458 - El poeta.

Recitaba sus versos a todo pulmón en el gran y agitado centro, con una calavera en la mano y derramando una o dos lagrimas de vez en cuando debido a los recuerdos que sus letras le traían, su plan era cambiar el mundo con sus poemas,  tocando uno a uno de los corazones de los transeúntes que por allí pasaban; pero lamentablemente, nadie lo escuchaba.

Fin.

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