Desde que te fuiste mi corazón se ha llenado con una profunda tristeza de la cual no me puedo librar, y ahora que ya no estas, te llevo siempre en mis pensamientos, recordando tu mirada y el sonido de tu risa, preguntándome cuando será el día en el que pueda volver a ver tus verdes ojos y a escuchar reírte a carcajadas como solías hacerlo cuando estabas a mi lado.
Por aquí, en el mundo de los mortales, las cosas siguen iguales; a pesar de que pareciera que estuvieran peores porque ya no estás aquí y sin ti todo es más difícil, el sol ya no brilla como antes, las nubes parecen más grises y la grama se seca más rápidamente desde que te fuiste.
Te extraño mucho querido amigo, y a veces pienso en alterar el orden divino de las cosas para que podamos encontrarnos antes de lo planeado por la providencia, porque la espera se hace cada día más difícil y no hay señales de vaya a ser corta, porque a diferencia de ti cuando estabas en vida, yo cuento con muy buena salud y tengo mucho dinero que me aseguran una vida larga y prospera; pero ¿Para qué quiero yo una vida larga y prospera si mi corazón se está desangrando de tristeza dentro de mi y no puedo disfrutar de los placeres de la vida a tu lado?
Y esa es mi situación actual, estoy viviendo una vida donde mi única motivación es mi pronta muerte, para que podamos volver a vernos tal cual como me lo prometiste con tu último respiro en aquel terrible momento en el que te tenía en mis brazos y tu alma abandonó por siempre este mundo.
Espero que tú estés bien por allá, y que estés esperando mi llegada tanto como yo estoy esperando emprender mi viaje hacia ti.
Siempre tuyo.
Sir. D.W.
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