Cuando el Oso Pardo vio relucir en su oscuro pelaje una brillante cana, supo que su tiempo cazando salmones junto al río y rascándose con la corteza de los árboles del bosque estaba llegando a su fin, porque se estaba acercando el momento de jubilarse y emigrar al norte, donde pensaba encajar perfectamente con el gélido clima una vez que su pelaje se tornara completamente blanco.
Fin.
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