241 - Poniendo la mesa.



Con mucha calma y tarareando una de sus canciones preferidas, fue poniendo poco a poco todos los utensilios que necesitaría para poder cenar: un cuchillo, un cubierto, una sierra, un martillo, un mazo y unas tijeras.

Luego se sentó a la mesa, se ató una servilleta alrededor de su cuello, sonrió y le dijo a su víctima que yacía amordazada encima de la mesa.

- No me mires con esos ojos, que solo hacen que te veas más deliciosa.

FIN.

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