El gorila, hastiado de tanta burla, decidió dejar de bailar ballet; pero al pasar unas semanas se dio cuenta que sus días se habían vueltos grises y aburridos sin sus rutinas de baile, así que buscó en lo más recóndito de la selva un lugar desolado donde pudiera practicar sin ser visto y sin que nadie lo molestara.
Paso el tiempo y el gorila, que practicaba todos los días su rutina de baile, se convirtió en el mejor bailador de ballet en la tierra, mejor incluso que cualquier humano; pero nadie nunca lo supo, porque el gorila solo bailaba en aquel lugar donde nadie podía verlo ni molestarlo.
Fin.
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