Después de aquellas largas y dolorosas horas de parto, cuando finalmente tuvo al ensangrentado y recién nacido bebé entre sus brazos, gritó horrorizada:
- ¡Qué horrible!¡Quitámelo de encima! ¡Es un monstruo! ¡Mátalo! ¡Es el hijo del demonio! ¡Mátalo! ¡Mátalo!
Fin.
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