- Si, maldita estupida, no te quiere, no te quiere, y nunca te querrá - decía la flor mientras se reía malévolamente, cómo su única forma de consolación entre todo su sufrimiento, después de que una joven enamorada la hubiera arrancado de su jardín y hubiera mutilado despiadadamente todos y cada uno de sus pétalos, solo para saber si su nuevo amor la quería o no.
Fin.
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