972 - El interrogatorio.

Sir Helder Amos | lunes, marzo 28, 2016 |
- ¡¿Dónde estabas?! ¡¿Qué estabas haciendo y con quién?!
- ¡Ay, mujer! ¡Deja la preguntadera!
- ¡Ah! ¿Ahora sí quieres que deje la preguntadera? Pero el primer día que nos conocimos, si te gustaba que te preguntara, ¿Te acuerdas? Que me dijiste que te encantaba que te preguntaran cosas y que podía hacerte todas las preguntas que quisiera. Bueno, ahora, responde, ¿dónde y con quién estabas?

Fin.

971 - El niño espía.

Sir Helder Amos | viernes, marzo 25, 2016 |
- El águila aterrizó en el nido. Cambio.
- ¿Ah? ¿Qué dices, mi niño?
- Que el águila aterrizó en el nido. Cambio.
- ¿Qué águila? ¿De qué hablas?
- ¡Ay, mamá! ¡Qué ya llegue a casa! -explicó el niño, enojándose y colgando el teléfono estruendosamente.

Fin.

970 - La ruina.

Sir Helder Amos | miércoles, marzo 23, 2016 |
- Esta mañana me lancé una cruz celta con las cartas del tarot.
- ¿Y qué te mostraron?
- Que mi arte me arruinaría.
- ¡Uy! ¡Qué miedo! ¿Qué vas a hacer al respecto?
- Pues... ¡Más arte! -respondió, sonriendo maliciosamente.

Fin.

969 - El examen de matemáticas.

Sir Helder Amos | martes, marzo 22, 2016 |
Esa noche tuvo una horrible pesadilla en la cual corría por el campo de batalla para llegar a la calculadora dorada, esquivando los cientos de números uno, que surcaban el cielo y lo atacaban cómo si fueran puntiagudas y mortíferas flechas, logró resguardarse, sin embargo, no había dado ni un suspiro de alivio, cuando los ocho empezaron a disparar bolas de cañón por sus agujeros, haciendo que la tierra y los compañeros de clases que tenía a su lado volaran en mil pedazos.

Tras sobrevivir al fuego, siguió corriendo hacia su objetivo y, está vez, fue atacado por los nueve o los seis, o ambos, porque no supo diferenciarlos, que volaban hacía él como si fueran boomerangs. Pero, a pesar de todo, saltando, arrastrándose y hasta rodando, logró llegar a la calculadora dorada y, cuando finalmente las tuvo en sus manos, presionando AC, despertó exaltado.

Fin.

968 - Los problemas de la edad.

Sir Helder Amos | lunes, marzo 21, 2016 |
Fotografía por Raquel Broza.
Regreso a casa, después de visitar a su hija y escuchar todos los problemas que tenía con sus niños y su marido, encendió un cigarrillo, lo aspiró y, al exhalar el caliente humo por sus envejecidos labios, se preguntó, preocupada, si había cerrado la estufa antes de salir de casa.

Fin. 

967 - El encanto de los hombres malos.

Sir Helder Amos | jueves, marzo 17, 2016 |
A pesar de que su madre, hermanas y amigas le advirtieron que ese hombre no era bueno para ella porque era un canalla, un villano; no les creyó, ni las escuchó, hasta que lo comprobó por ella misma cuando, después de decirle que había quedado embarazada, él la agarró firmemente por los hombros y le dio un rodillazo en el vientre, tan fuerte, que la dejó sangrando e inconsciente.

Fin.

966 - El idioma del amor.

Sir Helder Amos | martes, marzo 15, 2016 |
- Mon amour, crois-moi quand je te dis que je t'aime, non, que je t'adore, parce que t'es comme le soleil, la lumière de ma vie. Alors je ne peux pas et je ne veux pas vivre sans toi.  Pardonne-moi! S'il te plait! Donne-moi une autre opportunité!

- !No! ¡Cállate! No.  Ni siquiera lo intentes, a pesar de que el francés te funcionó muy bien para conquistarme, esta vez no te va a ayudar a que te perdone. ¡Vete! ¡No te quiero ver nunca más!

Fin.

965 - Cuando una puerta se cierra.

Sir Helder Amos | sábado, marzo 12, 2016 |
Después de que cometió el asesinato, vio como la puerta del cielo se cerraba, estruendosamente, frente a su nariz y, acto seguido, escuchó el chirrido que hacían las siete puertas del infierno al abrirse a sus espaldas.

Fin.

964 - El deseo del dinosaurio.

Sir Helder Amos | martes, marzo 08, 2016 |
Un dinosaurio pidiendo un deseo microcuento Sir Helder Amos
Foto por Sir Helder Amos
Enfurecido, entristecido y hambriento, porque el T-Rex le había robado la presa que había cazado, el velociraptor, al ver una estrella fugaz surcar los cielos en dirección a la tierra,  deseó, lleno de odio, que el mundo se acabara y que todos se extinguieran.

Fin. 

962 - La pesadilla del faraón.

Sir Helder Amos | lunes, marzo 07, 2016 |
Cuando el faraón despertó, agitado y sudoroso, en el otro mundo, descubrió que no había sido un sueño, lo habían dejado sin nada y, enfurecido, les lanzó cien mil maldiciones a todos los arqueólogos y saqueadores que irrumpieron en su aposento sagrado.

Fin.

955 - El perro desobediente.

Sir Helder Amos | lunes, marzo 07, 2016 |
Había una vez un niño llamado José que era muy desobediente (Inteligente, pero desobediente) y que, al estar cansado de obedecer a su mamá  cada vez que lo llamaba, se le ocurrió un plan brillante para tener una excusa y desobedecer sus llamados.

Así, a tan sólo una semana de su cumpleaños, José pidió una mascota y, tras rogar, llorar y patalear, sus padres decidieron darle un perrito como regalo de cumpleaños.

- ¡Se va a llamar José! -dijo el niño emocionado, cuando recibió el perrito. 
- Pero, hijo, ¿igual que tú? - le preguntó la mamá confundida.
- Sí, quiero que se llame como su padre -mintió José, sonriendo macabramente. 

Desde entonces, cada vez que su mamá lo llamaba: "¡José! ¡José! ¡Ven acá, rápido!" El niño la ignoraba y seguía jugando como si nada.

Cansada de llamarlo, cuando su mamá lo iba a buscar preguntándole entre gritos si estaba sordo y por qué no respondía a su llamado, José solo se limitaba a alzar los hombros y responder: "Disculpa, mamá, pero pensé que era con mi perro."

Al tercer día de pasar esto, a la mamá de José se le ocurrió una brillante idea y, tras llamar: "¡José! ¡Ven acá! ¡José!"  sin obtener respuesta, agarro al perro y lo metió, vivo, en una olla de agua hirviendo. 

Al escuchar los aullidos y ladridos de dolor del perro, José fue corriendo a la cocina y, encontrando a su madre en el acto,  le preguntó con ojos llorosos y confundidos:

- ¡¿Qué haces mamá?! ¡¿Por qué le haces eso a mi perro?!
- Porque tengo media hora llamando: "¡José! ¡José! ¡José!" 
- Pero mamá, yo pensé que era con el perro.
- Si, era con el perro -respondió su madre fríamente.
- ¿Y entonces...?
- Pues, como nunca obedeció, me cansé de llamarlo así que fui a donde estaba, lo agarré y lo metí en la olla de agua hirviendo para que aprenda su lección. Y eso es lo que voy a hacer, de ahora en adelante, con todo aquel que me desobedezca -puntualizó la madre muy seriamente y, desde ese día, José, aterrado, huyó de casa y más nunca fue visto por sus padres. 

Fin. 

963 - El soñador.

Sir Helder Amos | sábado, marzo 05, 2016 |
Al abrir los ojos, recordó lo horrible que era el mundo real, así que los volvió a cerrar y siguió viviendo en su mundo de fantasías.

Fin.

961 - Amores fugaces.

Sir Helder Amos | miércoles, marzo 02, 2016 |
Cuando se fue a la cama, a pesar de haber tenido una día largo y complicado, recordó la efímera sonrisa que le dedicó aquel desconocido que se cruzó en su camino y, olvidándose de todo, se quedó dormido con una gran sonrisa en los labios.

Fin.