La emoción que siente un niño al entrar en los arcos dorados, solo se puede comparar con la de un adulto al recibir un aumento de salario.
FIN.
Si te gustó este Microcuento, compártelo en tus redes sociales y suscríbete a mi Lista de Correos para recibir nuevos Microcuentos directamente en tu correo electrónico.
Twitter: @365Microcuentos
Comparte este Post: