507 - El regreso.

Estiré mi mano, ya casi alcanzaba la cálida luz que cegaba mis ojos y me llenaba de felicidad; pero cuando me faltaban un par de centímetros para llegar a ella, sentí como una fuerza invisible me jalaba por los píes de regreso a la oscuridad y mi mente empezó a recordar súbitamente todos mis problemas, mis tristezas, mis intentos fallidos... Abrí los ojos.

- ¡LO TENEMOS! - gritó el doctor.

Fin.

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