De tal forma, en la nochebuena, se quedó encerrado en su pequeño departamento, cerró todas las ventanas y puertas con la única llave que tenían para que nadie lo molestara y, después de servirse un vaso de leche y un plato con galletas de chispas de chocolates, trabajó toda la noche hasta quedarse profundamente dormido sobre sus papeles sin ni siquiera tocar su comida.
Al día siguiente, se extrañó mucho al abrir los ojos y notar, inmediatamente, que el vaso de leche y el plato de galletas estaban vacíos. Luego, cuando sintió un delicioso y fresco aroma en su nariz, alzó a vista y, poniéndosele la piel de gallina, descubrió que, en medio de su pequeño departamento, había un gran pino decorado con todos los adornos navideños que había desechado y, debajo, había un gran regalo empacado con un papel rojo brillante y un lazo blanco como la nieve.
Fascinado, tomó el regalo entre sus manos y, con una sonrisa, leyó la pequeña tarjeta que estaba dedicada a: "Mi idiota preferido" (con su nombre entre paréntesis) y firmada por Santa.
Fin.
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