Compartían miradas tímidas y una que otra sonrisa desde el otro lado de la Sala de Espera, quizás estaban hechos el uno para el otro, o quizás se hubieran convertido en enemigos de por vida; pero eso nunca lo supieron, porque ninguno de los dos tuvo el coraje necesario para levantarse y decir un simple 'Hola'.
Fin.
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