“
Miau” se escuchó, interrumpiendo la explicación del arqueólogo guía, y todo el mundo se quedó mirando a la viejita que llevaba un gran bolso.
- Señora, ¿trae un gato consigo? –le preguntó el guía.
- ¡Ay! –chilló la viejita, revisando su bolso-. Es mi pequeño Botas, ¡no sé cómo pudo haberse metido ahí dentro!
- Los gatos no están permitidos en el Templo, señora –habló firmemente el guía-. ¿O acaso no sabía que miles de gatos fueron lanzados dentro de aquel pozo debido a que la tribu que construyó este templo creía que al sacrificar a los pobres felinos tendrían una vida 9 veces más larga que la del resto del mundo?
- Discúlpeme, yo… -balbuceó la viejita, sonrojándose-. Yo no sabía, yo solo vine de paseo.
- Así que tengo que pedirle qué por favor se retire con su gato y la próxima vez que regrese lo haga sin invitados no deseados –le ordenó el guía, mirando minuciosamente a la viejita.
- Discúlpeme, no lo sabía –dijo la viejita, bajando la cabeza-. ¿Por dónde está la salida?
- Por allá –le señaló el guía, apuntando severamente con el dedo.
Pidiendo disculpas y haciendo una pequeña reverencia con la cabeza repetidamente, la viejita se encaminó a la salida, pero a lo que el guía continuó con su explicación, vio como la anciana giraba bruscamente sobre sus talones y empezaba a correr en dirección contraria a la salida.
- ¡Señora, espere! ¿A dónde va? –le gritó el guía, tratando de abrirse paso entre los turistas que lo rodeaban.
- ¡Idiotas! ¡JAJAJA! –gritó la viejita, sin detenerse hasta llegar al pozo de los sacrificios, donde sacó al pequeño Botas de su bolso y lo arrojó con todas sus fuerzas al fondo.
“
Miiiiaaaaauuuuuuuuuuu” se escuchó el maullido del gato desvanecerse a medida que caía en el oscuro y profundo pozo.
Fin.
Para mantenerte al día con todos los microrrelatos nuevos, tips de escritura, datos, contenido extra y mucho más, sígueme en:
Google Play Store: 365 Microcuentos
Twitter: @
365Microcuentos
Facebook: @
365Microcuentos
Instagram:@
365Microcuentos