818 - La maldición del vestido.

Sir Helder Amos | viernes, febrero 27, 2015 |
Cuando abrió el closet y vio que su vestido blanco y dorado, se había tornado azul y negro, pegó un grito, horrorizada, y cayó de bruces, muerta, sobre el frio piso.

Fin. 

817 - El vecino con ansiedad social.

Sir Helder Amos | viernes, febrero 20, 2015 |
- ¡Vamos, vamos, ciérrate, rápido! - le suplicó en un murmullo a la puerta del ascensor para que no le diera tiempo al vecino, que venía a cierta distancia detrás de él, montarse y subir con él. 

"¡Ay que odioso y mal educado!" pensó el vecino cuando escuchó, a lo lejos, la puerta del ascensor cerrándose. 

Fin. 

816 - La rencorosa y el arrepentido.

Sir Helder Amos | miércoles, febrero 18, 2015 |
Todas las noches, a las dos de las mañana, el fantasma de su esposo lograba escaparse por un mínuto del segundo círculo del infierno para visitarla y pedirle perdón; pero ella, firme a su palabra, lo esperaba con la almohada en la mano, lista para lanzársela al espectro de su esposo cuando apareciera y gritarle: "¡NO! ¡NUNCA TE PERDONARÉ! ¡CANALLA!" 

Fin

814 - El regalo de San Valentín.

Sir Helder Amos | sábado, febrero 14, 2015 |
Cuando recibió su regalo, se emocionó mucho de escuchar los maullidos que salían de la caja; su novio le había regalado eso que quería: un gato.

Emocionada, sacó al animal de la caja, lo alzo en el aire y luego de abrazarlo y de besarlo, lo puso en el suelo y se dispuso a leer la nota que su novio le había enviado junto al animal que decía:

"Espero que disfrutes el regalo que te di, aunque sea el último, porque no quiero seguir esta relación contigo; te quiero mucho, pero ya no soporto más tus celos y tus escenitas, espero que aprendas a controlarte y a no ser tan acosadora y obsesiva, para que algún día puedas encontrar a alguien que te ame, porque de lo contrario, si no cambias, este pequeño minino que hoy te doy, será el primero de los muchos que tendrás cuando llegues a vieja sola."

Fin.

813 - Amor después de la muerte.

Sir Helder Amos | viernes, febrero 13, 2015 |
Justo antes de que el zombie se comiera el último cerebro que quedaba sobre la faz de la tierra, vio a lo lejos a la mujer, zombie, también, que había amado cuando era humano y, acercándose a ella, la invitó a compartirlo con él; tal como lo había hecho la niche que la conoció cuando estaban en vida con el último pedazo de pastel de chocolate que quedaba en aquel restaurante lujoso.

Fin. 

812 - Infidelidad y apariencias.

Sir Helder Amos | jueves, febrero 12, 2015 |
Cuando llegó a casa, después de haber tenido un encuentro con su amante, encontró a su esposo siéndole infiel con otra mujer.

- ¡¡¡¿Qué haces con esa mujer?!!! - le gritó, fingiendo ira y desesperación, mientras que su corazón brincaba de la emoción, porque finalmente tenía una excusa para separarse de él y ser feliz con el otro, que, según ella, si era el verdadero amor de su vida.

Fin.

811 - Emergencia amorosa.

Sir Helder Amos | miércoles, febrero 11, 2015 |
Mientras su esposo estaba en el baño, a mitad de la cita que ella había planificado con el fin de revivir la chispa de su relación que, poco a poco, se había ido apagando por su agobiante trabajo, el teléfono de su esposo repicó:

- ¿Aló? - contestó.
- Buenas, ¿se encuentra el doctor? Uno de sus pacientes acaba de llegar al hospital y necesita ser atendido de urgencia.
- Lo siento - dijo la mujer - pero el doctor no está disponible en estos momentos, porque se encuentra atendiendo otra emergencia más importante para él.

Fin.

810 - Caso resuelto.

Sir Helder Amos | martes, febrero 10, 2015 |
Cuando entró a la oficina del detective y vio a aquel hombre alto, fornido y misterioso parado al lado de su ventana, su corazón le dio un brinco y sintió como si el aire le faltara.

- Buenos días, Señorita, ¿en que la pueda ayudar? - le preguntó el detective al verla, con una voz gentil y mirándola fijamente a los ojos.
- Yo, éste... - titubeó, perdida en los ojos marrones de aquel hombre tan majestuoso -  yo había venido a contratar sus servicios para que me ayudara a encontrar el amor de mi vida; pero...
- ¿Pero? - inquirió el detective.
- Pero creo que ya lo he encontrado - le respondió ella sonrojándose.

Fin.

809 - Sacrificio amoroso.

Sir Helder Amos | lunes, febrero 09, 2015 |
- ¡Feliz día de los enamorados, querida! - le dijo su nuevo novio mientras le regalaba una caja enorme de bombones de chocolate, y ella, después de besarle y agradecerle por su regalo, agarró, con manos temblorosas, uno de los bombones y se lo llevo a la boca, arrepintiéndose por no haberle contado nunca que era alérgica al chocolate.

Fin.

808 - Deseos del día de San Valentín.

Sir Helder Amos | domingo, febrero 08, 2015 |
Un novio, muy detallista y enamorado, llevó a su novia a celebrar el día de los enamorados, a un exclusivo templo sagrado donde les dieron un pequeño pedazo de papel a cada uno para escribir tres deseos para su pareja.

El novio, emocionado, porque, según la leyenda, los deseos que uno escribía en los pedacitos de papel de ese templo siempre se cumplían, escribió:
  • Deseo que nunca se canse de mí.
  • Deseo que siempre esté a mi lado.
  • Deseo que me ame para toda la vida.
Mientras que la novia escribió:
  • Deseo que se vuelva millonario.
  • Deseo que se case conmigo.
  • Deseo que se muera rápido.
Con el tiempo, todos los deseos se cumplieron y ambos fueron felices a su manera.
Fin.

807 - Los grandiosos días del hombre común.

Sir Helder Amos | miércoles, febrero 04, 2015 |
Había una vez un hombre común, como tú o como yo, que todos los días, cuando se despertaba, se decía a si mismo: "Hoy será un gran día lleno de aventuras."

Después de decirse esas palabras, el hombre común, se desayunaba, se iba al trabajo, revisaba el correo, salía a almorzar en el mismo lugar de siempre, regresaba al trabajo, chismeaba con sus compañeros, salía del trabajo, se quejaba por el trafico, llegaba a casa, prendía la televisión y luego, a las once, se iba a la cama.

Una vez en su cama, el hombre común pensaba: "Wow! ¡Qué gran día he tenido!" y recordaba, con una sonrisa en la cara,  los pocos momentos que habían hecho que su día fuera diferente de todos los demás días. Sin embargo, justo antes de quedarse dormido, su sonrisa desaparecía y pensaba por un segundo: "Odio mi aburrida y monótona vida."

Fin.