Mientras esperaba la cuenta de la mesa número seis, cerró los ojos un momento y se imágino en la portada de las revistas más prestigiosas, los flashes de las cámaras de los paparazzi acosándolo mientras caminaba por la calle, sus millones de fans gritando su nombre y pidiéndole autografos...
Sonó la campanilla, la cuenta estaba lista, abrió los ojos y suspiró desanimado.
- Algún día, algún día... - Se decía para si mismo mientras le llevaba la cuenta a la mesa número seis, quienes se quejaron de los altos precios y ni siquiera le dejaron propina.
Fin.
Comparte este Post: