Al llegar al bosque, los amigos se adentraron en él buscando el mejor lugar para acampar entre los centenares de árboles centenarios, pero cuando finalmente encontraron un pequeño claro y estaban armando la carpa, escucharon el grito de una chica.
Alarmados, los chicos dejaron lo que estaban haciendo y corrieron a buscar a la chica para ayudarla, a la cuál encontraron no muy lejos de su locación tirada en el suelo.
- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron los amigos, casi al unísono.
- Sí, sí, disculpen si los asusté, -respondió la chica con una dulce y cálida voz al mismo tiempo que se ponía de pie y se quitaba el pelo de la cara para mostrarles su inigualable belleza.
Ella tenía unos grandes y brillantes ojos verdes, carnosos labios rojos y un pálido color de piel que aunado a su tonificado cuerpo, parecía sacada de un programa de belleza.
- Estaba caminando entre los árboles y me resbalé por ese montículo de arena -explicó la chica, a pesar de que los chicos no le habían prestado mucha atención por estar embelesados con su apariencia.
- ¡¿Qué te pasó? ¿Estás bien?! -le preguntaron después de un rato, al salir de su embelesamiento.
- Sí, muchas gracias, -respondió ella, con un tono juguetón en su voz- ¿Qué hacen tres valientes caballeros por este bosque?
- ¿Caballeros, nosotros? No, no, nada -respondió uno, ruborizándose.
- Solo vinimos a acampar esta noche -añadió otro.
- Escapando de la ciudad, tú sabes... -finalizó el tercero.
- ¿Y tú? -le preguntaron los tres al unísono.
- ¿Yo?... Pues... -empezó a decir la chica, jugando con sus cabellos-, Yo estoy buscando a la bruja de este bosque, he leído muchas historias de terror sobre ella y me encantaría descubrir si las leyendas son ciertas.
- ¿Y estás sola? -indagó uno de los amigos.
- Sí, solita -respondió la chica, sacando el labio inferior por un momento-, ¿y ustedes? ¿No les gustaría acompañarme a buscar a la bruja o algún trazo de su existencia?
- Solo somos nosotros tres -respondió uno.
- Muchas gracias por el ofrecimiento, pero sólo queremos relajarnos y disfrutar de la naturaleza -añadió otro.
- Sin embargo, si gustas puedes unirte a nosotros, tenemos cerveza, vamos a hacer una fogata y asáremos malvaviscos -la invitó el tercero.
- Suena divertido, -dijo la chica con un tono gélido-, pero prefiero seguir buscando a la bruja por mi cuenta, espero se diviertan, hasta luego.
Y sin decir más nada la chica se dio la vuelta y desapareció entre los árboles, dejando a los tres amigos muy confundidos, quienes regresaron a terminar su campamento hablando de lo hermosa era y lo raro que había sido su encuentro.
Mientras tanto, no muy lejos del campamento de los amigos, se escuchó el graznido de un cuervo, que descendió del cielo y se posó sobre el hombro de la chica que espiaba a los amigos entre los árboles. Pero tan pronto las garras del cuervo tocaron a la chica, la apariencia de esta cambio drásticamente, tornándose en una vieja andrajosa con una larga cabellera blanca enmarañada que cubría su cara llena de arrugas y verrugas.
- ¡Kaaa! -graznó el cuervo.
- Sí, Malphas, hubieran sido la víctima perfecta -dijo la vieja.
- ¿Kaaa? -graznó de nuevo el cuervo.
- Ya conoces las reglas, Malphas, -respondió la vieja, alzando su mano para acariciar la cabeza del cuervo-, solo pueden ser de nosotros aquellos que nos busquen.
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Fin.
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