1048 - El juego del amor.

Sir Helder Amos | lunes, noviembre 28, 2016 |
- ¿Podrías ponerle pausa a tu juego? Tenemos que hablar -sentenció su novia, parándose en frente del televisor.
- ¡Querida! ¡No puedo! ¡Dame un permiso! -gritó el novio, exaltado-. ¡Estoy jugando un juego online y no le puedo poner pausa!
- No me interesa, tenemos que hablar, quiero que nos tomemos un tiempo.
- ¿Qué? -balbuceó el novio, palideciendo y soltando el control de juego-. ¿Estás terminando conmigo?
- No, -chilló su novia-. Solo te estoy pidiendo que no demos un tiempo.
- Pero... Pero, en los juegos en línea... no hay pausas ni tiempos.
- ¡¿Puedes olvidarte ya de tu jueguito?! -gritó su novia, enfurecida.
- No es mi juego, es nuestro juego, -explicó el novio, llevándose la manos a la cabeza-. Porque el amor es como un juego en línea, no hay pausas ni tiempos libres, o jugamos y nos arriesgamos, o no jugamos y no somos nada.

Fin.

1047 - El pavo de acción de gracias.

Sir Helder Amos | jueves, noviembre 24, 2016 |
El miércoles, el pavo de acción de gracias pasó todo el día en la granja cacareando de aquí por allá, haciendo la lista de todas las cosas por las que tenía que dar gracias al día siguiente; sin ni siquiera sospechar que, al día siguiente, no tendría oportunidad de ser agradecido porque, en cambio, todos darían gracias por tenerlo rostizado en el centro de la mesa.

Fin.

1046 - El ascensor del demonio.

Sir Helder Amos | lunes, noviembre 21, 2016 |
- ¿Este es tu edificio? -le preguntó su amiga, sorprendida, sacando la cabeza desde la ventanilla del taxi.
- Sí, sí, Sarah; pero, vamos, bájate y subamos a mi departamento.
- ¡Vale! Voy, voy; pero ayúdame con el equipaje.
- ¡¿Por qué traes tantas cosas si solo te vas a quedar una semana?!
- Porque tú sabes cómo soy yo -respondió Sarah, mientras entraban al vestíbulo del edificio.
- ¡Siempre tan fabulosa! Nunca cambias, ¡¿eh?!
- Ya sabes lo que dicen, "árbol que nace torcido..." -empezó a decir Sarah, mientras presionaba el botón para llamar al ascensor-. Pero... ¡Hey, hey, hey! ¿A dónde vas? ¡El ascensor ya viene!
- Ven, vamos por las escaleras.
- ¡¿Las escaleras?! -preguntó Sarah, anonadada-. ¿Estás loca? ¿Por las escaleras con estos tacones y todo mi equipaje? ¿En qué piso vives?
- En el 16 -respondió su amiga, ruborizándose.
- ¡¿Qué?! ¿Y por qué demonios quieres subir 16 pisos por las escaleras?
- ¿No te conté?
- No, así que hazlo -chilló Sarah, presionando repetidamente el botón para llamar al ascensor.
- ¡Deja eso! -le replicó su amiga, dándole un golpecito en la mano-. Pues, vamos por las escaleras, porque se han escuchado varios historias de que el ascensor de este edificio está maldito.
- ¿De qué rayos hablas?
- Pues, según mis vecinos e, incluso, la señora que me arrendó el apartamento, todos los que se han montado en el ascensor han tenido experiencias paranormales.
- ¿Y tú crees en todo eso?
- No... Pero, aja, no quisiera arriesgarme.
- Y yo no quisiera arriesgarme a subir 16 pisos con todo este equipaje en estos tacones, así que vamos, sube, usaremos el ascensor -sentenció Sarah, jalando a su amiga por sus ropas y arrastrándola con ella dentro del ascensor que acababa de abrir sus puertas.

-¡Esperen! -se escuchó una voz desde el vestíbulo.

Luego de presionar el botón con el número 16, justo antes de que se cerraran las puertas, un hombre de traje negro, muy guapo, de cabello corto arenoso y dos hermosos ojos que, a pesar de ser colores distintos: el derecho de color azul y el izquierdo dorado, hacían juego con su hermosa sonrisa, entró corriendo al ascensor.

- ¡Muchas gracias! -dijo el hombre, marcando el botón con el número 6.
- De nada -dijo Sarah, sonriendo y, dándole un codazo en las costillas a su amiga, le susurro: ¿Viste? ¡Y tú que querías usar las escaleras!
-¡Shh! ¡Deja! -le susurró su amiga.

Sin embargo, mientras las dos amigas discutían en silencio entre ellas, no se percataron de que el ascensor no se detuvo en el piso seis, a pesar de que el desconocido hubiera presionado el botón y siguió subiendo; pero cuando iban por el piso número 12, el hombre, volteándose, les preguntó:

- ¿No han escuchado las historias que dicen los vecinos sobre este ascensor?
- Sí -respondió Sarah, ganando la pelea contra su amiga-. Pero yo creo que son puros inventos.
- Yo no estaría tan seguro -dijo el hombre, dándoles la espalda nuevamente y, cuando la luz indicó que habían alcanzado el piso número 13,  presionó el botón de emergencia para detener el ascensor.
- ¡Oye! ¿Quién te crees que eres? -chilló Sarah-. ¡¿Qué haces?!

Pero cuando extendió su brazo para agarrar el hombro del hombre y voltearlo para darle una cachetada. Cuando sus dedos hicieron contacto con él, se escuchó un estruendo y todo quedó en completa oscuridad por un par de segundos, en los cuales las dos amigas gritaron aterradas, hasta qué, después de un parpadeo de las luces, todo se iluminó de nuevo y, cuando los ojos de las chicas se adaptaron a la claridad, sintieron como hasta la última gota de sangre su cuerpo se helaba al ver que se encontraban totalmente solas dentro del elevador y, cuando sonó la campanilla al llegar al piso número 16 y se abrieron las puertas, las dos amigas salieron corriendo y gritando por el pasillo como alma que lleva el diablo.

Fin.

1045 - El tercer ojo.

Sir Helder Amos | viernes, noviembre 18, 2016 |
Cuando lo abrió, todo tuvo sentido.

Fin.

1044 - La beldad de la Reina Bruja.

Sir Helder Amos | martes, noviembre 15, 2016 |
A pesar de que sabía que nadie le creía, cuando las doncellas le preguntaban cuál era su secreto para mantenerse tan joven y verse tan bella todo el tiempo, la Reina solo se limitaba a esbozar una sonrisa sombría y a responder, descaradamente, que no tenía ningún secreto y que toda su gran belleza era natural.

Fin.

1043 - Amor sincero, futuro incierto.

Sir Helder Amos | sábado, noviembre 12, 2016 |
- Entonces... Me mentiste... -balbuceó la chica, mientras sus ojos se llenaban de lagrimas-. Tenían razón... Mis amigas tenían razón, me mentiste cuando dijiste que me amabas.
- No, espera un momento, yo te amaba cuando te dije esas palabras, de verdad, fui sincero; pero si tan solo hubiera sabido que todo esto iba a pasar... ¡Bah! ¡Al demonio! ¡Igual te lo hubiera dicho! -chilló el chico, rompiendo en llanto-. ¡En verdad lo sentía cuando te dije que te amaba!

Fin.

1042 - Las sirenas homofóbicas.

Sir Helder Amos | miércoles, noviembre 09, 2016 |
Cuando vieron que sus cantos no afectaban a aquel hermoso hombre, se enfurecieron tanto que lo atacaron con chorros de agua e, indignadas, mostrándole su dedo medio, le gritaron vulgaridades.

Fin.

1041 - El hijo del Diablo ~ Depresión posparto.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 06, 2016 |
Después de aquellas largas y dolorosas horas de parto, cuando finalmente tuvo al ensangrentado y recién nacido bebé entre sus brazos, gritó horrorizada:

- ¡Qué horrible!¡Quitámelo de encima! ¡Es un monstruo! ¡Mátalo! ¡Es el hijo del demonio! ¡Mátalo! ¡Mátalo!

Fin.

1040 - Las amapolas de la Bella Durmiente.

Sir Helder Amos | jueves, noviembre 03, 2016 |
La mañana de su aniversario, cuando su esposo despertó y la vio dormir tan bella y plácidamente, decidió darle una sorpresa y llenó la habitación con cientos, no, con miles de amapolas de todos los colores para que, cuando su querida esposa despertara, se viera rodeada de sus flores favoritas y se sintiera la mujer más feliz del mundo; pero a pesar de la emoción que sentía mientras esperaba que su amada despertara, el hombre se dejó cautivar por el dulce aroma de las amapolas, que era tan fuerte, que hizo que él también se quedara profundamente dormido y fueran felices para siempre.

Fin.