658 - Fiebre a 43° C

Abrí los ojos y ví el sol brillando fuertemente en el cielo, sediento y sudoroso, reuní la poca fuerza que me quedaba y logré ponerme de píe para seguir caminando por el amarillo y caliente desierto; después de dar un par de pasos vi a lo lejos un oasis, y emocionado, corrí hacía él con todas mis fuerzas; pero mientras mas corría, más se alejaba el oasis; era un espejismo y desanimado me deje caer en la caliente arena amarilla, ya no tenía fuerzas para seguir...

Cuando desperté, estaba en el hospital que se encontraba a dos cuadras de mi casa, con un suero conectado a la vena de mi brazo y un termometro metido en la boca.

Fin.

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