Ese fin de semana, tres amigos decidieron escapar de la escandalosa ciudad y acampar una noche en un misterioso bosque cercano con el propósito de divertirse, despejar la mente y apreciar la naturaleza.
Al llegar al bosque, los amigos se adentraron en él buscando el mejor lugar para acampar entre los centenares de árboles centenarios, pero cuando finalmente encontraron un pequeño claro y estaban armando la carpa, escucharon el grito de una chica.
Alarmados, los chicos dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a buscar a la chica para ayudarla, a la cuál encontraron no muy lejos de su locación tirada en el suelo.
- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron los amigos, casi al unísono.
- Sí, sí, disculpen si los asusté, -respondió la chica con una dulce y cálida voz al mismo tiempo que se ponía de pie y se quitaba el pelo de la cara para mostrarles su inigualable belleza.
Ella tenía unos grandes y brillantes ojos verdes, carnosos labios rojos y un pálido color de piel que aunado a su tonificado cuerpo, parecía sacada de un programa de belleza.
- Estaba caminando entre los árboles y me resbalé por ese montículo de arena -explicó la chica, a pesar de que los chicos no le habían prestado mucha atención por estar embelesados con su apariencia.
- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron después de un rato, al salir de su embelesamiento.
- Sí, muchas gracias, -respondió ella, con un tono juguetón en su voz- ¿Qué hacen tres valientes caballeros por este bosque?
- ¿Caballeros, nosotros? No, no, nada -respondió uno, ruborizándose.
- Solo vinimos a acampar esta noche -añadió otro.
- Escapando de la ciudad, tú sabes... -finalizó el tercero.
- ¿Y tú? -le preguntaron los tres al unísono.
- ¿Yo?... Pues... -empezó a decir la chica, jugando con sus cabellos-, Yo estoy buscando a la bruja de este bosque, he leído muchas historias de terror sobre ella y me encantaría descubrir si las leyendas son ciertas.
- ¿Y estás sola? -indagó uno de los amigos.
- Sí, solita -respondió la chica, sacando el labio inferior por un momento-, ¿y ustedes? ¿No les gustaría acompañarme a buscar a la bruja o algún trazo de su existencia?
- Solo somos nosotros tres -respondió uno.
- Muchas gracias por el ofrecimiento, pero sólo queremos relajarnos y disfrutar de la naturaleza -añadió otro.
- Sin embargo, si gustas puedes unirte a nosotros, tenemos cerveza, vamos a hacer una fogata y asáremos malvaviscos -la invitó el tercero.
- Suena divertido, -dijo la chica con un tono gélido-, pero prefiero seguir buscando a la bruja por mi cuenta, espero se diviertan, hasta luego.
Y sin decir más nada la chica se dio la vuelta y desapareció entre los árboles, dejando a los tres amigos muy confundidos, quienes regresaron a terminar su campamento hablando de lo hermosa era y lo raro que había sido su encuentro.
Mientras tanto, no muy lejos del campamento de los amigos, se escuchó el graznido de un cuervo, que descendió del cielo y se posó sobre el hombro de la chica que espiaba a los amigos entre los árboles. Pero tan pronto las garras del cuervo tocaron a la chica, la apariencia de esta cambio drásticamente, tornándose en una vieja andrajosa con una larga cabellera blanca enmarañada que cubría su cara llena de arrugas y verrugas.
- ¡Kaaa! -graznó el cuervo.
- Sí, Malphas, hubieran sido la víctima perfecta -dijo la vieja.
- ¿Kaaa? -graznó de nuevo el cuervo.
- Ya conoces las reglas, Malphas, -respondió la vieja, alzando su mano para acariciar la cabeza del cuervo-, solo pueden ser de nosotros aquellos que nos busquen.
Fin.
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