Cuando se desató la tormenta, corrió para refugiarse debajo un gran árbol para mantenerse seco, haciendo caso omiso del horrible recuerdo de su profesora de primaria con su pelo rubio enmarañado, sus dientes amarillos y separados y sus gafas rojas de pasta que hacían ver sus ojos tres veces mas grandes de su tamaño normal, que decía con tono alarmadado: "Los arboles son los para-rayos de la naturaleza, cuando llueva, nunca, repito, NUNCA busquen refugio debajo de un árbol."
Y lo último que pensó antes de que un rayo cayera sobre él y el árbol donde se refugiaba fue: "Mi maestra si que estaba loca."
Fin.
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