El tiempo pasó y la bailarina se hizo mucho daño practicando el pas de deux, porque no tenía quien la recibiera en sus brazos cada vez que daba un salto, ni quien la ayudara a mantener el equilibro al girar sobre la punta de sus dedos; pero a pesar de todo, ella siguió practicando y haciendo lo imposible, logró bailar un pas de deux ella sola.
Finalmente, cuando el amor de su vida llegó, la bailarina, quien se había acostumbrado a bailar sola, no supo como bailar el pas de deux con alguien a su lado.
Fin.
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