Mientras me comía el helado ella me miraba sonriente, y más de una vez le pregunte si quería un poco, aunque sea para probarlo, a lo que ella se negó rotundamente; pero una vez que terminé de comer, la mujer empezó a llorar y con voz quebrada me dijo:
- ¿Como puede ser posible que te comieras ese helado para dos sin mi?
Y salió corriendo de la heladería sin decir nada más.
Fin.
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