1055 - El ciempiés sagrado.

- Tengan cuidado por donde caminan -advirtió el profesor a sus alumnos, mientras los guiaba por el templo milenario-. Estas ruinas están colmadas de ciempiés que eran considerados sagrados por las antiguas civilizaciones que vivían aquí. Así que debemos respetar sus creencias y tener mucho cuidado de no pisar ninguno, porque si les hacemos daño podríamos tener una vida llena de desgracias.

Sin embargo, el niño más inteligente de la clase, mientras se jactaba con sus amigos que él no creía en ninguna de esas historias y creencias divinas, le dio un pisotón a un grotesco ciempiés que yacía en frente de él para demostrarle a sus compañeros lo que decía.

Al ver este gran acto de rebeldía, todos los demás alumnos se sorprendieron tanto que gritaron aterrados y, cuando sus estruendosos gritos resonaron por todo el templo, las paredes empezaron a crujir y a desmoronarse.

- ¡Corran! -gritó el profesor, al notar que era cuestión de segundos antes de que el templo se viniera abajo.

No obstante, a pesar de las rocas que caían del techo, casi todos los alumnos salieron ilesos del templo menos uno, aquel que había pisado el ciempiés se tropezó mientras corría y se torció el tobillo del mismo pie con el que había pisado al insecto. Lo que le enseñó una valiosa lección a sus compañeros aunque, después del accidente, el pequeño rebelde continuara con su vida como si nada y, pensando que todo había sido una casualidad de muy mal gusto, siguiera creyendo ferviente en sus palabras.
Fin.

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