325 - Al el Cielo van los justos y al Infierno los pecadores.




Después de que la bala atravesó su cabeza, su cuerpo sin vida cayó al suelo y un segundo después su alma se levantó y vio su propio cadáver mientras se elevaba a los cielos; pero tan pronto sus pies se despegaron del suelo, una gran grieta se abrió y de las profundidades de la tierra salió una mano cadavérica, que lo agarró por su tobillo izquierdo y lo arrastró consigo de vuelta al infierno.

FIN.

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