1159 - El Encuentro.

Sir Helder Amos | sábado, noviembre 25, 2017 |
Esa noche, lo encontré sentado junto a la ventana, mirando la lluvia caer con una sonrisa triste en su rostro y, a pesar de que no lo conocía y de que sabía que lo molestaría porque se le notaba que quería estar solo, me acerqué y le dije: “Hola”.

Fin.

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1158 - El Cazador de Ballenas.

Sir Helder Amos | miércoles, noviembre 22, 2017 |
A pesar de que hubiera preferido ir al zoológico, cuando el pequeño entró en el acuario y empezó a ver los tanques repletos de extraños y coloridos peces, pensó que no estaba tan mal después todo y que, de hecho, le gustaría visitarlo más seguido.

A medida que el día avanzaba, el niño aprendió mucho sobre el mundo acuático y se sintió tan fascinado que soñó, por un momento, que cuando fuera grande se convertiría en un defensor de los mares para proteger a los peces y a todas las especies marinas en peligro de extinción.

De tal forma, cuando el pequeño fue elegido por el entrenador de orcas para que alimentara a una de ellas en el show especial del acuario, el niño se acercó brincando de felicidad y emoción al escenario que había sobre la gran piscina, sin poder creer en su suerte.

Pero, después de recibir las instrucciones del entrenador, cuando se acercó al agua y estiró su mano para lanzar el pez que le habían dado para alimentar a la orca, esta saltó inesperadamente de debajo del agua y, de un mordisco, se comió el pez y la mano del niño.

El pequeño, empapado y tan pálido como un fantasma, pegó un grito de horror y, agarrando su brazo mutilado con la otra mano, lo acercó a su cara para verlo mejor; pero tan pronto lo tuvo frente a sus ojos, un gran chorro de sangre tibia empezó a salir de la herida, bañándolo y tiñendo toda su ropa y el agua de la piscina de rojo.

Al ver todo esto, el entrenador de la orca, a pesar de su sorpresa, agarró al niño y lo bajó rápidamente del escenario para llevarlo al hospital; pero ya no se podía hacer nada, el niño había perdido su brazo y su sueño había cambiado.

Fin.

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1157 - El Unicornio Nocturno.

Sir Helder Amos | domingo, noviembre 19, 2017 |
Tan pronto caía la noche, el precioso unicornio perlado salía galopando libremente por la pradera bajo los brillantes rayos de luz de luna que hacían relucir todo su pelaje y larga cola con cada paso que daba.

Hasta que, a mitad de la noche, el mítico animal llegaba a un pequeño riachuelo donde saciaba su sed y lavaba su preciado cuerno de marfil, antes de seguir su camino en busca de aventuras llenas de acción, princesas y dragones, que transformaban su mística vida en maravillosos cuentos de hadas casi imposibles de creer.

Sin embargo, a lo que el sol se asomaba por el horizonte, las fantásticas aventuras de este bellísimo ser legendario concluían con el cantar de los gallos del establo, que despertaban al pobre, viejo, feo y amargado burro de su plácido sueño.

Fin.

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1156 - Tiempo Perdido.

Sir Helder Amos | lunes, noviembre 13, 2017 |
Mientras se quejaba por todo el papeleo que tenía pendiente, se dejó caer sobre el escritorio y, al hacerlo, tropezó el delicado reloj de arena que usaba como pisapapeles, el cual se cayó dando tumbos en el aire y se partió estruendosamente en mil pedazos al estrellarse contra el piso, esparciendo sus finos y dorados granos de arena por todo el estudio. 

Fin.

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1155 - El Arte de Leer los Labios.

Sir Helder Amos | viernes, noviembre 10, 2017 |
“Yo también” –me aseveró, a pesar de que, segundos antes, mis tensos y temblorosos labios no habían podido decirle: “Te Amo”.

Fin.

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1154 - Turbulencia.

Sir Helder Amos | martes, noviembre 07, 2017 |
Tan pronto abordaron, un viejo muy arrugadito de la primera fila se puso cómodo y se quedó tan profundamente dormido que sus ronquidos se escuchaban por todo el avión.

Después de la primera hora en el aire de ese viaje trasatlántico, muchos de los pasajeros empezaron a quejarse por los ronquidos del viejito pero, cada vez que alguien se acercaba para despertarlo, regresaba a su asiento con el corazón arrugado al verlo dormir tan plácidamente.

De esta forma el viaje continuó sin ningún otro percance hasta que, de pronto, el avión empezó a vibrar, todas las luces de emergencias se encendieron y, mientras las azafatas corrían de un lado a otro, el capitán anunció que debido a una falla en los motores estaban perdiendo altura drásticamente y que posiblemente se estrellarían en el océano.

Entrando en pánico, todos los pasajeros empezaron a gritar, a llorar y a rezar; e inesperadamente un hombre regordete de las últimas filas se levantó y preguntó:

- ¿Nadie va a despertar al viejo?
- ¡¿Para qué?! –bramaron algunos, confundidos.
- Para decirle lo que está pasando –respondió el gordo, muy lógicamente-. Quizás…

Pero antes de que pudiera aclarar su punto de vista, el resto de los pasajeros empezaron a abuchearlo y a insultarlo por su cruel sugerencia; sin embargo, todo este alboroto despertó al viejito.

- ¿Qué está pasando? –preguntó, consternado.

Al verlo despierto, todo el mundo calló súbitamente.

- ¿Qué está pasando? –repitió el viejito, alarmándose.
- Disculpe, señor, no está pasando nada, –le respondió una valiente azafata con una gran sonrisa-. Solo estamos atravesando un poco de turbulencia, así que le agradecería que se abroche el cinturón y que siga durmiendo.

Fin.

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1153 - La Cana de la Oveja Negra.

Sir Helder Amos | sábado, noviembre 04, 2017 |
Esa noche, mientras cepillaba su lana, la oveja negra se encontró con una brillante cana que relucía entre su oscuro pelaje y, recordando cómo esa mañana había obedecido las órdenes del pastor al no alejarse mucho del rebaño, pensó que ya estaba muy vieja para seguir siendo la rebelde de la familia.

Fin.

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1152 - El Sabbat Rosado.

Sir Helder Amos | miércoles, noviembre 01, 2017 |
Cuando Satanás se materializó sobre el pentagrama de sal que había en el piso, se sorprendió al ver que la habitación en la que había sido evocado estaba pintada de un rosa pálido muy cariñoso y que estaba amueblada con una cama cubierta con sábanas de color rosa brillante, que contrastaba con el tono de rosa más oscuro de las cortinas y un par de estantes de madera, también pintados de rosado, donde reposaban decenas de esponjosos ositos de peluche de todas las tonalidades de rosado que existen.

Soltando un bufido, Satanás se fijó que en las paredes había fotos de gatitos, chicos guapos y un grupo de amigas muy lindas, delicadas y de la alta sociedad; que eran las mismas que estaban formando un círculo tomadas de la mano alrededor de él.

- Muy bien… -gruñó el Diablo, mirando a sus sectarias-. ¡Pinky Promise que no lo dirán a nadie que aquí fue donde volví a la vida! –exclamó, con un tono de voz feminizado, mientras estiraba sus meñiques hacía las chicas para sellar el trato.

Fin.

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⚠ EXTRA ⚠



Corto Animado realizado por un grupo de estudiantes de Animación Digital en Santo Tomás.

Satán tomando el té con su séquito. 
Muchas gracias a @lokesolundr por esta espectacular ilustración que hizo inspirada en el Sabbat Rosado.