Mientras se acercaban volando, en círculos, al cadaver del Rey, sus picos se les hacían agua, porque por años y años habían visto como los demás humanos servían y trataban al Rey con delicadeza y devoción, así que pensaron que su carne debía ser especial: más sabrosa y jugosa que la de los demás.
Sin embargo, cuando finalmente aterrizaron, y empezaron a picotear el cuerpo del Rey, los buitres empezaron a quejarse entre ellos:
- ¡Meh! Esta carne sabe igual que la de los esclavos que matan en la mazmorras -dijeron, decepcionados.
Fin.
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