Luego se sentó a la mesa, se ató una servilleta alrededor de su cuello, sonrió y le dijo a su víctima que yacía amordazada encima de la mesa.
- No me mires con esos ojos, que solo hacen que te veas más deliciosa.
FIN.
Si te gustó este Microcuento, compártelo en tus redes sociales y suscríbete a mi Lista de Correos para recibir nuevos Microcuentos directamente en tu correo electrónico.
Twitter: @365Microcuentos
Comparte este Post: