Tan pronto tuvo las llaves de su nueva cabaña, entró y se sentó junto a la ventana mirando el mar, al fin su sueño se había realidad: tener una cabaña junto al mar; y haciendo caso omiso de la alerta de evacuación, se quedó sentado junto a la ventana, sonriendo, viendo como la gran ola del tsunami se hacía más y más grande a medida que se acercaba. Nunca se había sentido tan feliz en toda su vida.
Fin.
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