650 - A veces, el adulterío se paga caro.

El sónido de la puerta delantera abriendose hizo que se detuvieran en lo que estaban haciendo.

- ¡Llegó mi marido!
- ¡¿Qué?! ¡¿Pero supuestamente él no llegaba hasta las seis?!
- Si; pero no se que ha pasado hoy, escondete debajo de la cama, ¡rápido, ya viene subiendo las escaleras!

Y cuando se escondió debajo de la cama, ella se levanto de la cama, corrio hacía la puerta y se lanzó en los brazos de su marido.

- ¡¿Por qué te tardaste tanto?! ¡Casi tengo sexo con él!
- Lo siento, me entretuvo la vecina hablandome de sus gatos - le respondió éste, calmado, mientras presionaba el interruptor que estaba al lado de la puerta, y al hacerlo del piso que había debajo de la cama salieron miles de agujas que mataron en segundos al hombre que allí se escondía.

Fin.

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