Un día, al tropezar, perdió el equilibro y cayó de bruces contra el pavimento, fracturándose el cráneo y muriendo instantáneamente y la piedra que presenció todo lo acontecido, se destornilló de la risa y se movió un poco para ver si podía hacer caer a la mujer de tacones rosados que todos los días pasaba por su lado.
FIN.
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