El tiempo pasó y el pasante aprendió muchas cosas nuevas en su trabajo y pronto supo como solventar aquel gran error que había cometido; pero cuando terminó su pasantías, sus superiores lo llamaron para decirle que su labor en la empresa había sido excepcional y que si no hubiera sido por un gran error que él había cometido, lo hubieran contratado con los ojos cerrados; pero que por culpa de ese error tenían que despedirlo.
El pasante, tratando de conseguir el trabajo, se disculpó mil veces por haber cometido aquel gran error y se excusó diciendo que ya él lo había solucionado; sin embargo, cuando los superiores oyeron esto, le explicaron que desde un principio ellos sabían de aquel gran error que él había cometido; pero que esa no era la causa de su despido, si no haberse quedado callado cuando cometió aquel gran error en su primer día como pasante.
Fin.
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