Mientras que en un pueblo alejado de la ciudad, una mujer vestida de novia que había cometido sacrilegio ahorcaba al Sacerdote progenitor del embrión que llevaba en su vientre; en la ciudad, los médicos luchaban para salvar a un bebé que nacía con el cordón umbilical enrollado en su cuello; y así, en el preciso momento en el que el Sacerdote, sonriendo, dió su último respiro, el bebé tomó su primera bocanada de aire y rompió en llanto.
FIN.
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