En la rama de un árbol seco, estaban dos cóndores viendo como su próxima cena se moría deshidratada, y cuando finalmente estiró la pata, el primer condor despegó las alas para volar hacía su cena; pero el segundo condor lo detuvo diciéndole:
-¡Espera!
- ¿Por qué? ¡Tengo hambre!
- Acaba de morir, todavía está muy caliente, si te lo cómes así te dará dolor de barriga.
Fin.
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