- ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué yo? ¡Déjame ir! ¡Por favor! -le supliqué a mi captor con lágrimas en los ojos, luego de que finalmente me hubiera sacado aquel trapo sucio y maloliente de la boca.
- ¿Por qué tú? ¿En verdad quieres saberlo? -me preguntó, con una chispa en sus grandes y oscuros ojos.
- ¡Sí! ¡No tengo dinero, ni soy famosa, ni nada, soy una cualquiera! ¿Por qué me haces esto? ¡Por favor! ¡Déjame ir!
- ¡
Shhh! ¡Cállate! ¡O te vuelvo a amordazar! A ver... ¿Por qué tú?.. En verdad no puedo creer qué me preguntes eso, si tú sabes muy bien porque lo hago... ¡
Shhh!.. Sí, no me mires con esos dulces ojos, porque tú sabes que te he escogido porque eres perfecta. Sí, PER-FEC-TA, en todos los sentidos, eres bella, inteligente, interesante, culta, siempre eres la primera en todo y nadie puede igualarte. Y si tenía que escoger a alguien, ¿por qué no escoger a la mejor de todas? ¿Por qué no escogerte a tí que resaltas entre las demás?
- ¡Porque yo no soy nada de eso! ¡Yo solo soy una más, cómo las demás!
- ¡
Shhh! No, no, no, no digas eso -me dijo, colocando su largo y huesudo dedo índice sobre mis labios-. Tú eres bella, perfecta, la mejor de todas y nadie puede decir lo contrario.
- ¿En serio lo crees..? -le pregunté, titubeando.
-¿Qué cosa?
- Que soy bella... perfecta... -balbuceé, incapaz de creer que alguien tuviera una percepción tan buena de mí.
- ¡Claro que sí! ¡Si para mí eres como una Diosa!
Fin.