- Y digame, su majestad, ¿de qué color es la flema?
- Eh... éste... - titubieó la Princesa por un momento mientras examinaba, rápidamente, con la mirada, toda la habitación en busca de ayuda - Esmeralda.
- ¿Cómo? - indago el doctor, confundido.
- Verde esmeralda - respondió la Princesa ruborizándose un poco y bajando la mirada al suelo.
Y al escuchar la respuesta, la reina, que estaba al otro lado de la habitación, sonrió levemente y se sintió muy orgullosa de su hija.
Fin.
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