Después de que la bala atravesó su cabeza, su cuerpo sin vida cayó al suelo y un segundo después su alma se levantó y vio su propio cadáver mientras se elevaba a los cielos; pero tan pronto sus pies se despegaron del suelo, una gran grieta se abrió y de las profundidades de la tierra salió una mano cadavérica, que lo agarró por su tobillo izquierdo y lo arrastró consigo de vuelta al infierno.
FIN.
Si te gustó este Microcuento, compártelo en tus redes sociales y suscríbete a mi Lista de Correos para recibir nuevos Microcuentos directamente en tu correo electrónico.
Twitter: @365Microcuentos
Comparte este Post: