960 - El deseo de cumpleaños.

Sir Helder Amos | lunes, febrero 29, 2016 |
Mientras le cantaban el cumpleaños, la niña cerró fuertemente los ojos y se concentró en pedir su deseo con todas sus fuerzas y, cuando finalmente sopló las velitas, de la nada, se materializó un pony rosado que cayó sobre el pastel, salpicando a todos los presentes.

Fin.

959 - Sin lentes.

Sir Helder Amos | viernes, febrero 26, 2016 |
- Te ves raro sin lentes.
- Sí.., Tú también.
-¿Ah?... Pero... ¿Cómo así?... ¡Yo no uso lentes!
- O sea, yo, sin lentes, te veo rara -le respondió a la mancha borrosa que tenía en frente.

Fin.

958 - La última caída de "El gato."

Sir Helder Amos | miércoles, febrero 24, 2016 |
Cuando su esposo salió al balcón para hablar por teléfono, ella se escondió entre las cortinas para espiarlo; pero, cuando lo escuchó decir:

- Tranquila mi reina, tranquila amor, no te preocupes,  mi esposa no se va a dar cuenta ¿y si se da? no hay problema, algo me invento y la estúpida esa se lo cree. Recuerda que yo soy cómo los gatos, siempre caigo parado."

Salió, enfurecida, de su escondite y lo empujó, tan fuerte, que el hombre se cayó del balcón, desde el 9no piso.

Fin.

957 - La inalcanzable.

Sir Helder Amos | lunes, febrero 22, 2016 |
A pesar de pasar todo el día mostrando seguridad en si misma, de su belleza y de su perfección; por la noche, justo antes de dormir, la duda la atacaba y se preguntaba: "Si soy tan bella y perfecta, ¿por qué sigo sola?"

Fin 

956 - La venganza de la hormiga mutante.

Sir Helder Amos | sábado, febrero 20, 2016 |
Después de alcanzar un tamaño gigantesco, por meterse en un barril de desecho toxicos, lo primero que hizo la no-tan pequeña hormiguita fue dirigirse a la primera ciudad que vio a lo lejos, para  aplastar, con su nuevo gigantesco pie, los edificios y casas de los humanos, tal como uno de ellos había hecho con su hormiguero, hace mucho tiempo, en el bosque donde vivía.

Fin.

954 - El día libre de Cupido.

Sir Helder Amos | domingo, febrero 14, 2016 |
Cuando todos los ángeles vieron a Cupido divirtiéndose sobre la nube 9 mientras se tomaba un Cosmopolitan, se alarmaron mucho y le gritaron:

- ¡Cupido! ¡¿Qué haces allí divirtiéndote?! ¡Hoy es 14 de Febrero, tu día más ocupado del año! ¡Baja a la tierra ahora mismo y ponte a flechar corazones!
- Jajaja. Cálmense, amigos, no es necesario -dijo Cupido, sorbiendo de su bebida-. No hago falta allá abajo.
- ¡¿Cómo qué no?!
- Pues miren por ustedes mismos -les mostró Cupido, abriendo un hueco en la nube en la que estaban parados para que los ángeles vieran los millones de personas que se estaban emparejando y yendo a hoteles por ellos mismos.
- Pero... ¿Cómo...? -se preguntaron, confundidos.
- Tindr, Grindr, Badoo, eHarmony... -contó Cupido con los dedos de la mano-. Y un montón de aplicaciones y páginas web más, gracias a las cuales puedo, por fin, disfrutar y relajarme en mi cumpleaños -explicó, sorbiendo nuevamente de su Cosmopolitan y pasándoselo a los ángeles para que celebraran con él.

Fin.

Cuando los demás ángeles vieron a Cupido divirtiéndose sobre la nube 9 mientras se tomaba un Cosmopolitan, se alarmaron mucho y le gritaron:
– ¡Cupido! ¡¿Qué haces allí divirtiéndote?! ¡Hoy es 14 de Febrero, tu día más ocupado del año! ¡Baja a la tierra ahora mismo y ponte a flechar corazones!
– Jajaja. Cálmense, amigos, no es necesario –dijo Cupido, sorbiendo de su bebida-. No hago falta allá abajo. Este año, por fin, puedo disfrutar y relajarme en mi cumpleaños.
– ¡¿Qué cosa dices?! ¿Entonces quien hará que los humanos se enamoren?
– Pues miren por ustedes mismos –les mostró Cupido, abriendo un agujero en las nubes  para que los ángeles pudieran ver los millones de personas que se estaban conociendo, y yendo a citas por ellos mismos.
– Pero... ¿Cómo...? –se preguntaron los ángeles, confundidos.

– Tindr, Grindr, Badoo, eHarmony... -contó Cupido, con los dedos de la mano–. Y un montón de aplicaciones y páginas web más –explicó, sorbiendo nuevamente su bebida y ofreciéndosela a los demás ángeles para que celebraran con él– ¿Quieren?

953 - El tiempo es relativo.

Sir Helder Amos | jueves, febrero 11, 2016 |
- Vamos, preciosa, solo será una horita, y la vamos a pasar tan rico,  que te apuesto se va ir volando -le susurró el gordo, sudado y grasiento, al oído, mientras sacaba un fajo de billetes de su bolsillo.

- Está bien, mi gordo; pero solo una horita, porque ando ocupadita. -respondió la prostituta, tomando el fajo de billetes y guardándoselo entre los senos, mientras pensaba que se le avecinaba la hora más larga de su vida.

Fin.

952 - La mejor dieta.

Sir Helder Amos | miércoles, febrero 10, 2016 |
Cuando sus amigas notaron todos los kilos que había perdido en las últimas semanas, le preguntaron muy indiscretamente cómo lo había hecho.

- ¡Muy fácil! -respondió-. Con la dieta del mimo.
- ¿La dieta del mimo? -preguntaron sus amigas al unísono.
- Si, la dieta del mimo, es muy buena y efectiva, puedes comer de TODO: dulces, chocolates, pasteles, de todo; pero solo que tienes que hacerlo cómo comen los mimos.
- ¿Y cómo comen los mimos? -inquirió una de sus amigas.
- Así...

La mujer, entonces, alzo sus manos y le mostró la dos palmas a sus amigas; luego muy gestualmente tomó con su dedo pulgar e índice un cierre imaginario y se lo pasó por la boca; acto seguido, la mujer se dirigió a la cocina, abrió la alacena, sacó un plato, una cuchara, un tenedor y un cuchillo y lo colocó en la mesa.

Después, abrió el refrigerador y de él sacó muy gestualmente varios recipientes imaginarios, de los cuales llenó, con comida imaginaria, su plato. Tras guardar los recipientes de vuelta, la mujer se sentó de nuevo a la mesa con sus amigas y se comió, muy gestualmente, toda su comida imaginaria con una expresión de gusto y satisfacción en su cara que nadie podría imitar.

Al finalizar la comida, la mujer volvió a alzar sus manos, le mostró las dos palmas a sus amigas e, imitando el gesto anterior, se abrió el cierre imaginario de su boca.

-¡Uff, estoy llenísima, estaba delicioso! -exclamó sobándose la barriga, mientras sus amigas la veían, con ojos muy abiertos, como si estuviera loca.

Fin.

951 - Ausencia paterna.

Sir Helder Amos | domingo, febrero 07, 2016 |
Cuando presentó a su nuevo novio a la familia, su padre se paró de la mesa, se acercó a él, le extendió la mano y, muy calurosamente, le dijo:

- Déjame adivinar... Te llamas José.
- Sí, señor. ¿Cómo lo sabe?
- Casualmente todos los novios de mi hija se llaman José.
- ¿En serio? -le preguntó el novio a su novia.
- Sí -asintió la chica con un ligero movimiento de cabeza, mientras se ruborizaba y bajaba la mirada.
- Qué curioso... -exclamó el chico, pensativo-. ¿Y usted, señor? ¿Cómo se llama?
- José -respondió, el hombre, con una gran sonrisa.

Fin.

950 - ¡Solo hasta la muerte!

Sir Helder Amos | viernes, febrero 05, 2016 |
Justo antes de su muerte, le susurró a su esposa en el oído: "Te amo. Este no es más que un hasta luego. Te espero en el cielo, donde podremos estar juntos por siempre."

Sin embargo, su mujer, tan pronto lo hubo enterrado, se convirtió en la mujer más pecaminosa con el único propósito de ganarse un lugar en el infierno; porque, según ella, el acuerdo, al que habían llegado cuando se casaron, era hasta que la muerte los separara. 

Fin.

949 - Las estatuas de hielo de debajo del puente.

Sir Helder Amos | martes, febrero 02, 2016 |
Todos las mañanas, camino a la escuela, madre e hija pasaban por debajo de un puente donde vivían alrededor de cinco personas que no tenían hogar y, todos los días, la niña le pedía a su mamá un poco de cambio para darles a esas pobres personas que no tenían ni un centavo para comer.

Un mañana, después de una noche terriblemente fría, cuando la mamá y la hija pasaron por debajo del puente, una se quedó horrorizada, mientras que la otra se quedó encantada al ver cuatro majestuosas y realistas estatuas de hielo con forma de humanos en diferentes poses.

- ¡Wow! ¡Qué bellas, mamá! ¿Qué son? -chilló la niña.

- ¡No las toques! -gritó la mamá, al ver que su hija se acercaba a una de ellas para detallarlas mejor-. ¡No las toques! ¡Ven, dame la mano! No te acerques mucho.

- ¡Ay, mamá! ¡Me haces daño! ¡Suéltame! Quiero ver mejor esas figuras, ¿Qué son?

- No son nada. Nada -sentenció la mamá-. Solo son unas estatuas de hielo; parte de una nueva obra de arte en la ciudad.

- ¡Aaah! ¿Y... Mamá?  ¿Sabes qué se hicieron las personas sin hogar que solían vivir aquí?

- Los desalojaron -respondió, sagazmente, su madre-. Los desalojaron para poner esta nueva, majestuosa y realista obra de arte.

- Ah, qué bueno, yo pensé... -dijo la niña, perspicazmente.

- ¿Qué pensaste, querida? -preguntó la mamá, aterrada.

- No, nada. Nada -chilló la niña, negando con su cabeza-. Olvídalo, es una locura. Mejor nos apuramos, mamá, porque si no, llegaré tarde a la escuela.

Fin. 

948 - El último deseo del artista.

Sir Helder Amos | lunes, febrero 01, 2016 |
Justo antes de morir, el joven artista, quien en vida había hecho lo posible e imposible para volverse famoso, le susurró a su padre al oído, desde su lecho de muerte:

- ¡Quémalo! ¡Quémalo todo! ¡Qué no quede nada! Mis escritos, mis pinturas, mis fotos, quémalo todo. Si no me valoraron en vida, no permitas que me sobrevaloren después de muerto.

Fin.