Sin embargo, al ver que todos sus amigos troyanos y gusanos, que también habían alcanzado los mil megas durante la noche, seguían actuando de forma jocosa e inmadura, el virus los regañó y les puntualizó que deberían aprender a comportarse como los gigas que eran.
Pero a lo que sus amigos lo escucharon y vieron su atuendo, se rieron a carcajadas y le dijeron que sin importar cuantos gigas o terabytes alcanzaran sus bases de datos, ellos seguirían midiéndose en megas.
Fin.
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