- ¿Tú tambien? - le preguntó el pescador.
- ¿Disculpe? - se excusó el joven sin saber si era con él.
- ¿Tú tambien quieres escapar? - repitió el pescador, empezando a buscar algo entre una pila de objetos que tenía en el bote.
- ¿Por qué lo pregunta?
- Porque todos los días conozco uno o dos jóvenes como tú, que vienen a este muelle a apreciar el mar con ganas de escapar - explicó, agarrando un chalecho salvavidas extra entre sus manos.
- Ah - dijo el joven - no, yo solo quiero nadar, pero pareciera que el agua está muy fría.
- ¡Solo salta y ya! - gruñó el pescador, tirando el chalecho de nuevo en la pila de objetos y empezando a alejarse en su bote.
- ¿Se va?
- Si, si no quieres escapar, entonces no te puedo ayudar.
El joven vio alejarse al pescador y luego de un gran rato, se puso de pie, soltó un gran suspiro y se alejó reprochándose a si mismo: "¡Demonios! Debí haberme traído el traje de baño."
Fin.
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