1011 - La anaconda.

Sir Helder Amos | sábado, julio 30, 2016 |
Cuando lo vio regresar, se deslizó hacia él y lo abrazo fuerte, muy fuerte.

Fin.

1010 - El monstruo obscuro.

Sir Helder Amos | miércoles, julio 27, 2016 |
Cuando entré al baño y me miré en el gran espejo, pegué un salto atrás debido al susto que me llevé al ver, en mi reflejo, a un horrible monstruo obscuro con grandes ojos rojos, dos largos cuernos y una aura de oscuridad que cubría todo mi cuerpo.

Sin embargo, al notar que nadie a mí alrededor se había exaltado por mi transformación, volví a mirar mi reflejo y descubrí que todo había sido una jugarreta de mi imaginación.

Fin.

1009 - La gran herencia.

Sir Helder Amos | domingo, julio 24, 2016 |
- ¿Tú no eres el hijo de los Williams? -le preguntó el doctor al muchacho que iba pasando por uno de los pasillos de la clínica.
- Sí. Dr. Defoe ¿Cómo está?
- Bien, muchacho, ¡cuánto has crecido! Casi no te reconocía, ¿qué haces por acá? 
- Vine a recoger la gran herencia que me dejaron mis padres -respondió el muchacho, blandiendo en el aire el sobre blanco que tenía en sus manos.
- ¡¿Se murieron el Sr. y la Sra. Williams?! ¡Vaya! ¡Mi sentido pésame, muchacho!
- ¡Jajaja! No, no, doctor, mis padres siguen vivos.
- ¿Y entonces? ¡No bromees con esas cosas muchacho!
- Pero no es mentira, doctor, mire -dijo el muchacho entregándole el sobre que contenían los resultados de sus exámenes-. Confirmado, diabético como mi madre e hipertenso como mi padre.
- ¡Ah! ¡Ya entiendo! -vociferó el doctor, rompiendo en carcajadas-. ¡Vaya herencia que te dejaron!
- Sí. Y yo que esperaba un Ferrari.

Fin.

1008 - El superpoder de la autoridad.

Sir Helder Amos | martes, julio 19, 2016 |
El día que se graduó de la academia de policía y recibió su medalla, sintió que con ella también le otorgaban el superpoder de la autoridad y, poco a poco, a medida que recorría las calles con su uniforme y su medalla, fue confirmando su superpoder, cada vez que los ciudadanos lo respetaban y se detenían cuando les alzaba la mano estirada o les decía: "Alto".

Un día, cuando los mafiosos más peligrosos de la ciudad robaron el banco, el joven policía, quien estaba cerca del lugar de los hechos y presenció cómo los maleantes escapaban en un coche  rojo, confiado de su superpoder, se paró en medio de la carretera, alzó la mano estirada y gritó: "¡Alto!" para que los ladrones detuvieran su auto y fueran apresados por la autoridad.

Sin embargo, los malhechores no consideraron ni por un segundo detenerse y, en cambio, pisaron más fuerte el acelerador del vehículo, arrollando a toda velocidad al joven policía.

Y fue en ese momento, segundos antes de su muerte que, tirado en el caliente pavimento y bañado en su propia sangre, descubrió que la autoridad no brinda ningún superpoder.

Fin.

1007 - El reloj procrastinador.

Sir Helder Amos | sábado, julio 16, 2016 |
A pesar de todas las cosas que tenía que hacer, no quería levantarme de la cama, así que miré el reloj y, al ver que eran las 3:30 p.m., me dije: "a las 4:00 p.m. comienzo". De tal forma, me quedé descansando, mirando como las manecillas del reloj se movían lentamente, acercándose, con cada segundo, a la hora que había fijado para levantarme.

Sin embargo, a lo que el reloj marcó las 3:59 p.m. se detuvo y, a pesar de que el tiempo sigue corriendo, yo sigo acá, en cama, esperando que sean las 4:00 p.m. para levantarme.

Fin.

1006 - El psiquiatra.

Sir Helder Amos | martes, julio 12, 2016 |
Cuando entró en consultorio del mejor psiquiatra de la ciudad se quedó pasmado y pensó, por unos segundos, que realmente estaba loco, porque cuando vio que las paredes estaban cubiertas de tapices de un bosque encantado y que, en vez de un diván o un escritorio, en el centro de la habitación había, en cambio, una larga mesa llena de platos, tazas y teteras; con un hombre vestido de manera muy peculiar, que usaba un gran sombrero que tenía una nota pegada con los números "10/6", que estaba caminando muy cuidadosamente sobre la mesa para tratar de no pisar y quebrar ningún plato.

- Disculpe. ¿Este es el consultorio del psiquiatra?

Pero en vez de responder, el hombre del sombrero miró al recién llegado con ojos muy abiertos y una expresión sombría en su rosto y le preguntó:

- ¿Has visto al conejo blanco?
- No, disculpe, creo que me he equivocado de sala -se excusó, dando la vuelta sobre sus talones y abandonando el consultorio rápidamente.
- Bueno, -le susurró el hombre del sombrero a un pequeño conejo que sacó de uno de sus bolsillos- supongo que ese no estaba tan loco después de todo.

Fin.

1005 - La victima del sistema.

Sir Helder Amos | domingo, julio 03, 2016 |
- ¡¡¡AAAAAHHHH!!! ¡¡¡Ya no puedo más!!! ¡Suenen la alarma! ¡Estoy loco! ¡Loco! -gritó, de la nada,  mi compañero de cubículo, desesperado, arrancándose la camisa y lanzando al aire todos los papeles que tenía en las manos-. ¡Suenen la alarma! ¡Qué vengan por mí! ¡No me importa! ¡Yo no estoy loco! ¡Los locos son ustedes, qué pasan sus días encerrados en estos cubículos de 2x2, creyendo que están viviendo! ¡Este sistema está podrido! ¡Esto no es vida!

Silenciosamente, presioné el botón rojo que tenía debajo de mi escritorio y vi como rápidamente aparecieron dos guardias para llevarse a mi compañero.

Después de que desaparecieron por la salida de emergencia y todo se calmó,  conté con mis manos los 6 casos de locura espontánea que habíamos vivido esa semana y, al mismo tiempo, me pregunté si yo sería la próxima víctima.

Fin.