Subió al atico para ver que era lo que estaba causando tanto ruido, y cuando entró, vio que las luces titilaban, que todos los juguetes que estaban allí guardados estaban encendidos y volando, que el mecedor que se encontraba en el centro del atico se estaba moviendo solo y que nadie estaba tarareando aquella extraña canción de cuna.
Viendo todo esto, salió corriendo del atico, asustado, y cerrando la puerta tras de sí se dijo a si mismo "Debe haber sido el viento, sí, debe haber sido una corriente de viento" a pesar de que sabía de que en el atico no habían ventanas.
FIN.
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