1385 - La Pesadilla Húmeda.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 15, 2020 |
Mientras trabajaba en su reporte, la puerta de la oficina se abrió de golpe y vio a su secretaria completamente desnuda recostada sobre el marco de la puerta. 

- ¡¿Qué te pasa?! -le gritó-. ¡¿Te has vuelto loca?!
- No, nada de eso, es solo que no puedo aguantarme más -contestó la secretaría acercándose lenta y sensualmente hasta su escritorio. 
- Pero, ¿qué estás haciendo? ¡Te voy a despedir! ¡Anda a vestirte!
- No, no, no, -negó la secretaria agitando su dedo índice con sus perfectas y largas uñas pintadas de rojo-. Yo sé que el verdadero motivo por el que me contrató fue por lo sensual y sexy que soy -dijo la mujer, llegando al escritorio-. Por mis larga y bella cabellera, por mis piernas perfectas, y mi figura 90-60-90.
- ¿Qué estás diciendo? ¡Yo no...!
- No te atrevas a negarlo -lo interrumpió la secretaria, silenciándolo al llevarle un dedo a sus labios-. Yo lo vi en tus ojos, lo sentí en tu mirada, tan pronto entré por esa puerta el día de la entrevista. 
- Eh... bueno... -balbuceó-. Sí, es cierto, tú belleza destacó sobre el resto de las desaliñadas candidatas, ¡Pero no es lo que parece! ¡ESTOY CASADO! -gritó el hombre, levantando su mano a la cara de la secretaria y mostrándole el brillante anillo que había en su dedo anular. 
- Eso no importa, a mi me gusta compartir -sentenció la secretaria y, agarrándole la mano a su jefe, se metió el dedo anular a la boca y le quitó el anillo con los dientes. 

Anonadado, el jefe empezó a sudar frío y un segundo más tarde la secretaria se lanzó sobre él... ... ...

- ¡¿Querido?! ¡Querido, despierta! ¡Amor! ¡¿Estás bien?! -se escuchó una voz por toda la oficina. 
- ¡Ahhhhh! -despertó súbitamente el hombre, con la frente empapada y una extraña expresión de horror y pena en su rostro.
- ¿Estás bien, querido? 
- Sí... sí... estoy bien -afirmó el hombre luego de un rato de silencio en el que recorrió toda su oscura habitación con la mirada. 
- ¿Pesadilla? -le preguntó, pero el hombre solo le limitó a asentir con la cabeza-. Lo siento mucho -le dijo, abrazándolo-. Pero solo fue un sueño, no te preocupes, yo estoy aquí, contigo. 
- Gracias -respondió el hombre con voz seca. 
- ¿Quieres hablar al respecto? ¿Que estabas soñando?
- No, no, no -negó rápidamente el hombre con la cabeza-. Esta ha sido la peor pesadilla que he tenido. Fue muy horrible, no quiero ni recordarla.
- Oh, lo siento mucho, ¿hay algo que pueda hacer para hacerte sentir mejor? 
- Sí... -respondió el hombre, tras sacudir su cabeza en un intento de sacudirse la pesadilla de su mente-. ¡Muchos! -añadió, señalando su mejilla con su dedo índice.
- ¿De verdad? ¡¿En serio?! -le preguntó, entusiasmado, y al ver a su esposo asentir, pegó un brinco de emoción-. Pero estoy barbudo, y pensé que no te gustaba porque la barba te hace cosquillas. 
- Sí, pero creo que me haría bien reír un po...

Y sin dejarlo terminar, se lanzó sobre él para inundarlo con tantos besitos en la mejilla que le produjeron una carcajada que le hizo olvidar su pesadilla. 

Fin.

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1384 - El Demonio Confundido.

Sir Helder Amos | sábado, julio 11, 2020 |
Mientras Satán hacía su inspección rutinaria por todas las celdas del infierno, se quedó plasmado al sorprender a uno de sus más leales demonios parado frente al espejo probándose unas alas blancas (un poco ensangrentadas) en su espalda.

- ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO? -bramó Satán, emitiendo fuego por todo su cuerpo.
- ¡Oh! ¡Mi señor! ¡Nada, nada! ¡Se lo prometo! -exclamó el demonio, pegando un brinco y tratando de esconder las alas de la vista de su amo. 
- ¡NO ME MIENTAS, QUÉ TE VI! 
- Eh.. está bien, mi-mi señor -balbuceo el demonio, mostrándole las alas-. Les arranqué estas alas a una paloma para ver cómo me quedaban -admitió, el demonio, muy apenado. 
- ¿POR... ? -empezó a rugir Satán, sin embargo, al ver lo aterrado que estaba el demonio, tomó un respiro, y se calmó un poco-. ¿Por qué? -le preguntó, más gentilmente. 
- No lo sé, mi señor, desde la última vez que regresé de la tierra no me siento seguro de mi mismo, -empezó a confesar el demonio-, porque todo salió mal, el alma del joven mago con el que había hecho un trato me la robo una chica que se enamoró de él, ella con su amor rompió nuestro pacto, y me dijo algo... me dijo algo, que me dejó muy confundido. 
- ¿Qué fue lo que te dijo? -inquirió Satán, completamente calmado e interesado en el relato del demonio. 
- Pues, me dio las gracias y me dijo que si no hubiera sido por mí, ella nunca hubiera conocido al joven mago y que a pesar de que yo era un demonio, era un demonio bueno... Eso me dijo... Pero todos los demonios somos malos o debemos ser malos, ¿no?... los demonios buenos no existen, bajo su premisa, entonces, yo sería un... ¿ángel? -concluyó el demonio, mostrándole las alas de paloma que sostenía en sus manos y alzando los hombros.
- ¡Vaya! -soltó Satán asombrado y, entrando a la celda del demonio, selló la puerta con fuego tras de él-. Creo que ha llegado el momento...
- ¡No! ¡Por favor, mi señor! ¡No me castigue! ¡Le prometo que no volverá a pasar! -lo interrumpió el demonio, suplicándole y arrodillándose ante él.
- ¡Cállate y párate, inútil! - bramó Satán- ¡No me interrumpas! Ha llegado el momento de que sepas la verdad...

Fin.

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1383 - Mal Humor Matutino.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 08, 2020 |
A pesar de que cuando le propuso matrimonio le advirtió que siempre despertaba de mal humor, desde que se casó empezó a despertar con una gran sonrisa al verlo durmiendo a su lado. 

Fin.

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875 - La lección sobre el amor.

Sir Helder Amos | viernes, julio 03, 2020 |
Al anochecer, para explicarle como funciona el amor a su pequeño aprendiz, el maestro ninja lo llevó a una colina alejada de la ciudad. 

- Así es el amor - le dijo el maestro al pequeño, señalando el cielo nocturno sobre la ciudad, desde dónde empezaron a explotar fuegos artificiales de todos colores y formas. 

- ¡Guao! - exclamó el pequeño, sorprendido con la belleza de los fuegos artificiales y los ¡Boom! Que estos producían al explotar - ¡Son bellos! - continuó diciendo, anonadado; al rato, cuando el show se hubo terminado,  éste señaló el cielo y añadió - pero, mire, maestro, se están desvaneciendo poco a poco, y... Y ya se desaparecieron por completo, ¿Así es el amor?

- Si, pero aún falta la mejor parte. 

- ¿Cuál? - preguntó el pequeño, mirando fijamente el oscuro cielo nocturno, luego, de la nada, el cartucho de uno de los fuegos artificiales que había explotado, le cayó en la cabeza, golpeándolo fuertemente- ¡Auch! ¡Duele! - gritó el aprendiz con lagrimas en el ojos; mientras que el maestro, quien había calculado la dirección y velocidad del viento exacta para enseñarle al pequeño la lección, sonreía picaramente 

Fin