565 - Cada centavo cuenta.

Cuando una señora adinerada terminó de pagar su compra en el supermercado y la cajera le dio un par de monedas de un centavo de cambio, la mujer adinerada miró con desprecio las pequeñas monedas y las tiró al suelo como si estas no valieran nada.

Yo que estaba observando todo esperando en la linea para pagar mis productos, corrí hasta donde estaba la mujer adinerada y dándole un pequeño empujóncito me agaché a recoger las monedas que ella había tirado, ese par de centavos eran justo lo que necesitaba para poder comprarme una leche achocolatada que había dejado en el carrito de compras porque antes no me alcanzaba.

Fin.

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