortuna!
- Eso es lo más sorprendente; este año, a diferencia de los anteriores, mi esposa no me pidió ni un solo centavo para comprarme el regalo. Todavía me pregunto cómo hizo para conseguirlo.
- ¡Vaya! ¡Este año la comadre se lució! ¡Ojalá mi esposa fuera como ella!
- Sí, tengo la mejor esposa del mundo -sentenció el hombre, inflando su pecho.

Sin embargo, esa tarde, gracias a su nuevo reloj, el hombre pudo salir temprano del trabajo y llegar media hora antes de lo habitual a su casa. Y mientras esperaba que su mujer le abriera la puerta principal, pudo aclarar el misterio de su majestuoso regalo, cuando vio salir al relojero, apresurado, por la puerta trasera, subiéndose el cierre del pantalón y abotonándose la camisa.

Fin.


988 - La pesadilla de la princesa.

Sir Helder Amos | martes, mayo 10, 2016 |
- ¡Se acerca un príncipe por el este! -anunció el dragón que resguardaba la torre.

Al escuchar esto, la princesa se emocionó mucho y, agarrando sus binoculares dorados, corrió a la ventana este de su torre para  ver al príncipe acercarse.

- ¡Es bello! -exclamó la princesa, al ver al joven musculoso de cabellos dorados galopar a toda velocidad hacía ella.

- ¡Se acera un príncipe por el oeste!

- ¡¿Otro?! -chilló la princesa, corriendo al el otro lado de la torre para poder ver, con sus binoculares, al otro hermoso príncipe de cabellos marrones acercarse a su torre,

"¡Mi sueño hecho realidad!" pensó la princesa, mientras corría de un lado a otro ordenando todo, poniéndose sus mejores ropas y maquillándose  para esperar a sus príncipes "¡Dos hombres se van a pelear por mi amor! ¡Qué afortunada soy!"

Después de alistarse, la princesa se acostó en sus aposentos, se hizo la dormida y esperó a que los príncipes llegaran.

Sin embargo, después de esperar, esperar, esperar y esperar, la princesa se impacientó y, agarrando los binoculares dorados, se asomó por la ventana principal de su torre para ver por dónde venían.

- ¿Dónde diablos se metieron? ¿Será qué se los comió el dragón?-se preguntó, al ver que no había nadie alrededor de su torre.

De pronto, mientras los buscaba, se percató de un movimiento raro en los arbustos y, cuando enfocó mejor sus binoculares para ver qué pasaba allí, su sueño se convirtió en una pesadilla al ver a los dos príncipes, semidesnudos, besándose y acariciándose, escondidos entre los matorrales.

Fin. 

987 - El gato copión.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 08, 2016 |
Cuando la chica salió de su casa, uno de los gatos que siempre alimentaba le maulló para que le diera comida; sin embargo, al estar apurada y no tener nada que darle, la chica lo ignoró y el gato, indignado, le dio un zarpazo en la pierna que la dejó sangrando.

- ¡Ay! ¡Arde! -le reclamó la chica al animal; pero cuando le dirigió la mirada, su sangre se heló y sintió un escalofrío en todo su cuerpo al ver que el gato se estaba lamiendo, con gusto, la zarpa con la que la había atacado, donde yacía una pequeña gota de sangre.

Asqueada y horrorizada, la chica siguió con su día tratando de olvidar el incidente y, al anochecer, cuando llegó a casa, se encontró que esta estaba rodeada por decenas de policías que fueron a buscarla para ponerla presa porque una chica, con las misma descripción física que ella, había robado 1.000.000  de latas de sardinas del supermercado.

Fin.