600 - La hija del cura.

Todos los hombres del pueblo conocían el secreto que escondía la hija del cura debajo de su hábito, porque todos ellos habían sido víctima de sus encantos y habían caído en las garras de tal ‘diabólica mujer’ como le decían ellos.

La hija del cura era muy peculiar, a ella le gustaba jugar; pero al mismo tiempo defendía fervientemente sus creencias, y es por eso que todos los hombres del pueblo habían sido avergonzados por ella, porque cuando se la llevaban a la cama y le levantaban el hábito, se encontraban con un cinturón de castidad de plata y antes de que pudieran decir o hacer nada ella gritaba muy indignada:

- ¡Pecador! ¡Te quemarás en el infierno, pecador, por tratar de aprovecharte de una persona inocente como yo!

Fin.

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