1396 - El Viajero Astral.

Sir Helder Amos | jueves, noviembre 26, 2020 |
Todas las mañanas, cuando despertaba, confirmaba con los sellos que aparecían mágicamente en su pasaporte de que sus viajes no habían sido solo un sueño. 

Fin.

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1395 - Ciencia Satánica

Sir Helder Amos | sábado, octubre 31, 2020 |
- ¡Felicitaciones, querida, lo hiciste excelente! –anunció la bruja suprema, ayudándola a bajar del podio y dándole una humeante copa para celebrar-. Ya eres una de nosotras, ¿cómo te sientes? 
- Bien, emocionada, aunque un poco asustada –respondió la joven, ruborizándose. 
- No, no, no, no tienes por qué sentirte asustada, querida, si gracias a la ciencia estamos en la mejor época para ser brujas. 
- Estoy de acuerdo, –dijo una brujita que estaba parada cerca de ellas-. A diferencia de hace quinientos años, ser bruja ahora es muy fácil, no te imaginas cuantas veces estuve a punto de ser quemada en la hoguera durante la inquisición, fueron tiempos difíciles, perdí muchas amigas. 
- Así es, querida, -añadió una anciana que se había acercado a felicitar a la nueva bruja-. Desde que la ciencia tomó las riendas del mundo, la humanidad se volvió tan escéptica que solo cree en lo que puede ver, tocar y probar; dejándonos el camino libre para hacer lo que queramos sin ser juzgadas ni cuestionadas.
- Es cierto, la ciencia ha sido el mejor regalo que nos ha dado Satanás –dijo la suprema-. Es más, propongo un brindis por la ciencia.
- ¡Por la ciencia! –gritaron todas, alzando y sonando sus copas en el aire. 

Fin.

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1394 - El Escape de la Momia

Sir Helder Amos | viernes, octubre 23, 2020 |
Cuando el grupo de arqueólogos irrumpieron en la cámara funeraria donde descansaba la momia, vitorearon muy alegremente porque finalmente habían logrado desmantelar todas las trampas mortales que la pirámide ocultaba. Sin embargo, poco sospechaban que quien más se alegraba de su logro era la momia, ya que las trampas de la pirámide no eran para prevenir que los asalta tumbas entraran a llevarse sus tesoros, si no para impedir que ella saliera, así que ahora podría escapar fácilmente a destruir la humanidad

Fin.

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1393 - El Fantasma Viviente

Sir Helder Amos | martes, octubre 13, 2020 |
A mitad de la noche, en una lúgubre prisión de alta seguridad, un grito aterrador proveniente de la celda 63 despertó a todos los prisioneros. 

- ¡Cállate! –bramó el prisionero de la celda 62, golpeando fuertemente la pared que lo separaba de su vecino. 
- ¡Estaba aquí! Justo aquí –balbuceó el hombre que los había despertado, entre sollozos-. Yo lo vi, estaba parado a mi lado, no estoy loco, yo lo vi, estaba aquí. 
- ¡¿Qué pasa aquí?! –gritó el nuevo oficial a cargo, corriendo a lo largo del pasillo con su linterna en la mano. 
- Nada, oficial, es el de la 63 –explicó el prisionero de la celda 59-. Hoy, al igual que todos los martes 13, se despertó asustado porque, supuestamente, el fantasma del hombre que mató lo está atormentando. 
- Pero eso es imposible, -masculló el oficial, recordando el registro del hombre de la 63-. Si él no mató a nadie, su víctima sobrevivió a su ataque; él solo está preso por agresión e intento de homicidio. 
- Dígaselo a él, -bramó el prisionero de la celda 62, dándole otro golpe a la pared-. Para que nos deje dormir en paz. 
- ¡Yo lo vi! –repitió el hombre-. Estaba aquí, estaba parado junto a mí. ¡Se los juro!
- Bueno, pues, ¡silencio!, todos a dormir –gritó el oficial-. Y usted prisionero –añadió, iluminando con su linterna el pálido y sudoroso rostro del hombre de la celda 63-, la próxima vez que vuelva a ver a su supuesto fantasma, no arme tanto alboroto -le advirtió, dándole un golpe a la reja de su celda con su porra. 

 Sin embargo, cuando el oficial regresó a su oficina, se le ocurrió revisar el video de seguridad de la celda 63 y, cuando rebobinó la cinta un par de minutos para ver exactamente lo que había pasado, pegó un grito aterrador que despertó, de nuevo, a todos los prisioneros.

Fin.

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1392 - La Dieta del Enamorado

Sir Helder Amos | martes, septiembre 29, 2020 |
La pérdida de peso que sufrió desde que se había enamorado sorprendió a muchos, pero para equivocación de todos no había adelgazado para llamar la atención de la persona que le gustaba, si no para bajar la barriga, porque pensaba que mientras más pequeña fuera su panza menos serían las mariposas que sentiría.  

Fin.

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1391 - La Fiesta de Revelación de Género.

Sir Helder Amos | sábado, septiembre 19, 2020 |
Cuando los invitados llegaron al salón de fiesta, todos se quedaron sorprendidos por la extravagante y hermosa decoración, las paredes estaban forradas de telas rosadas y celestes, con globos de los mimos colores por todo el lugar, y lo más impresionante era que en el medio del salón había una gigantesca bola negra con unos símbolos de interrogación rosados y celestes pintados en el centro. 

Sin embargo, más allá del asombro por la majestuosidad de la fiesta, todos los invitados estaban confundidos, porque nunca se esperaron que Laura estuviera embarazada. Así, que entre los murmullos de los invitados se podía escuchar:

- Yo no sabía que Laura tuviera novio.
- Yo tampoco, ¿quién será el padre?
- Se lo tenia muy bien escondido.
- ¡Qué horror!, ella no se ha casado.
- Seguro, es de Matías, ellos siempre estaban juntos.
- Pero yo pensaba que Matías era gay. 

De pronto, la voz de Matías, un joven pálido y lánguido, retumbó en el lugar y se paró sosteniendo un micrófono al lado de la bola. 

- Muchas gracias a todos por venir, si están aquí presente es porque todos y cada uno de ustedes son muy importantes para Laura -expuso Matías-. Es por eso que ella quería que ustedes fueran los primeros en enterarse y no tengan que oírlo de nadie más, ya que Laura y yo hemos mantenido esto en secreto por mucho tiempo, y llegó el momento de que todos sepan la verdad, además de que ella cree que es tiempo de que el nacimiento de una nueva persona emerja de ella. Sin embargo, les agradecería a todos que sean prudentes, ya que esto no es algo que ella planeó, si no que se dió dentro de ella, así que por favor eviten preguntas innecesarias y, en cambio, demuéstrenle su apoyo y amor, durante esta nueva y dura etapa de su vida. Su nueva vida... y ahora sin más preámbulos, ¡es hora de descubrir el género!

En ese instante, la gigantesca bola negra empezó a brillar y producir un hermoso humo rosado, unos segundos después cambió de color y produjo humo celeste, de nuevo humo rosado, luego azul, otra vez humo rosado y, de pronto, la bola brilló intensamente y explotó inundando todo el salón con humo azul. 

- ¡Va a ser niño!
- ¡Sí, va a ser varón! -se escucharon los murmullos de los invitados, regocijándose.

Pero a medida que el humo empezó a disiparse, se dieron cuenta que la gigantesca bola negra se había partido en dos y que alguien estaba adentro de ella. Poco a poco, las características de esta silueta se fueron aclarando, era un joven de la misma altura y mismo color de ojos y piel de Laura, con la cabeza rapada, y que usaba una camisa a cuadros bastante holgada y pantalones anchos con botas de seguridad.

- No va a ser varón, de hecho, no hay embarazo, la verdad es que... -dijo el muchacho que había salido de la bola, y que tenía la misma voz de Laura aunque se esforzaba para que sonara un poco más gruesa-, ¡Soy varón!

Fin.

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1390 - La Bruja del Bosque.

Sir Helder Amos | sábado, septiembre 12, 2020 |
Ese fin de semana, tres amigos decidieron escapar de la escandalosa ciudad y acampar una noche en un  misterioso bosque cercano con el propósito de divertirse, despejar la mente y apreciar la naturaleza.

Al llegar al bosque, los amigos se adentraron en él buscando el mejor lugar para acampar entre los centenares de árboles centenarios, pero cuando finalmente encontraron un pequeño claro y estaban armando la carpa, escucharon el grito de una chica.

Alarmados, los chicos dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a buscar a la chica para ayudarla, a la cuál encontraron no muy lejos de su locación tirada en el suelo. 

- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron los amigos, casi al unísono. 
- Sí, sí, disculpen si los asusté, -respondió la chica con una dulce y cálida voz al mismo tiempo que se ponía de pie y se quitaba el pelo de la cara para mostrarles su inigualable belleza. 

Ella tenía unos grandes y brillantes ojos verdes, carnosos labios rojos y un pálido color de piel que aunado a su tonificado cuerpo, parecía sacada de un programa de belleza.

- Estaba caminando entre los árboles y me resbalé por ese montículo de arena -explicó la chica, a pesar de que los chicos no le habían prestado mucha atención por estar embelesados con su apariencia. 
- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron después de un rato, al salir de su embelesamiento.
- Sí, muchas gracias, -respondió ella, con un tono juguetón en su voz- ¿Qué hacen tres valientes  caballeros por este bosque?
-  ¿Caballeros, nosotros? No, no, nada -respondió uno, ruborizándose.
- Solo vinimos a acampar esta noche -añadió otro.
- Escapando de la ciudad, tú sabes... -finalizó el tercero. 
- ¿Y tú? -le preguntaron los tres al unísono.
- ¿Yo?... Pues... -empezó a decir la chica, jugando con sus cabellos-, Yo estoy buscando a la bruja de este bosque, he leído muchas historias de terror sobre ella y me encantaría descubrir si las leyendas son ciertas.
- ¿Y estás sola? -indagó uno de los amigos. 
- Sí, solita -respondió la chica, sacando el labio inferior por un momento-, ¿y ustedes? ¿No les gustaría acompañarme a buscar a la bruja o algún trazo de su existencia?
- Solo somos nosotros tres -respondió uno.
- Muchas gracias por el ofrecimiento, pero sólo queremos relajarnos y disfrutar de la naturaleza -añadió otro.
- Sin embargo, si gustas puedes unirte a nosotros, tenemos cerveza, vamos a hacer una fogata y asáremos malvaviscos -la invitó el tercero. 
- Suena divertido, -dijo la chica con un tono gélido-, pero prefiero seguir buscando a la bruja por mi cuenta, espero se diviertan, hasta luego.

Y sin decir más nada la chica se dio la vuelta y desapareció entre los árboles, dejando a los tres amigos muy confundidos, quienes regresaron a terminar su campamento hablando de lo hermosa era y lo raro que había sido su encuentro. 

Mientras tanto, no muy lejos del campamento de los amigos, se escuchó el graznido de un cuervo, que descendió del cielo y se posó sobre el hombro de la chica que espiaba a los amigos entre los árboles. Pero tan pronto las garras del cuervo tocaron a la chica, la apariencia de esta cambio drásticamente, tornándose en una vieja andrajosa con una larga cabellera blanca enmarañada que cubría su cara llena de arrugas y verrugas.

- ¡Kaaa! -graznó el cuervo.
- Sí, Malphas, hubieran sido la víctima perfecta -dijo la vieja.
- ¿Kaaa? -graznó de nuevo el cuervo. 
- Ya conoces las reglas, Malphas, -respondió la vieja, alzando su mano para acariciar la cabeza del cuervo-, solo pueden ser de nosotros aquellos que nos busquen. 

Fin.

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1389 - El Origen de las Pirámides.

Sir Helder Amos | jueves, septiembre 03, 2020 |
La máquina del tiempo estaba lista y aquel científico del siglo XXVI pegó un grito de júbilo, desde pequeño se había sentido atraído por las majestuosas pirámides de Egipto, y al fin podría viajar al pasado para disipar sus dudas, sobre todas las teorías que había estudiado y creado sobre su construcción. 

Su afición por las pirámides lo había llevado a recabar toda la información posible, desde su posición astronómica hasta la medida y peso de cada piedra de su estructura, tenía cada plano de ellas, cada foto, cada diagrama pero todavía le quedaban muchas interrogantes: ¿cómo los egipcios de la época las habían diseñado? ¿Cómo habían movido las piedras? ¿Cómo las habían construido si antes la tecnología no estaba tan avanzada? 

Así que cuando la máquina del tiempo estuvo lista, el científico celebró brevemente y sin dudarlo ni un momento se montó en ella, puso la fecha estimada de cuando la construcción había comenzado y se lanzó al pasado. 

Sin embargo, cuando llegó al pasado se sintió muy confundido y decepcionado una vez que el haz de luz que lo había transportado a través del tiempo se hubiera disipado, el desierto estaba desierto, no había rastros de ninguna pirámide.

Consternado, verificó la fecha en la máquina del tiempo y estaba correcta, no se había equivocado, así que decidió explorar un poco la zona, pero al no encontrar más que montañas y montañas de arena, decidió regresar a su era y re evaluar sus estudios. Pero al poner sus coordenadas y fecha en la máquina del tiempo está arrojó un error: Futuro Inválido. 

El científico se sintió aún más confundido, ¿qué estaba pasando?, ¿qué había hecho mal?, en eso percibió un gran grupo de personas que venían hacia él cantando y danzando con lo que parecían ofrendas y regalos.

- ¡No es posible! -exclamó, comprendiendo súbitamente la situación. 

Fin.

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1388 - Las Vacaciones con el Abuelo.

Sir Helder Amos | miércoles, agosto 26, 2020 |
Cuando fue a recoger a su hijo adolescente en la estación de tren, estaba preparada para todas las quejas y en especial el gran portazo que este le daría a la puerta del coche al montarse, por haberlo mandado dos meses a la casa de campo con su abuelo, donde no había internet ni muchas cosas que hacer. Sin embargo, nada de esto ocurrió, y el joven se montó al coche muy calmada y calladamente. 

- ¿Y entonces... no me vas a decir como la pasaste? -le preguntó su madre.
- No la pasé mal -respondió secamente el muchacho.
- ¡Vaya! ¡Qué milagro! ¿Viste que no era el fin del mundo? ¿Qué el internet y la ciudad no lo son todo? 
- Ya, mamá, no empieces, no lo arruines. 
- Vale, disculpa, pero puedo preguntarte ¿qué te hizo cambiar de parecer?
- El abuelo... pues, la verdad, el abuelo me hizo sentir mal cuando me escuchó quejándome de que no tenía internet, cuando él a mi edad tuvo que dejar a la abuela embarazada con mi tía para unirse al ejército... esta vez fue muy crudo...  me contó todo lo que vio y vivió en la guerra, luego todo lo que tenía que hacer para poder comer durante la hambruna que hubo en el país, me contó sobre las enfermedades locas que han surgido y todas las crisis que ha vivido a través de los años... el abuelo me contó todo y, pues, a diferencia de ahora, aquellos tiempos sí que eran difíciles...

Al no poder creer lo que había escuchado, la mujer se quedó viendo a su hijo anonadada con una gran sonrisa do orgullo. 

- ¿Qué me ves? -le preguntó su hijo al notar su expresión. 
- Nada... ¡vaya!, las vacaciones con el abuelo sí que te sentaron bien, ¿eh?, creo que voy a mandarte con él más seguido.
- ¡Ay no, mamá! ¡Por favor! ¡Allá no hay internet! 

Fin.

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1387 - El Aprendiz del Mago.

Sir Helder Amos | lunes, agosto 10, 2020 |
Un día, cuando el mago se miro al espejo y descubrió que todo su cabello se había tornado blanco, decidió buscarse un aprendiz a quien enseñarle todos sus trucos y dejarle todo su legado. Segundos después de tomar esta resolución, un pequeño huérfano tocó a la puerta del mago para pedirle un poco de pan. 

Sorprendido por lo poderosa que era su magia, el Mago aprovechó la oportunidad e invitó al pequeño huérfano a vivir con él y convertirse en su aprendiz, quien aceptó de inmediato. Y de esta manera empezó su educación. 

Durante años y años el mago le enseñó a su aprendiz todo lo que sabía sin limitaciones, así que lo instruyó  sobre magia, biología, astrología, astronomía, economía, filosofía, cartomancia, quiromancia, psicología, medicina y, más importante aún le enseñó sobre la vida. 

De tal forma, ese pequeño pasó de ser un huérfano, al joven aprendiz de mago, y este se sentía tan agradecido por todo lo que había recibido, que consideraba que el mago era todo y lo único preciado que tenia en su vida, a pesar de los cientos de regalos y riquezas que este le había dado.

Sin embargo, un día, el mago conoció a una malvada bruja, de la cual se enamoró perdidamente y terminó casándose con ella, pero la bruja en verdad no amaba al mago y solo le seguía la corriente por diversión. Pero el joven aprendiz, al ser tan apuesto y culto, llamó la atención de la bruja, quien trató de seducirlo, incluso bajo la nariz del mago. Pero el joven siempre se resistió a sus encantos. 

Hasta que la malvada bruja se cansó de los continuos rechazos del aprendiz, y sin más preámbulos lo amenazó diciéndole:

- Si no te entregas a mi, haré que el mago té eche y te quite todo lo que te ha dado. 
- Prefiero perderlo todo que irrespetar al maestro -sentenció el joven aprendiz. 
- Muy bien, prepárate, porque no descansaré hasta verte pagar por tu desprecio.

Al día siguiente la bruja cumplió su amenaza, y el mago echó a su aprendiz y le quitó todos los bienes materiales que le había regalado, sin embargo no pudo quitarle su gratitud ni su conocimiento. Así que el joven, en vez de entristecerse, solo se sintió decepcionado al ver que su maestro era dominado por la malvada bruja. 

Lamentablemente, la bruja no se detuvo allí e, incluso después de echarlo, siguió intentando seducir al joven, quien a pesar de perderlo todo siguió siendo leal a su maestro. Desafortunadamente, las tiernas y gratas palabras que el joven utilizaba para referirse al mago lo delataron, y al comprenderlo todo, la bruja lo amenazo una última vez:

- Si no te entregas a mi, destruiré todo lo que te queda. 
- Yo soy un huérfano, el mago me ha quitado todo lo que tenía, así que tus palabras no me asustan, porque no tengo nada que puedas destruir. 
- ¿Estás seguro?
- Sí, yo siempre voy a ser leal a mi gran Maestro. 
- Esta bien, cómo tú quieras, prepárate a perderlo todo. 

Esa misma noche, la bruja envenenó al mago y le cortó la cabeza, la cual hechizó y metió en una caja que envió al joven aprendiz. 

Al recibir el paquete, el joven pegó un grito de dolor al ver la cabeza de su maestro y comenzó a llorar desconsoladamente, abrazando y besando la cabeza de su antiguo maestro. De pronto, entre sus sollozos, la cabeza tomó vida y le preguntó:

- ¿Ahora si lo has perdido todo? 
- ¡Sí, maestro! -gritó, desconsolado el joven- ¡Todo!
- ¿Qué piensas hacer ahora? -le preguntó la cabeza.
- Llorarlo, maestro, llorarlo hasta que se me sequen los ojos -respondió honestamente.
- ¿Y después?
- Recordarlo, maestro, recordarlo todos los días de mi vida con gratitud por su bondad y grandeza. 
- ¿Y no piensas vengarte de quien me hizo esto? 
- ¡No! -sentenció el joven. 
- ¿Por qué? Yo te enseñé todo lo que sabía, así que tu tienes el conocimiento y poder para vengar mi muerte. 
- No, jamás lo vengaría, porque aunque el dolor sea inmenso, usted me enseñó que la venganza es solo una pérdida de tiempo que nunca trae nada bueno. 
- Pero...  -empezó a refutar la cabeza sin poder terminar, porque se quedó sin voz y un pequeño hilo de humo verde salió de su boca.

Sorprendido por lo que vio, el joven aprendiz descubrió el hechizo de la bruja y, a pesar de su dolor, se sintió orgulloso de no haber caído en su última tentación, y al parecer lo mismo sintió el mago, porque cuando el joven volvió a ver la cabeza de su maestro, esta reposaba con una gran sonrisa de satisfacción en su frío y pálido rostro.

Fin.

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1386 - La Broma Alienígena.

Sir Helder Amos | martes, agosto 04, 2020 |
En aquella noche de luna llena y cielo despejado, dos amigos se encontraron para ver las estrellas:

- ¿Entonces es tu primera vez viendo el espacio? -le preguntó, mientras terminada de armar el telescopio.
- Sí, mi primera vez, ¿tú lo has visto muchas veces?
- Cada vez que puedo, me encanta ver los planetas y las estrellas, ¿Qué te gustaría ver primero? 
- No lo sé... ¿Qué te parece si empezamos con la luna?
- Vale, esto ya está listo, solo déjame cuadrarlo y ajustarlo para que puedas verla claramente.
- Oye... ¿Y alguna vez has visto alguno?
- ¿Algún qué?
- Ehh... tú sabes... un alíen o un platillo volador.
- Ja, ja, ja, ¿en verdad me estás haciendo esa pregunta? 
- Pues...
- No, nunca he visto uno, no creo en los aliens ni en nada de eso, ¿tú si?
- Quizás... Aunque tampoco nunca he visto uno, pero...
- ¡Listo! Allí la tienes, la luna -anunció, interrumpiéndolo y cediéndole el telescopio-. Ven a ver, pero ten cuidado de no mover el telescopio. 
- A ver... ¡¿QUÉ DEMONIOS?! -gritó un segundo después de ver poner el ojo en el visor y dando un salto para atrás tumbó al telescopio y se cayó al suelo. 
- ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¡Ten cuidado con el telescopio!
- ¿¿¿VI-VI-VISTE ESO???
- ¿Qué? ¿La luna?
- Sí-sí-sí, digo, no. Los horribles pulpos que estaban parados en ella. 
- ¿De que hablas? En la luna no hay animales, mucho menos pulpos, ¿estás loco?
- No, no, pero entonces ¿qué fue eso que vi?
- Arena y rocas, en la luna no hay nada más que arena y rocas, así que no pudiste ver nada más, quizás tus ojos o tu mente te jugaron una broma, ¿quieres volver a intentar?
- Sí, sí, quizás tiene razón, quizás como estábamos hablando de los aliens los imagine...
- Ven, ya está listo, vuelve a mirar para que compruebes que no hay nada. 
- ¡Vale!... ¡PERO MIRA, ALLÍ ESTÁN! ¡LOS ESTOY VIENDO! 
- ¿Qué cosa? 
- ¡MIRA! ¡LOS PULPOS! ¡ALLÍ ESTÁN! ¡SALUDÁNDONOS CON SUS TENTÁCULOS! ¡MIRA! ¡MIRA! -gritó, cediéndole el telescopio. 
- ¡Déjame ver! ... ¡Ay, ya! Deja de bromear, que ahí no hay nada. 
- ¡¿CÓMO QUE NO HAY NADA?! -preguntó, quitando a su amigo del telescopio para ver de nuevo-. ¡ALLÍ ESTÁN PARADOS!
- A ver... -dijo, algo obstinado, empujando a su amigo a un lado para poner su ojo en el telescopio-. No, nada, y ya para que no es gracioso.
- No, tú para, estoy seguro que puedes verlos y me estás tomando el pelo. 
- ¡Si ahí no hay nada! -gritó exasperado. 
- ¡¿Y los pulpos, que?! -replicó.
- ¡NO HAY PULPOS! -vociferó, empezando a discutir.
- ¡Sí hay...
...
...

Mientras tanto, en el lado oscuro de la luna, los alienígenas se destornillaban de la risa con la broma que le estaban gastando a los humanos.

Fin.

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1385 - La Pesadilla Húmeda.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 15, 2020 |
Mientras trabajaba en su reporte, la puerta de la oficina se abrió de golpe y vio a su secretaria completamente desnuda recostada sobre el marco de la puerta. 

- ¡¿Qué te pasa?! -le gritó-. ¡¿Te has vuelto loca?!
- No, nada de eso, es solo que no puedo aguantarme más -contestó la secretaría acercándose lenta y sensualmente hasta su escritorio. 
- Pero, ¿qué estás haciendo? ¡Te voy a despedir! ¡Anda a vestirte!
- No, no, no, -negó la secretaria agitando su dedo índice con sus perfectas y largas uñas pintadas de rojo-. Yo sé que el verdadero motivo por el que me contrató fue por lo sensual y sexy que soy -dijo la mujer, llegando al escritorio-. Por mis larga y bella cabellera, por mis piernas perfectas, y mi figura 90-60-90.
- ¿Qué estás diciendo? ¡Yo no...!
- No te atrevas a negarlo -lo interrumpió la secretaria, silenciándolo al llevarle un dedo a sus labios-. Yo lo vi en tus ojos, lo sentí en tu mirada, tan pronto entré por esa puerta el día de la entrevista. 
- Eh... bueno... -balbuceó-. Sí, es cierto, tú belleza destacó sobre el resto de las desaliñadas candidatas, ¡Pero no es lo que parece! ¡ESTOY CASADO! -gritó el hombre, levantando su mano a la cara de la secretaria y mostrándole el brillante anillo que había en su dedo anular. 
- Eso no importa, a mi me gusta compartir -sentenció la secretaria y, agarrándole la mano a su jefe, se metió el dedo anular a la boca y le quitó el anillo con los dientes. 

Anonadado, el jefe empezó a sudar frío y un segundo más tarde la secretaria se lanzó sobre él... ... ...

- ¡¿Querido?! ¡Querido, despierta! ¡Amor! ¡¿Estás bien?! -se escuchó una voz por toda la oficina. 
- ¡Ahhhhh! -despertó súbitamente el hombre, con la frente empapada y una extraña expresión de horror y pena en su rostro.
- ¿Estás bien, querido? 
- Sí... sí... estoy bien -afirmó el hombre luego de un rato de silencio en el que recorrió toda su oscura habitación con la mirada. 
- ¿Pesadilla? -le preguntó, pero el hombre solo le limitó a asentir con la cabeza-. Lo siento mucho -le dijo, abrazándolo-. Pero solo fue un sueño, no te preocupes, yo estoy aquí, contigo. 
- Gracias -respondió el hombre con voz seca. 
- ¿Quieres hablar al respecto? ¿Que estabas soñando?
- No, no, no -negó rápidamente el hombre con la cabeza-. Esta ha sido la peor pesadilla que he tenido. Fue muy horrible, no quiero ni recordarla.
- Oh, lo siento mucho, ¿hay algo que pueda hacer para hacerte sentir mejor? 
- Sí... -respondió el hombre, tras sacudir su cabeza en un intento de sacudirse la pesadilla de su mente-. ¡Muchos! -añadió, señalando su mejilla con su dedo índice.
- ¿De verdad? ¡¿En serio?! -le preguntó, entusiasmado, y al ver a su esposo asentir, pegó un brinco de emoción-. Pero estoy barbudo, y pensé que no te gustaba porque la barba te hace cosquillas. 
- Sí, pero creo que me haría bien reír un po...

Y sin dejarlo terminar, se lanzó sobre él para inundarlo con tantos besitos en la mejilla que le produjeron una carcajada que le hizo olvidar su pesadilla. 

Fin.

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1384 - El Demonio Confundido.

Sir Helder Amos | sábado, julio 11, 2020 |
Mientras Satán hacía su inspección rutinaria por todas las celdas del infierno, se quedó plasmado al sorprender a uno de sus más leales demonios parado frente al espejo probándose unas alas blancas (un poco ensangrentadas) en su espalda.

- ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? -bramó Satán, emitiendo fuego por todo su cuerpo.
- ¡Oh! ¡Mi señor! ¡Nada, nada! ¡Se lo prometo! -exclamó el demonio, pegando un brinco y tratando de esconder las alas de la vista de su amo. 
- ¡NO ME MIENTAS, QUÉ TE VI! 
- Eh.. está bien, mi-mi señor -balbuceo el demonio, mostrándole las alas-. Les arranqué estas alas a una paloma para ver cómo me quedaban -admitió, el demonio, muy apenado. 
- ¿POR... ? -empezó a rugir Satán, sin embargo, al ver lo aterrado que estaba el demonio, tomó un respiro, y se calmó un poco-. ¿Por qué? -le preguntó, más gentilmente. 
- No lo sé, mi señor, desde la última vez que regresé de la tierra no me siento seguro de mi mismo, -empezó a confesar el demonio-, porque todo salió mal, el alma del joven mago con el que había hecho un trato me la robo una chica que se enamoró de él, ella con su amor rompió nuestro pacto, y me dijo algo... me dijo algo, que me dejó muy confundido. 
- ¿Qué fue lo que te dijo? -inquirió Satán, completamente calmado e interesado en el relato del demonio. 
- Pues, me dio las gracias y me dijo que si no hubiera sido por mí, ella nunca hubiera conocido al joven mago y que a pesar de que yo era un demonio, era un demonio bueno... Eso me dijo... Pero todos los demonios somos malos o debemos ser malos, ¿no?... los demonios buenos no existen, bajo su premisa, entonces, yo sería un... ¿ángel? -concluyó el demonio, mostrándole las alas de paloma que sostenía en sus manos y alzando los hombros.
- ¡Vaya! -soltó Satán asombrado y, entrando a la celda del demonio, selló la puerta con fuego tras de él-. Creo que ha llegado el momento...
- ¡No! ¡Por favor, mi señor! ¡No me castigue! ¡Le prometo que no volverá a pasar! -lo interrumpió el demonio, suplicándole y arrodillándose ante él.
- ¡Cállate y párate, inútil! - bramó Satán- ¡No me interrumpas! Ha llegado el momento de que sepas la verdad...

Fin.

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1383 - Mal Humor Matutino.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 08, 2020 |
A pesar de que cuando le propuso matrimonio le advirtió que siempre despertaba de mal humor, desde que se casó empezó a despertar con una gran sonrisa al verlo durmiendo a su lado. 

Fin.

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875 - La lección sobre el amor.

Sir Helder Amos | viernes, julio 03, 2020 |
Al anochecer, para explicarle como funciona el amor a su pequeño aprendiz, el maestro ninja lo llevó a una colina alejada de la ciudad. 

- Así es el amor - le dijo el maestro al pequeño, señalando el cielo nocturno sobre la ciudad, desde dónde empezaron a explotar fuegos artificiales de todos colores y formas. 

- ¡Guao! - exclamó el pequeño, sorprendido con la belleza de los fuegos artificiales y los ¡Boom! Que estos producían al explotar - ¡Son bellos! - continuó diciendo, anonadado; al rato, cuando el show se hubo terminado,  éste señaló el cielo y añadió - pero, mire, maestro, se están desvaneciendo poco a poco, y... Y ya se desaparecieron por completo, ¿Así es el amor?

- Si, pero aún falta la mejor parte. 

- ¿Cuál? - preguntó el pequeño, mirando fijamente el oscuro cielo nocturno, luego, de la nada, el cartucho de uno de los fuegos artificiales que había explotado, le cayó en la cabeza, golpeándolo fuertemente- ¡Auch! ¡Duele! - gritó el aprendiz con lagrimas en el ojos; mientras que el maestro, quien había calculado la dirección y velocidad del viento exacta para enseñarle al pequeño la lección, sonreía picaramente 

Fin

1382 - Blanca Nieves y la Manzana Orgánica.

Sir Helder Amos | martes, junio 30, 2020 |
Cuando la poción de la muerte dormida estuvo lista, la bruja se aseguró de seleccionar la manzana más grande, roja y provocativa, para envenenarla y que la pobre princesa no pudiera resistirse a aquel fruto que una vez fue prohibido. 

Sin embargo, la bruja no tomó en cuenta el efecto que los siete enanitos, quienes llevaban años viviendo en el bosque, alejados de toda sociedad y progreso, habían tenido en la hermosa princesa desde que empezó a vivir con ellos. 

- ¡Toma, querida, te regalo esta deliciosa manzana por ayudar a esta pobre y humilde viejecita! -le ofreció la bruja disfrazada, tras pedirle a Blanca Nieves un poco de agua. 
- ¡Oh, no, no, no es necesario! -la rechazó la princesa, que ahora usaba unas gigantescas gafas de pasta negra-. Solo haberla ayudado me hace muy feliz. 
- No me desprecies, querida, a mi me haría muy feliz verte comer mi manzana, por favor acéptala y haz a esta pobre viejecita feliz -insistió la bruja. 
- Muy bien, la aceptaré, pero solo para hacerla feliz -aclaró la princesa, y tomó la manzana en sus manos y se la llevó lentamente a la boca. La manzana era realmente hermosa y enorme, su color rojo vivo era impresionante y su aroma tan fuerte como un perfume. 

La bruja miraba como Blanca Nieves se llevaba la manzana a la boca con intensidad e impaciencia, y casi había empezado a celebrar cuando la hermosa princesa se detuvo y se puso a observar mejor la fruta. 

- ¡Qué manzana tan peculiar! 
- ¡Sí, querida, y se ve deliciosa, vamos, pruébala! -insistió la bruja. 
- No lo sé, siento que algo no anda bien...
- ¡Tonterías, querida, es la mejor manzana que he conseguido!
- Por eso mismo, es tan...  perfecta... -continúo Blanca Nieves-. Esto no está bien, ¿Esta manzana es orgánica? 
- ¿Ah? -preguntó la bruja confundida.
- ¡Lo sabía! ¡Esta manzana debe ser genéticamente modificada! -aclaró Blanca Nieves-. Los siete hombrecitos me han hablado y alarmado mucho sobre esto, ahora las frutas las alteran genéticamente para producirlas en masas, y también me han dicho que para que no tengan detalles y los insectos no las arruinen usan muchos pesticidas que son dañinos para la salud.
- ¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? -repitió la bruja, todavía confundida. 
- Sí, los siete hombrecitos me han enseñado a comer solo frutas orgánicas, naturales... -siguió explicando Blanca Nieves, dejando la manzana envenenada en la cesta que llevaba la bruja y, tras rebuscar en ella, sacó del fondo una manzana pequeña, de opaco color y toda golpeada-. ¡Cómo está!  Esta se ve más natural, menos provocativa, cierto, pero más sana y mejor para el cuerpo. 
- ¿Te han dicho eso los enanos? -le preguntó la bruja, con una extraña expresión en su rostro.
- Sí, ¡pero no los llames así, eso es ofensivo! -reclamó Blanca Nieves -. He aprendido mucho de los siete hombrecitos, como por ejemplo, ¿ves esos trazos en el cielo? - señaló Blanca Nieves-, ellos me enseñaron que esos son trazos químicos que hacen que nos enfermemos y que...
- ¡Muchas gracias por todo, querida! -la interrumpió la bruja súbitamente-. Pero acabo de recordar que me tengo que ir. ¡Hasta pronto! -se despidió, agarrando su cesta de manzanas y alejándose de la casa de los siete enanitos a toda velocidad sin ni siquiera voltear para ver a Blanca Nieves despedirla con la mano. 

En su camino de regreso al palacio, a pesar de que su plan había fallado, la bruja, a medida que el hechizo que había usado para transformarse en una pobre viejecita se agotaba, se sintió muy segura de sí misma y de su belleza porque, aunque Blanca Nieves era la más bonita del todo reino, no representaba competencia ni peligro alguno porque se había convertido en una loca de remate. 

Fin.

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1381 - El Recetario del Mago.

Sir Helder Amos | viernes, junio 26, 2020 |
Había una vez un gran mago que era conocido desde oriente hasta occidente por lo poderosas y efectivas que eran todas las pociones que preparaba, así que naturalmente era admirado y amado por unos y detestado y menospreciado por otros. 

Este gran mago siempre llevaba consigo un desgastado libro forrado en cuero debajo del brazo, en el cual tenía escrito todas las recetas de las pociones que preparaba. Así, que el mago cuidaba el libro como si fuera su vida y no se lo prestaba a nadie. Sin embargo, siempre estaba dispuesto a compartir sus recetas con quien se lo pidiera amablemente y tuviera buenas intenciones.

Un día, una bruja arpía, cansada de ver que sus pociones siempre terminaban hechas menjurjes biscozos y asquerosos, maquinó un plan para robarle el recetario al mago. Así que se hizo pasar por una pequeña e indefensa damisela que no podía dormir debido a una maldición. Y el mago, que había tomado la tarea de romper todas maldiciones que pudiera con sus pociones, la fue a visitar de inmediato. 

La bruja, al saber mucho de maldiciones, convenció rápidamente al mago con su acto de damisela maldita y le pidió de que le preparase una poción para dormir para romper la maldición. 

El mago procuró en su libro la receta para la poción y se puso manos a la obra, mientras tanto la bruja se ofreció a prepárale algo de comer como agradecimiento por su ayuda. De tal manera, la bruja planeó todo para que la comida estuviera al mismo tiempo que la poción que estaba preparando el mago. Y así, ella insistió en el que el mago comiera antes de que ella se tomara la poción para dormir. 

El mago aceptó muy halagado, porque para él esas muestras de agradecimiento valían más que cualquier pago, sin embargo, no se percató que la bruja había tomado un poco de la poción para dormir que él mismo había preparado y le había echado unas gotas a su comida. Así que tan pronto probó la comida, el mago se quedó profundamente dormido sobre su plato lleno de comida.

La bruja vitoreó al ver que su plan había funcionado, pero cuando tomó el recetario del mago y lo empezó a hojear para ver sus fórmulas se decepcionó al ver que todas las páginas estaban en blanco así que, enojada, le lanzó el libro al mago que yacía dormido sobre la mesa. Pero cuando el libro toco el cuerpo del mago, la bruja notó que las paginas se llenaron de palabras y las recetas aparecieron. 

- ¡Ajá! -exclamó la bruja, al descubrir el secreto del recetario, y tras pensarlo por unos minutos, no se le ocurrió mejor idea que copiar una a una las recetas del mago antes de que despertara.

 Así que la bruja se sentó a la mesa y acomodo todo para que la mano inerte del mago siempre estuviera tocando el libro para que las palabras aparecieran y ella pudiera copiarlas. 

Sin embargo, el mago tenía cientos de recetas y la bruja sabía que no tenía mucho tiempo, así que trató de copiar las recetas de la forma más breve posible, lo que la llevó a cometer un grave error. 

Todas las recetas del mago terminaban con lo que él llamaba su ingrediente secreto: “una pizca de amor” y la bruja al no conocer el amor, no pudo aguantarse una carcajada al ver este ingrediente y decidió no copiarlo en ninguna de las recetas para ahorrar tiempo. De tal manera, se sintió afortunada al ver que había terminado de copiar todas las recetas antes de que el mago despertara, y huyó del lugar sin dejar rastro. 

De regreso a su caldero, la bruja, emocionada por tener las recetas del mago, intentó preparar una de las nuevas pociones que había obtenido, pero a pesar de que midió los ingredientes meticulosamente y siguió los pasos al pie de la letra, su poción terminó convertida en un engrudo marrón maloliente. 

Confundida y enojada, la bruja intento otra receta pero resultó en lo mismo, luego otra y otra sin obtener resultados diferentes. 

- ¡Patrañas! -gritó enfurecida, lanzando todas las hojas que tanto trabajo le había costado copiar al fuego debajo de su caldero, sin comprender que ninguna de sus pociones funcionaban porque había dejado por fuera el más importante, mágico y poderoso ingrediente. 

Fin.

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1380 - El Nadador Iluminado.

Sir Helder Amos | domingo, junio 14, 2020 |
Iban a ser las 3 de la mañana en aquel oscuro y casi desolado pub. En el bar, la única persona que quedaba en el lugar, era un hombre de pelo largo desaliñado, barbudo y mal oliente. 

- ¡OTRO! -pidió amargamente, poniendo brusca y estruendosamente el vaso sobre el mostrador. 
- ¿No le parece que ha bebido demasiado? -le preguntó amablemente el cantinero.
- ¡Otro, doble! -solícito el hombre, pasándose la mano por la cabeza y quitándose por primera vez en toda la noche el pelo de la cara. 
- Lo que usted diga, en un momento.... esperé... yo lo conozco -dijo el cantinero, al verle el rostro- ¿De dónde? - añadió, dubitativo. 
- Pero yo a usted no -sentenció obstinadamente el hombre, dejando caer de nuevo el pelo sobre su cara.
- ¡Ah! ¡Ya sé! ¡¿Usted no es el famoso Nadador Iluminado que salió en la prensa y la televisión hace años porque podía caminar sobre el agua?! -inquirió el cantinero, poniéndole la bebida al frente de su cliente. 
- ¡NO! ¡No lo soy! -negó el hombre, pasándole su tarjeta de crédito. 
- ¡Sí, sí lo es! -confirmó el cantinero, al ver el nombre impreso en la tarjeta. 
- Lo era, pero ya no lo soy más, así que no, no lo soy -terminó aceptando, amargamente, el hombre. 
- ¿Qué le pasó? -le preguntó con sincera curiosidad el cantinero-. Eso que usted hacía era milagroso, caminar sobre el agua, ¡Bíblico! Y de verdad parecía iluminado en sus fotos y reportajes... 
- ¡Pamplinas! -gruñó el hombre, dándole un gran trago a su bebida-. Nadar, la natación era mi pasión, pero mi curiosidad y ganas de saber más de la cuenta me hizo dejar las piscinas a un lado para buscar la tal llamada iluminación, y sí, la encontré, pero ¿a qué precio? Desde que la encontré puedo caminar sobre el agua y hacer uno que otro “milagro”, pero al mismo tiempo no pude nadar más nunca. ¿Sabía eso? Le apuesto que nunca lo mencionaron en los reportajes. Desde entonces, cada vez que intento meterme en una piscina o en el mar, me quedo parado en la superficie sin poder sumergirme. Así que ya no soy un nadador y eso me amarga tanto que ya no pueden decirme iluminado, porque lo único que hago es beber para ver si puedo olvidar todo y poder volver meterme al agua. 
- ¡Vaya! Lo siento mucho -le dijo el cantinero, compadecido y, sirviéndole otro trago doble rebosante  trató de animarlo diciéndole-. Beba, que este va por la casa. 

Fin.

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1379 - La Maldición de la Torre de Babel.

Sir Helder Amos | miércoles, junio 10, 2020 |
- So, where should I put the materials?
- Che cosa?! Non capisco i piani di costruzione, non posso leggerli!!!
- Répétez! Répétez! Dites-moi une autre fois que je ne vous comprends rien. 
- ¿Ah? ¿Qué pasa? ¿Por qué están hablando tan raro? ¿Cuando comenzamos? 
...
...
- ¡Bah! -dijeron todos al unísono después de unas largas horas de mal entendidos y abandonaron el gran proyecto. 

Fin.

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1378 - Él, Manchado

Sir Helder Amos | domingo, mayo 24, 2020 |
A pesar de la gran sonrisa que le dedicaba a todos, ella se sentía muy incómoda en aquella fiesta de blanco, así que repetidamente se acercaba al hombro de su amigo y le susurraba:

- Puedes checarme el trasero, siento que estoy machada. 

Su amigo le echó un ojo y negó ligeramente con la cabeza, al no poder hablar por tener la boca llena. 

Minutos más tarde, ella se acerca de nuevo y le susurra: 

- ¿Me manché?
- Nop -negó de nuevo su amigo, tras mirarle rápidamente el trasero. 
- ¿A qué hora nos vamos? -le preguntó ella, fastidiada-. Por esto no quería acompañarte, vestirme de blanco me pone muy ansiosa cuando estoy menstruando.
- En un ratito nos vamos, -le dijo él-. Gracias por acompañarme, no quería venir solo ni perderme esta fiesta, la comida esta deliciosa.
- ¿Cómo haces para comer y beber tanto? -inquirió, realmente sorprendida-. No has parado de comer de todo desde que llegamos, ¿no te cae mal en el estómago? 
- Ja, ja, ja, no, mi estomago es de acero. 

Sin embargo, un par de minutos más tarde, él se le acerca a su amiga y le susurra. 

- ¿Puedes ver si me manché? 
- Ja, ja, ja, muy gracioso -empezó a replicarle ella con sarcasmo, pero al ver el rostro pálido de su amigo se detuvo de inmediato.
- Es en serio -sentenció él.
- ¿No me digas... ? -le empezó a preguntar, incrédula, mientras le echaba un ojo-. ¡Te manchaste!
- ¡VÁMONOS! 

Fin.

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1377 - El Narciso y el Proletariado.

Sir Helder Amos | jueves, mayo 14, 2020 |
Se dice que el Narciso es una flor que solo crece cerca de orillas de ríos, lagunas o de cuerpos de agua, porque es tan vanidosa que le gusta pasar sus días viendo su hermoso reflejo en el agua. Y así floreció el Narciso de esta historia, al lado de un suave río que le permitía siempre admirar su extrema belleza. 

Nuestro Narciso que floreció en primavera, no se aburría de ver su reflejo en el agua y se veía tan hermoso que empezó a pensar que, al ser tan bello, debía merecer siempre lo mejor de lo mejor. 

Así que cuando la época de polinizar llegó, esto fue lo que pasó:

- Hola, hermoso Narciso, ¿me das permiso para tomar un poco de tu polen? -le preguntó una abeja que solía polinizar cerca del Rio-. Estoy seguro de que al ser tan bello, tú polen debe ser el más dulce de todas las flores de la pradera.
- Gracias por el halago, pero ¿tú quien eres? -le preguntó el Narciso con un tono petulante. 
- Mi nombre es Buzzzrzzzrr (milésimo tercero),  y soy una simple abeja obrera de la colmena que está en aquel árbol de allá. 
- ¡¿Obrera?! -exclamó el Narciso con asco.
- Sí, ¿Puedo tomar un poco de tu polen pare llevárselo a nuestra Reina para que...?
- ¿Estas loca, abeja? ¿Quien te has creído tú para tomar mi polen? -lo interrumpió el Narciso-. ¿No ves mi belleza? ¿No ves mi esplendor? El polen de esta hermosa flor es mucho para una simple abeja obrera. Si hay una abeja que puede tomar mi polen, esa sería solamente la Abeja Reina de tu colmena. Nadie más.
 - Pero hermoso Narciso, somos nosotras, las abejas obreras, las que nos encargamos de polinizar la flores. La Abeja Reina no puede dejar la colmena.
- Entonces nunca tendrán mi polen, porque no pienso dárselo a unas simples obreras.
- Pero bello Narciso, si no nos dejas tomar un poco de tu polen nunca podrás reproducirte y dejar un legado de hermosos narcisos como tú. 
- No me interesa, fuera abeja obrera, ¡fuera!

De esta forma el Narciso espantó a la pobre obrera, y pasó el resto de la primavera espantando a las centenas de abejas que se le acercaban pidiendo tomar un poco de su polen, porque el Narciso era tan hermoso que las atraía desde los lugares más lejanos. 

Así, que una tras otra, las abejas obreras eran rechazadas y el Narciso siempre se sentía muy feliz cada vez que corría a una abeja, porque eso lo hacía sentir más bello e intocable. 

De igual forma pasó el verano, corriendo a las abejas obreras que se le acercaban, pero cuando llegó el otoño y el Narciso empezó a notar en su reflejo que su belleza se estaba comenzando a opacar, se preocupó mucho, porque ni una sola Abeja Reina se había acercado a tomar un poco de su polen, así que no había podido reproducirse. 

- ¡Oh, no! ¡Si no me reproduzco pronto, mi belleza morirá durante el invierno y el próximo año no abran flores tan bellas como yo en el mundo! -se decía, cada vez que una hoja de su tallo se tornaba amarilla. 

De tal forma, a medida que pasaba el otoño y su belleza se esfumaba, el Narciso se empezó a desesperar y se arrepintió de lo mal que había tratado a las pobres abejas obreras. Así que la próxima vez que una abeja pasó cerca de él, este la llamo y le dijo: 

- ¡Abejita, ven! ¿No te gustaría un poco de mi polen? 
- No gracias -respondió la abeja cortante. 
- ¿Pero por qué? ¿No ves que soy hermoso? ¡Nadie nunca ha tomado un poco de mi polen, tú serías las primera, estoy seguro que te encantará!
- ¿Hermoso? -repitió la abeja en tono burlón-. ¿Acaso no has visto tu reflejo? ¡Te estás secando! ¡Ya ni polen debes tener! Hasta luego.
- ¡Espera, abejita, espera!

Pero la abeja no regresó, y lo mismo pasó durante el resto del otoño con las cientos de abejas que pasaron cerca del Narciso, todas lo rechazaron porque se estaba secando. Hasta que finalmente el invierno llegó y el Narciso murió de frío. 

Fin.

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1376 - El Último Bombón.

Sir Helder Amos | domingo, mayo 10, 2020 |
Ese domingo, se paró más temprano de lo usual porque al fin había llegado su día. Así que tan pronto abrió los ojos corrió a su tocador y tras rebuscar por unos minutos en sus gavetas lo encontró.

El último bombón, de la caja de chocolates que había comprado hace años, antes de que la pandemia empezará, lucía tan delicado y apetitoso como siempre.

Con nerviosismo lo tomó en sus manos y miró el calendario, la última vez que se había comido uno de esos había sido en su cumpleaños, meses atrás, y de tan solo pensar que ese era el último de la caja le ponía los pelos de punta. Porque debido a la pandemia y el ataque alienígena, habían quedado confinados en sus casas viviendo de las provisiones básicas que el gobierno les daba, las cuáles nunca incluían bombones.

A pesar de que sus manos temblaban de la emoción, logró quitarle el envoltorio y apreció la belleza del chocolate por un momento, su color marrón oscuro le parecía inigualable. Luego se lo llevo a la nariz y lo olió, haciendo que su dulce y fuerte olor despertara aún más sus sentidos.

Sin embargo, se tomó un momento antes de llevárselo a la boca, porque quería estar segura de que estaba preparada para disfrutarlo y degustarlo al máximo, al no saber cuándo podría tener otro de esos.

Al sentirse lista, cerró los ojos y abrió la boca lentamente, pero mientras se llevaba el bombón a la boca...

- ¿Qué es eso, mami?

Su pequeño estaba parado en la puerta de la habitación mirándola lleno de curiosidad.

- ¡Ay! -gritó la mujer, pegando un brinco y casi soltando el bombón-. ¡Me asustaste, bebé! Esto es un chocolate, un dulce que comíamos y disfrutábamos hace mucho tiempo, incluso antes de que tú nacieras, -le explicó, mirando el bombón, luego a su hijo, luego al bombón de nuevo-. ¿Quieres probarlo? Es el último...

El pequeño asintió con la cabeza y corrió a donde estaba su madre, y arrancándole el bombón de la mano, muy egoístamente, se lo metió completo en su pequeña boquita en menos de un segundo.

Tan pronto lo saboreó, el rostro del niño se iluminó y con una gran sonrisa anunció:

- ¡Está delicioso! ¡Nunca había probado algo tan rico!
- Sí que lo es esta, -estuvo de acuerdo la madre, quien sintió el dulce sabor del chocolate en su boca a pesar de no haberlo probado.

Fin.

¡Feliz día de las madres 2020!

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1375 - El Deseo (In)Mortal.

Sir Helder Amos | domingo, abril 26, 2020 |
Después de más de cuarenta años perdido en la cueva, el débil anciano se asomó por un pequeño agujero en una pared de barro y por fin la vio. La lámpara mágica reposaba en un pequeño pedestal a tan solo un metro dentro de la pared.

Con ayuda de su bastón, logró abrir un poco más el agujero, lo suficiente para poder meter su brazo y sacarla. Pero cuando lo hizo y agarró fuertemente con sus dedos el frío metal de la lámpara, sintió que la jalaban del otro lado, así que se aferró a ella y forcejeó con la fuerza enemiga.

Entre este jaleo la lámpara fue frotada y una espesa nube de humo negro salió de ella. Sin embargo, a pesar de que la nube lo cegó, lo ahogó y el anciano sintió que la cueva se le venía encima, no soltó la lámpara.

- ¿Quien osa a interrumpir mi sueño? -se escuchó una poderosa voz por toda la cueva.

Y mientras el eco retumbaba la pregunta, la nube se fue disipando, mostrando la escena.

- ¡Vaya, vaya! ¡Primera vez qué pasa esto! -exclamó la voz del genio, que tomó la forma de un hombre oscuro.

La pared que escondía la lámpara se había derrumbado, y en medio de la cueva estaba parado el anciano con su brazo estirado sosteniendo la lámpara por un lado, mientras que por el otro la sostenía un jovencito en la misma posición.

- Tendrán que dividirse los deseos, -dedujo el genio, ojeando a súper velocidad un pequeño libro que había hecho aparecer en sus manos-, no puedo conceder más de tres deseos a la vez, y como ambos frotaron la lámpara al mismo tiempo.

- Yo deseo -empezó a decir el anciano, con su arrugada y lenta voz- que me vuelvas...
- No te preocupes, anciano, -lo interrumpió el muchacho-, Yo solo tengo un deseo. ¡Genio, deseo ser inmortal!
- ¿Qué? -se preguntó el anciano, incrédulo.
- ¡Vaya, vaya! ¡Qué interesante! -exclamó el genio, tronando los dedos dramáticamente-. ¡Concedido!
- ¡Espera, no! -empezó a decir el anciano...
- Muchas gracias genio, y no se preocupe, anciano -lo interrumpió de nuevo el muchacho-, puede quedarse con los dos deseos que restan, mi inmortalidad es más que suficiente, así que hasta luego, bye, bye -añadió el muchacho, antes de darse media vuelta y perderse de vista en un santiamén.
- Espera... no, no sabes -lo intentó detener el anciano, demasiado tarde.
- Eso lo deja a usted con dos deseos -señaló el genio-, ¿que va a desear amo? ¿Juventud? ¿Dinero? ¿Virilidad?
- ¡Bah! Nada de eso, -espetó el anciano, con tono fastidiado-. Yo lo que deseo es ser mortal.
- ¿Cómo? ¿Qué? ¿Usted es inmortal? -apresuró las preguntas el genio, incrédulo.
- Sí, desde hace más de seiscientos años, -confesó el anciano-, ese pobre muchacho no sabe en lo que se ha metido. ¡Esto es una maldición!
- Sí que lo es, -estuvo de acuerdo el genio, soltando un suspiro-, pero al menos usted ha estado libre todos esos años.
- No te preocupes, yo te liberaré, solo deseo ser mortal, nada más, está larga vida me ha enseñado que cualquier placer o sufrimiento es momentáneo, tenerlo todo no lo hace a uno feliz y no tener nada no lo hace a uno sufrir menos, así que usare mi tercer deseo para liberarte.
- ¡Vaya! ¿En serio? -chilló el genio, emocionado-. Entonces ¿qué estamos esperando? Formalicemos sus deseos.
- Esta bien, -dijo el anciano, parándose firmemente ayudado de su bastón-. Genio, deseo volver a ser mortal.
- ¡Claro que sí! -exclamo, tronando los dedos-. ¡Concedí... ¿Qué?! ¡No! ¡Espere!

Desafortunadamente para el genio, tan pronto le concedió el deseo al anciano, este se convirtió en polvo y se desvaneció en el aire.

Fin.

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1374 - Los Malos Consejos de una Prostituta

Sir Helder Amos | domingo, abril 19, 2020 |
Cuando la prostituta entró al baño para arreglarse el seno que se salía por el escote y retocarse el maquillaje que se le había chorreado de tanto sudar mientras bailaba en el tubo, se sorprendió al encontrar en el piso a una mujer llorando desconsoladamente.

- ¡Querida, ¿qué te pasa?! -le preguntó, tirando su maquillaje a un lado y lanzándose al piso junto a la extraña para abrazarla, - ¡¿Qué tienes?! ¿Qué te pasó?
- Nada, es solo que odio mi vida y no lo soporto más -confesó la extraña, sollozando-. Mi marido me es infiel, odio mi trabajo, siempre estoy sola en mi casa y no puedo mas, odio mi vida.
- ¡Ay, querida, lo siento mucho! -trató de consolarla la prostituta, sobándole la cabeza y desbaratándole el copete que tenía-. Mira, yo sé que no te conozco, pero por lo que me cuentas estás siendo infeliz por elección propia.
- ¿Qué dices?... ¡No entiendes!
- Sí entiendo, y entiendo perfectamente, tú tienes en tus manos la opción de ser feliz, si tu esposo te es infiel y eso te hace infeliz, pues divórciate y búscate un hombre que te respete. Si tu trabajo te hace infeliz, pues renuncia y búscate un trabajo que te guste así no sea tan oneroso, y con eso, a medida que empieces a ser más feliz con tu vida, empezarás a disfrutar incluso de la soledad.
- No es tan fácil...
- Sí, sí lo es, solo tienes que ajustarte bien la falda y hacer lo que sea mejor para ti -continuó la prostituta, pero mientras hablaba las puertas del baño se abrieron y tres mujeres bien copetudas entraron sin ser vistas ni oídas.
- ¿Sabes qué?... Tienes razón -acordó la extraña, secándose las lagrimas-. Si todo eso me hace infeliz... Tienes razón, dejaré a mi esposo y renunciaré a mi trabajo.
- ¡¡¡¿¿¿Qué???!!! -chillaron al unísono las tres mujeres que habían entrado.
- ¡Ay, amigas, están aquí! -exclamó la extraña al ver a las mujeres.
- ¿Cómo vas a dejar a tu marido? -le preguntó una.
- ¿Qué vas a hacer si renuncias a tu trabajo? -le preguntó otra.
- ¿Estás loca? ¿Qué va a decir la gente? -le preguntó la tercera.
- No sé... no había pensado en eso... yo solo quiero ser feliz y los consejos que esta mujer me está dando me parecen los más adecuados...
- ¡¡¡¿¿¿Y vas a seguir los consejos de una prostituta???!!! -exclamaron las tres al unísono.
- Yo... pues.. -balbuceó la extraña.
- Bueno... -empezó a decir la prostituta, soltando a la extraña y poniéndose de pie al escuchar todo esto-, yo solo te digo, querida... -continuó, mirándose en el espejo y arreglándose el seno que tenía fuera del escote-, que yo disfruto lo que hago y soy feliz en la vida.

Y sin decir más nada, la prostituta dio media vuelta y salió del baño, dejando a la extraña sola con sus tres amigas para que ellas le dieran mejores consejos que los que ella le había dado.

Fin.

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1373 - La Primera y Última Cacería.

Sir Helder Amos | lunes, abril 13, 2020 |
- Así es, hijo... respira profundo... relájate... centra tu mirada... y ¡Dispara!

¡PUM!

- ¡Felicitaciones hijo! ¡Lo hiciste! ¡Cazaste tu primer pato! -celebró el padre, en medio del bosque, apuntando al animal que yacía muerto a unos metros de distancia.
- ¡¿Lo hice?! ¡¿En serio?! ¡No puedo creerlo! ¡Mi primera caza! ¡Estoy tan feliz! -celebró el joven.
- ¡Sí, lo hiciste hijo! Esta noche cenaremos bien gracias a ti. -lo felicito el padre, dándole un medio abrazo por los hombros-, ahora anda a recoger tu presa. Anda, ¡Ve por ella!

El muchacho se encaminó con una sonrisa, pero al llegar a donde estaba el pato, comenzó a llorar, porque a medida que caminaba, unos doce patitos salieron de alrededor de la víctima y la rodearon, graznando tan tristemente que apagaron el regocijo del muchacho.

- ¿Qué pasa, hijo? ¿Todo bien? -le preguntó su padre, acercándose al notar que tardaba mucho en regresar.
- Creo que maté a su mamá, -chilló el muchacho, señalando los patitos.
- Ay, hijo, como lo siento, pero no tienes porque llorar -trató de consolarlo su padre, tomándolo de nuevo por los hombros-. Los patitos van a estar bien, no tienes porque ponerte así, todo es parte de la naturaleza y la vida. Ellos crecerán y se convertirán en patos grandes y fuertes.
- Y luego, yo volveré a cazarlos cuando sean adultos-gimoteó el muchacho, sintiéndose atormentado por su conciencia.
- Bueno sí, pero ¿qué te puedo decir, hijo? Eso es parte de la naturaleza, nosotros no hicimos las reglas, ni somos los únicos que cazamos para comer, los leones también lo hacen, y los lobos, los zorros y un montón animales más. Así que no llores más, ¿sí?

El muchacho asintió con la cabeza y el padre, dedicándole una sonrisa se acercó al pato para recogerlo, pero cuando se puso de cuclillas para meterlo en la bolsa, uno de los patitos agarró una rama que había en el suelo con su pico y con una fuerza increíble apuñaló el pecho del hombre. Quien cayó boca arriba, escupiendo y ahogándose en su propia sangre por unos segundos antes de morir.

- ¡¡¡Papá!!! -gritó el muchacho horrorizado al ver lo que había pasado, e intento acercarse a él, pero el pato que lo había matado dio un saltito sobre el cuerpo del hombre con un pequeño aleteo y soltando la rama que sostenía con su pico, empezó a hablar imitando la voz de su padre.
- No te preocupes, vas a estar bien, todo esto es parte de la naturaleza, tu vida va a seguir y te convertirás en un hombre grande y fuerte, pero escucha mi advertencia, así como tú vas a crecer, yo también lo haré, así que si vuelves por este bosque a intentar cazarme o alguno de mis hermanitos...

Pero le muchacho salió corriendo antes de que el patito terminara su advertencia y desde entonces, más nunca volvió al bosque y prefiere trabajar duro para ganar dinero y comprar sus patos congelados en el supermercado.

Fin.

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1372 - Un Amor Fantástico.

Sir Helder Amos | miércoles, abril 08, 2020 |
En medio de aquel restaurante lujoso, él se acercó a su oído y le susurró: “Te amo”. Sin embargo, ella, al escuchar esas palabras comenzó a llorar.

- ¡Tengo que decirte algo! -le dijo entre sollozos.
- ¿Si? Dímelo, pero no llores no me gusta verte así -le suplicó el hombre.
- No, aquí no puedo, además tengo que mostrarte o no me creerías, vayamos a un lugar más privado -sentenció ella, llorando-. Vamos a mi departamento.

Sin embargo, durante todo el camino ella no paró de llorar. Y cuando hubieron llegado ella lo invitó a pasar y que se pudiera cómodo.

- ¿Es verdad lo que me dijiste en el restaurante? -le preguntó ella, secándose las lágrimas.
- Sí, yo te amo -le aseguró.
- Entonces... tengo que mostrarte algo - dijo, desabrochándose el pantalón.
- ¿Qué haces, querida? ¡Yo no te dije que te amaba para esto! ¡Podemos seguir esperando hasta que estés lista!
- No, no es eso, si no que yo no he sido completamente honesta contigo -confesó ella, balbuceando.
- Pero, ¿qué es? ¿Dime? -suplicó el hombre, sufriendo tanto como ella al verla llorar.
- Es que yo no soy esto que ves.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Yo no soy esto -explicó ella, señalando todo su cuerpo-. Todo esto es una gran farsa. Una gran mentira.
- No entiendo, ¿a qué te refieres? -preguntó el hombre, palideciendo.
- Pues yo... no siempre he sido mujer... -confesó ella, sin parar de llorar, mientras se bajaba el cierre del pantalón-, mira...
- ¿Qué..? -preguntó el hombre, muy confundido y aterrado-. ¿Entonces..? ¡No me digas! ¡Detente! ¡No quiero ver! ¡No quiero saber!
- Por favor, yo también te amo, y necesito que sepas la verdad -continuó ella-. Mira...
- ¡No! ¡No! ¡No! -gritó el hombre, tratando de taparse los ojos.
- ¡Mira! -gritó de nuevo ella, quitándose los pantalones de un jalón y a medida que estos bajaban por sus piernas, una brillante luz resplandeció y al apagarse dejaban ver una brillante y escamosa cola de pescado-. ¡Soy una sirena!
- Ja, ja, ja, ¡una sirena! -celebró nerviosamente el hombre al verla-. ¡Solo eres una sirena! Ja, ja, ja.
- ¿Estás bien? - le preguntó ella, confundida al ver su reacción-. ¿No te molesta? ¿No vas a correr? Te veías tan asustado hace tan solo unos segundos.
- Ja, ja, ja, estoy bien querida, un poco impactado, je, je, y disculpa es que he pensado que eras algo peor que en verdad me ha aterrorizado pero, ¿una sirena? Eso no es tan malo, puedo vivir con eso, ademas, ahora puedo decir que mi amor por ti es fantástico.

Fin.

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