1361 - El Unicornio de Verdad.

Cuando el humo de la cápsula se disipó, la científica ahogó un grito de alegría al ver que el pequeño unicornio blanco estaba respirando y moviendo muy lentamente sus patitas.

En ese momento, la vida de la científica pasó por sus ojos y recordó las palabras que su padre le dijo cuando era tan solo una niña:

- Si te esfuerzas todos tus sueños se pueden hacer realidad -la alentó su padre, mientras la cubría con una cobija antes de dormir.
- ¿Hasta los sueños imposibles, papi? -recordó haberle preguntado cuando era niña.
- Sí querida, hasta los sueños imposibles, porque cuando te esfuerzas todo es posible.
- ¡¡¡Sííí!!! ¡Algún día voy a tener un unicornio!

Luego su mente dio un salto a su adolescencia y recordó todos los problemas y discusiones que había tenido con sus padres por preferir ir a la universidad en vez de trabajar en el negocio familiar.

De nuevo, sus recuerdos dieron un salto a sus años de estudios universitarios y recordó todas las horas qué pasó llorando y estudiando las difíciles materias de biología animal y estructura molecular.

Finalmente, el último recuerdo que invadió su mente fue cuando empezó a trabajar en el laboratorio y recordó el momento en que todos sus nuevos compañeros de trabajo se burlaron de ella y la llamaron loca por querer crear un unicornio mezclando el ADN de diferentes tipos de animales.

Pero un ruido la trajo de vuelta al presente. El pequeño unicornio había abierto los ojos y estaba intentando pararse, pero le costaba mantener el equilibrio. Se veía tan adorable que, en vez de ayudarlo, no pudo evitar quedárselo viendo y sonreír con su corazón a brote.

Fin.

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