“Estoy listo” pensó, creyendo que nadie se daría cuenta, pero cuando salió del baño, allí estaba, parada como un toro furioso en frente de la puerta, su mamá lo esperaba con una sonrisa macabra en los labios y su cinturón de cuero en las manos.
- O-o-olvidé la toalla -balbuceó el pequeño al verla-. ¿Me la pasas, por favor? Para darme un baño rápido.
Fin.
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