- ¡Qué envidia! Tú si qué la tienes fácil, solo te montan niños. En cambio yo tengo que cargar con los adultos que son más grandes y más pesado.
- ¡Bah! Estas equivocado, - refutó el poni-. A pesar de que es cierto que los niños son más pequeños y menos pesado que los adultos, yo también lo soy. Así que lo tengo igual o aún más difícil que tú, porque a diferencia de los adultos, los niños no saben montar bien y casi todo el tiempo me patean y me jalan el pelo de la crin.
- Oh, cierto, discúlpame, yo pensé que los poni la tenían más fácil -se excusó el caballo-. Los que la tienen fácil son los caballos de carrera, porque sus jinetes siempre son pequeños y livianos.
- Ni tanto, -le aseguró el poni, un poco fastidiado-. Porque a pesar de que jinetes son livianos, ellos tienen que galopar a toda velocidad y eso es extenúante, si nosotros nos cansamos cuando salimos a marchar a paso ligero, imagínate ellos...
- Cierto, cierto, no había pensado eso... -acepto, el caballo, pensativo-, entonces ¿sabes quienes la tienen fácil?... ¡Los burros!
- ¡Ay ya cállate! -le espetó el poni, dejándolo solo y yéndose al otro lado del establo.
Fin.
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