254 - Las últimas de Cupido.




En las calles de New York City me encontré un indigente muy peculiar que tenía un par de alas desplumadas, usaba pañales y en sus manos sostenía un arco con un cesto de flechas vacío  y un aviso que decía: "El amor se ha acabado, estoy desempleado" ante tal triste situación, me acerqué y tiré un par de monedas en la tacita de peltre que reposaba a su lado, él levantó la mirada sorprendido por mi acto caritativo y dijo:
- El amor pronto llegará a tu vida.
- Muchas gracias por sus buenos deseos - le respondí - pero mi corazón me lo han roto tantas veces que ya no creo en la existencia de aquello que llamas amor.
Y al terminar de decir tan horribles palabras, vi al pobre indigente morir ante mis ojos, víctima de un ataque al corazón.
FIN.

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