1372 - Un Amor Fantástico.

En medio de aquel restaurante lujoso, él se acercó a su oído y le susurró: “Te amo”. Sin embargo, ella, al escuchar esas palabras comenzó a llorar.

- ¡Tengo que decirte algo! -le dijo entre sollozos.
- ¿Si? Dímelo, pero no llores no me gusta verte así -le suplicó el hombre.
- No, aquí no puedo, además tengo que mostrarte o no me creerías, vayamos a un lugar más privado -sentenció ella, llorando-. Vamos a mi departamento.

Sin embargo, durante todo el camino ella no paró de llorar. Y cuando hubieron llegado ella lo invitó a pasar y que se pudiera cómodo.

- ¿Es verdad lo que me dijiste en el restaurante? -le preguntó ella, secándose las lágrimas.
- Sí, yo te amo -le aseguró.
- Entonces... tengo que mostrarte algo - dijo, desabrochándose el pantalón.
- ¿Qué haces, querida? ¡Yo no te dije que te amaba para esto! ¡Podemos seguir esperando hasta que estés lista!
- No, no es eso, si no que yo no he sido completamente honesta contigo -confesó ella, balbuceando.
- Pero, ¿qué es? ¿Dime? -suplicó el hombre, sufriendo tanto como ella al verla llorar.
- Es que yo no soy esto que ves.
- ¿Qué? ¿Cómo?
- Yo no soy esto -explicó ella, señalando todo su cuerpo-. Todo esto es una gran farsa. Una gran mentira.
- No entiendo, ¿a qué te refieres? -preguntó el hombre, palideciendo.
- Pues yo... no siempre he sido mujer... -confesó ella, sin parar de llorar, mientras se bajaba el cierre del pantalón-, mira...
- ¿Qué..? -preguntó el hombre, muy confundido y aterrado-. ¿Entonces..? ¡No me digas! ¡Detente! ¡No quiero ver! ¡No quiero saber!
- Por favor, yo también te amo, y necesito que sepas la verdad -continuó ella-. Mira...
- ¡No! ¡No! ¡No! -gritó el hombre, tratando de taparse los ojos.
- ¡Mira! -gritó de nuevo ella, quitándose los pantalones de un jalón y a medida que estos bajaban por sus piernas, una brillante luz resplandeció y al apagarse dejaban ver una brillante y escamosa cola de pescado-. ¡Soy una sirena!
- Ja, ja, ja, ¡una sirena! -celebró nerviosamente el hombre al verla-. ¡Solo eres una sirena! Ja, ja, ja.
- ¿Estás bien? - le preguntó ella, confundida al ver su reacción-. ¿No te molesta? ¿No vas a correr? Te veías tan asustado hace tan solo unos segundos.
- Ja, ja, ja, estoy bien querida, un poco impactado, je, je, y disculpa es que he pensado que eras algo peor que en verdad me ha aterrorizado pero, ¿una sirena? Eso no es tan malo, puedo vivir con eso, ademas, ahora puedo decir que mi amor por ti es fantástico.

Fin.

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