- ¿Por qué dices eso? ¿Acaso se te olvida qué quien los creo fui yo? y te recuerdo, que todo lo que yo creo es perfecto.
- Yo lo dudo, porque cuando los creaste, se te olvido algo.
- ¿Y se puede saber qué se supone que es eso que se me olvido? - Respondió Dios un tanto consternado porque alguien había descubierto una falla en su creación.
- Un botón de autodestrucción - respondió el Diablo.
Dios se quedó en silencio un rato, pensando en lo que había dicho su gran amigo, hasta que descubrió su trampa y luego de lanzar una carcajada le dijo:
- ¡Jajaja! ¿En verdad creíste que te iba a poner las cosas tan fácil? ¿Tú nunca cambiaras? ¿No? ¡Picarón!
El diablo no respondió y solo se limitó a encogerse de hombros y a esbozar una malévola sonrisa.
- ¡Jajaja! ¿En verdad creíste que te iba a poner las cosas tan fácil? ¿Tú nunca cambiaras? ¿No? ¡Picarón!
El diablo no respondió y solo se limitó a encogerse de hombros y a esbozar una malévola sonrisa.
FIN.
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